Mi opinión
Se viene desarrollando con éxito en Lima el Primer Taller Regional para la Conservación del Cóndor Andino, evento científico que reúne a expertos y autoridades sectoriales de seis países sudamericanos comprometidos con la protección del más grande de los carroñeros que vuelan sobre las alturas del planeta. Les quería contar que en la última edición de Viajeros presentamos a propósito del cónclave limeño un trabajo sobre el estado de la especie en Perú escrito por el biólogo Renzo Piana, amigo de esta casa y editor del Boletín de la Unión de Ornitólogos del Perú.
Los cóndores del Perú, reverenciados desde tiempos remotos por los antiguos peruanos, hace mucho que están en situación vulnerable, lo hemos venido comentando en las últimas ediciones de nuestra publicación impresa después de recoger los testimonios de expertos como Piana, Fernando Angulo y Rob Williams, entre otros. Hoy por la tarde voy a ir al taller para empaparme un poco más del tema, resulta escalofriante saber que solo cincuenta cóndores andinos sobreviven en el Ecuador. ¿Cuántos quedarán en Perú? La cifra de 2500 individuos que ha dado la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor el día de ayer nos parece magnífica, habíamos escuchado en otros espacios cifras mucho menores.
Buenos vientos para la especie, ojalá que los esfuerzos de tantos investigadores y gente competente no sean en vano y los cóndores del Perú, tan agobiados por el Yawar Fiesta y otros anacronismos, encuentren las condiciones para perpetuarse como especie. Alguna vez me comentaron en Bayóvar, norte peruano y otrora lugar de alimentación para cóndores de diferentes procedencias, que estos fueron expulsados por los nuevos habitantes de esos extremos: los perros finos que acompañan a los excursionistas, los vehículos 4 x 4 que rugen por todas partes y nosotros, los miembros de la especie que se ha convertido en su principal antagonista.
Expertos internacionales reunidos en Lima pidieron que los países andinos sumen esfuerzos y tomen decisiones políticas para evitar la extinción del cóndor andino (Vultur gryphus), el ave carroñera más grande del mundo.
El llamamiento fue realizado por la directora ejecutiva del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del Ministerio de Agricultura y Riego, Fabiola Muñoz, durante el Primer Taller Regional para la Conservación del Cóndor Andino, que se celebra en Lima hasta el 9 de mayo, informaron fuentes oficiales.
En la cita participan expertos de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, los países donde habita el cóndor.
Muñoz remarcó que «se busca contar con una estrategia y plan de acción regional para la conservación del cóndor andino, que incorpore una política pública y tome como elementos la educación ambiental», también destacó la importancia de la investigación en las universidades y los estudios de las organizaciones no gubernamentales.
La Directora de la Dirección de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor, Jessica Gálvez-Durand, refirió que en Perú la población estimada del cóndor andino es de menos de 2 500 individuos, aunque hasta el momento no existe un censo nacional.
En Perú, el cóndor andino es una especie considerada «en peligro de extinción» y a escala internacional está protegida por la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (Cites).
El investigador científico Hernán Vargas, de The Peregrine Fund, mencionó, por su parte, que la población de cóndores en Ecuador solo llega a 50 individuos, por ello se han tomado acciones para su conservación como la crianza en cautiverio y el uso de la telemetría satelital para investigar su desplazamiento y lugares de migración.
Robert Wallace, representante de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS), mencionó que se busca estandarizar las metodologías para el censo y monitoreo del cóndor andino.
Los expertos remarcaron que el cóndor andino «es una especie única, longeva, que es capaz de volar grandes distancias, tiene una baja tasa de mortalidad natural y de reproducción, dado que puede criar un solo pichón cada dos a tres años».
Las principales causas de la disminución de su población, indicaron, están relacionadas «con la percepción que esta especie ataca al ganado, el envenenamiento involuntario por el control de depredadores, el uso de ejemplares en fiestas tradicionales y la comercialización de sus plumas y partes».
«Se trata de una especie carroñera, es decir se alimenta de animales muertos, no de animales vivos, por eso se dice que cumple un rol fundamental al limpiar la naturaleza», concluyeron.
8/05/2015