Mi opinión
Sigo con atención el trabajo de rewilding o asilvestramiento que viene realizando Tompkins Conservation en la Patagonia y en la región del Chaco, bastante más al norte de su zona de intervención inicial. El esfuerzo de los equipos que ha convocado Kris Tompkins para perpetuar el legado de su esposo, el filántropo Douglas Tompkins y el suyo propio es inspirador en estos tiempos de tantos desánimos y poco que mostrar en materia de cuidado natural.
Sus programas de conservación y monitoreo de poblaciones de huemules (o tarucas), pumas, cóndores y ñandúes en el Parque Nacional Patagonia, en Chile, merecen ser estudiados en el Perú para replicarlos en zonas donde la urgencia es perentoria. Pienso en los suris, los ñandúes que todavía nos quedan en Moquegua, Tacna y Puno. Según el censo del 2016 en esos tres departamentos se reportaron solo 350 individuos de Rhea pennata, el nombre científico de la especie altiplánica.
En la región de Aysén, Tompkins Conservation ha logrado reintroducir más de 35 ñandúes de Magallanes (Pterocnemia pennata pennata), una de las dos especies que habitan Chile, en un área que durante muchos años venía siendo utilizada como estancia ganadera. Les dejo una nota sobre este sobrecogedor esfuerzo de sanar lo que destruimos. Mañana, domingo, vamos a subir un largo reportaje sobre los trabajos de los Tompkins al sur del continente. Buen fin de semana.
Recuperando al ñandú en la región de Aysén
Tompkins Conservation
Catorce nuevos ñandúes habitan hoy en el Parque Nacional Patagonia, gracias a la liberación de estas aves realizada el pasado sábado en el Centro de Reproducción para la Conservación del Ñandú ubicado en la región de Aysén. Esta actividad, realizada con todas las medidas de seguridad en el contexto de la pandemia, se enmarca en el programa de Rewilding -o restauración ecológica- impulsado por Tompkins Conservation con el apoyo de CONAF y que tiene como objetivo alcanzar la conservación de ecosistemas completos y saludables a través del fortalecimiento de poblaciones que se encuentran disminuidas en número debido debido a la caza y fragmentación de sus poblaciones por la presencia de cercos.
Si bien el ñandú es una de las especies más icónicas de la estepa patagónica, en la región de Aysén ha estado al borde de la extinción debido a factores como la caza excesiva, la recolección de huevos, la predación por perros y la destrucción de nidos. Para revertir esta tendencia, Tompkins Conservation inauguró en 2015 el Centro de Reproducción para la Conservación del Ñandú en el Parque Nacional Patagonia, el único en su tipo en Sudamérica.
Cristián Saucedo, administrador de Rewilding de Tompkins Conservation Chile, destacó: “Esta es la cuarta liberación realizada en el parque, por lo que ya son 38 los individuos sueltos a la vida silvestre. Partimos el programa con solamente 15 ejemplares en el medio silvestre y hoy ya registramos más de 60 , por lo que hemos logrado triplicar la población de esta especie en peligro de extinción en menos de 5 años. Esta acción se enmarca en un trabajo a largo plazo que hemos realizado por más de quince años para que el Parque Patagonia proporcione hábitat para todas sus especies originales luego que el territorio estuviera destinado a la ganadería extensiva asociada con una serie de impactos a los ecosistemas durante muchos años”.
Hoy Conaf también es parte importante de este ambicioso proyecto, dado que luego de la donación de Tompkins Conservation al Estado de Chile se firmó un convenio entre ambas instituciones para dar continuidad y colaborar en las acciones en pro de la conservación y recuperación de la vida silvestre.
Al respecto el Director Ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), José Manuel Rebolledo destacó: “Este programa de vida silvestre, que considera una reproducción exsitu de esta especie es el primero en su tipo establecido al interior de un Parque Nacional y surge como parte del acuerdo de colaboración entre Tompkins Conservation Chile y CONAF, pero sigue la línea que la Corporación viene desarrollando para la conservación de las especies amenazadas. En este contexto, nuestros guardaparques han participado activamente en distintas actividades, ayudando a translocar a los charitos, instalar cámaras trampa, monitorear las áreas de acceso público para detectar la presencia de pumas, seguimiento de huemules, además de otras acciones para promover la recuperación de las poblaciones nativas y detectar amenazas a la diversidad biológica dentro del parque”.
La liberación de los ñandúes es la etapa cúlmine de un complejo proceso que comienza con la recolección de huevos en la Estancia Baño Nuevo, ubicada a unas 8 horas del Parque Nacional. Luego los huevos son incubados artificialmente en Coyhaique, hasta que nacen los primeros charitos. Ahí comienzan un largo viaje en avioneta para ser recibidos en el parque, donde se intenta que los polluelos sean adoptados por parte de los machos reproductores del centro de reproducción, -quienes están a cargo de criar a los charitos- y sobrevivan frente a las inclemencias climáticas de la Patagonia. Luego de unos 4 o 5 meses, y una vez que han aprendido de su padre las conductas habituales de la especie son liberados a la naturaleza para recuperar la población silvestre de ñandúes del Parque Nacional.
Acerca del programa de Vida Silvestre
El Programa de Vida Silvestre – Rewilding del Parque Nacional Patagonia, se ha desarrollado desde el año 2005 por Tompkins Conservation, y cuenta con cuatro subprogramas enfocados en grandes especies símbolos de la fauna de la Patagonia: Conservación y Monitoreo del Huemul; Monitoreo del Puma patagónico, Conservación del Cóndor Andino y la Conservación y Recuperación del Ñandú. Luego de la donación del sector de Valle Chacabuco al Estado de Chile, Tompkins Conservation seguirá ejecutando este programa por los próximos cuatro años, en colaboración con Conaf.