San Bartolo. Lo del Dakar en nuestro país ha sido y será un tema polémico. Mi posición la conocen, ha sido pública y está sintetizada en dos notas que pueden consultar.
La primera es del 2012 y la colgué en mi viejo blog Boleto de Ida (“Después del Dakar, ¿qué?” https://boletodeida.wordpress.com/2012/01/23/108-despues-de-dakar-que/ 22/1/2012);la segunda es de un año después y se puede leer todavía en mi cuenta de Facebook (“Mi problema con el Dakar” https://www.facebook.com/guillermo.reano/posts/10200351199045525
7/1/2013).
Menciono lo anterior para que no se me acuse de ambiguo y se me quiera decapitar por claudicante y timorato. Reitero lo que dije en la mañana: el Dakar que se acaba de cancelar venía siendo abordado de otra manera, las autoridades sabían que si no actuaban de forma cuidadosa les iba a caer un apanado de proporciones.
Termino lanzando otra idea disonante: en tiempos como estos, los radicalismos no son buenos compañeros de la razón y el sentido común. La gente quiere espectáculo, se ha acostumbrado al brillo de los oropeles y las lentejuelas, la sensatez no tiene cabida en nuestro circo cotidiano. Las voces diferentes afectan a la platea, la perturban en grado sumo. Ergo, hay que buscar soluciones intermedias, consensos. Sin dramatizar ni hacer cuestión de estado. Hay que aprender a conciliar. Y en eso creo que andaban los que querían compatibilizar la fiesta Off Road con la conservación de nuestros patrimonios. Salvo que alguien diga lo contrario.
24/08/2015