Mi opinión
“Cada vez que alguna asociación naturalista hace pública la lista de las especies zoológicas en vías de extinción, busco ansiosamente en ella a los militares (,,,) y a los promotores de ideas para mejorar la condición de los humanos por medio del exterminio de buena parte de ellos”. La cita es magnífica, es de Fernando Savater, el respetado filósofo y opinante español. Encontré su último libro en la espectacular librería del Fondo de Cultura Económica del centro histórico de Bogotá y lo metí inmediatamente en mi faltriquera. Prometo darme un tiempito para leerlo con absoluta atención, los fundamentalismos deben ser enfrentados y derrotados por la razón. Ese ha sido el grito de occidente desde la Enciclopedia y en ese afán debemos perseverar.
En la siguiente entrevista el autor de Ética para Amador analiza desde su atalaya algunos temas de coyuntura que por estos lares se miran con mucha simpleza.
Entrevista tomada de Internet
Cuenta Fernando Savater que cuando el ayatolá Jomeini lanzó su fatwa mortífera contra Salman Rushdie, por su libro Versos satánicos, el filósofo español se encontraba en Londres, y le llamó la atención que entre las pancartas de apoyo a Rushdie en Trafalgar Square había una que decía: ‘¡Avisad a Voltaire!’.
Algo parecido ocurrió en enero pasado, luego del atentado terrorista contra la revista Charlie Hebdo, cuando la gente, durante la marcha de apoyo, cargaba pancartas con la silueta de Voltaire. “Y luego, a los días siguientes leí en la prensa que las ventas de El tratado de la tolerancia, de Voltaire, se habían disparado, y se había vuelto un best seller”, comenta Savater al sorprenderse con este hecho de que la gente recurriera otra vez a la figura del filósofo francés.
De esta manera, el autor de Ética para amador, que es un gran admirador del pensador francés, se dio a la tarea revisar los textos que tenía sobre él, así como la pequeña antología que había escrito de su obra, para dar vida a Voltaire contra los fanáticos, el libro que acaba de llegar a las librerías.
La publicación, además de analizar el legado del filósofo y de presentar una antología de frases suyas sobre diferentes temáticas de la vida humana, incluye al final cuatro ejercicios volterianos que escribió Savater, como se lo explicó a EL TIEMPO.
¿En qué consisten estos ejercicios?
Yo lo que quería era seguir la línea de Voltaire, que escribió para su siglo, para su época, y evidentemente no se ocupó de los problemas que hoy nos preocupan a nosotros, porque vivió 200 años antes. Sin embargo, su forma de presentar de manera clara y con un toque de humor las cosas, de apoyar las posturas que hacían avanzar a las sociedades y no simplemente las que llevaban muerte y destrucción, es parte del estilo volteriano. Entonces, yo quería, modestamente, mostrar que ese estilo puede continuar, que Voltaire no es solamente una figura allá en un podio, sino que ha abierto una forma de actuar que hoy también puede ser nuestra, y que sirve para los que escribimos en prensa, o los que escriben en un blog, en Twitter o donde sea.
Uno de los orígenes del libro es una clara reflexión sobre el fanatismo. ¿Qué es un fanático?
Un fanático es el que considera que la idea que tiene, que considera excelente, no es simplemente un derecho suyo, sino que cree un deber suyo imponerla a todos los demás. La fórmula volteriana de “piensa como yo o muere” es bastante simbólica de lo que es el fanatismo.
‘Las teocracias islámicas mantienen a los países que las padecen en situaciones de enanismo político, estético, científico y social’, comenta. ¿Qué futuro vislumbra para estos países?
Yo espero, incluso, que estos grupos tan violentos y fanáticos, cuando sean vencidos, si es que –como todos deseamos– llegan a serlo, hagan que las sociedades reaccionen y que busquen formas de pensamiento más amplias. Hoy no hay que olvidar que ciertamente son los propios musulmanes los que más padecen a estos fanáticos, como ha pasado recientemente en las mezquitas donde ponen las bombas. Verdaderamente, los musulmanes son sus primeras víctimas, y creo que sería bueno que esto hiciera reaccionar a esa gente de todos esos lugares a buscar unas formas más abiertas, flexibles, democráticas de organizar esos países. Los países evolucionan cuando la gente puede leer libros o ver opiniones diferentes en la televisión, una situación que no existe allí.
Usted comenta que Voltaire es el inventor del intelectual moderno. ¿Qué caracteriza a este tipo de pensador?
El intelectual moderno es una figura que goza de influencia y de cierto poder de persuasión político en el mundo, solamente por su prestigio personal. Antes, los que podíamos llamar intelectuales eran los profesores de las universidades medievales, que eran grandes intelectuales, pero que no contaban con una proyección sobre la sociedad. El intelectual de hoy es aquel artista o escritor que quiere, con sus ideas, influir en el transcurso de los acontecimientos sociales y políticos de la sociedad. Voltaire fue el primero que, sin más armas y sin más instrumentos que el prestigio de su nombre, llegó a ser conocido por personas que incluso no lo habían leído, y ese nombre se convirtió en una influencia para apoyar varias causas.
¿Estamos viviendo hoy una especie de desmesura de opinadores con esta explosión de las redes sociales?
Esa es una transformación histórica muy grande. Es decir, los grandes intelectuales, como lo fueron en su momento Voltaire y, luego, Émile Zola, Jean-Paul Sartre o Bertrand Russell eran de alguna manera intelectuales que utilizaban los periódicos, la televisión o sus libros para influir. Claro, internet y las redes sociales han cambiado mucho la situación. Y como usted bien dice, hay miles de aspirantes a Voltaire contando sus opiniones. Hoy no se puede decir que haya un gran intelectual que tenga una figura porque está mucho más diluido, hay muchas más opiniones. Es verdad que las opiniones corren mucho más rápido, desde Bogotá hasta Nueva Zelanda y Pekín, pero es un cambio. No podemos echar de menos lo que pasaba en la época en que había pocas personas que leían, que aparentemente era una cosa mucho más lenta que ahora, y no había grandes apoyos audiovisuales. Hoy en día, probablemente Voltaire tendría Facebook y Twitter, y manejaría estos instrumentos porque él era muy dado a comunicarse.
¿Esa cantidad de opiniones afecta en algo la calidad?
En la época de Voltaire, en Francia, había una tasa de analfabetismo del 80 por ciento. Entonces, claro, las personas capaces de, primero, saber quién era Voltaire y, luego, leer sus opiniones no serían más de un 10 por ciento, como mucho, de la población. Hoy, las sociedades están mucho más alfabetizadas, y sobre todo a cualquiera le llegan noticias, mejor o peor interpretadas. Y cuando tenemos más información, tenemos más que pensar. En aquellas épocas, la gente se dedicaba a rezar y a escuchar los sermones del cura.
Usted también aprovecha para reflexionar sobre la vulnerabilidad de la juventud frente al fanatismo…
Los jóvenes son más influenciables; por eso los educamos, porque los niños y los adolescentes son personas que pueden escuchar y pueden recibir una visión del mundo positiva, y por eso los que hemos apostado por la educación siempre creemos que esta labor es muy importante. Pero también sabemos del reclutamiento de jóvenes que hacen los fanáticos, porque ellos no solamente se dedican a matar, sino también a reclutar a otras personas para que maten por ellos y para que compartan su fanatismo. Es evidente que los jóvenes son unos instrumentos mucho mejores para causar muertes que los viejos; pero, además, los jóvenes todavía tienen esa especie de inconsciencia de la muerte propia. Todos, cuando hemos sido jóvenes, nos hemos creído inmortales, mientras que con los años uno ya va viendo la muerte como una realidad cercana.
En un aparte usted anota:
‘Cuidado con lo que predicas, Francisco, que donde las dan, las toman’, aludiendo a la famosa frase del Papa, del puñetazo que se ganaría quien insultase a su madre. ¿Qué mirada tiene del actual pontífice?
Poco puedo decir porque no soy una persona religiosa y no sigo mucho las opiniones de Francisco, yo sigo mis propios criterios. Pero bueno, este papa parece que efectivamente, por un lado, apoya causas sensatas, no que las haya inventado él, sino que la mayoría de las personas las apoyamos también, como la lucha contra la violencia, la ayuda a los pobres, etc. Y luego, tiene también otras muchas causas que son supersticiosas, como comúnmente hace la Iglesia, en campos como el aborto, o como la última encíclica, en cuestiones ecológicas. Yo veo que todavía hay una mezcla en él de cosas buenas y de cosas malas.
En esa misma línea, ¿cómo ve lo que viene haciendo Obama?
Es una figura política que me ha despertado una gran simpatía. Me parece que es un hombre razonable, moderado, lleno de buenos propósitos, como por ejemplo el haber sacado adelante la reforma sanitaria en contra de los peores reaccionarios de Estados Unidos; yo creo que es un avance importante. Y lo mismo en el terreno del matrimonio gay. Creo que ha apoyado causas importantes y ha sido bastante tenaz, porque la mayoría de los políticos son censurados por no haber cumplido lo que prometieron en la campaña electoral, pero en cierta forma Obama se ha ganado las críticas porque ha intentado cumplir lo que dijo.
¿Se desmorona el modelo europeo con todo este escándalo de Grecia?
Grecia ha sido siempre un problema. Entró de malos modos a la Unión Europea (UE): mientras que España estuvo 11 años preparándose y tuvo que hacer una serie de ejercicios económicos y democráticos, hasta que se nos admitió en le UE, Grecia entró escasamente en un par de años, con las cuentas económicas falsificadas y una serie de detalles que hacían temer que las cosas saldrían mal. Ha sido un país muy corrupto, en el que la gente no pagaba impuestos y se evadían grandes capitales de manera escandalosa. En fin, realmente, el panorama de Grecia a lo largo de los años ya era muy malo y ha llegado a una situación insostenible. Y Europa es una unión porque tiene unas normas de juego comunes que hay que aceptar y practicar y, claro, no se puede permitir el lujo de tener un jugador que juega con sus propias reglas y no con las de los demás, y además lo hace con el dinero de nosotros.
¿Cómo ve la movida de los partidos políticos españoles Ciudadanos y Podemos?
Creo que han hecho mella en los tradicionales y es evidente, como se ha visto en las últimas elecciones municipales. La cosa positiva de todos estos nuevos partidos es que han movilizado a mucha más gente a interesarse por la política. Recuerde que yo siempre he sostenido que una democracia somos todos, y que todos debemos intervenir, que todo el mundo debe jugar su partida y buscar lo mejor para el país. Sin embargo, hay algunos partidos, como por ejemplo Podemos, que se basan en ideas de una izquierda que a mi juicio es muy rancia, muy simplista, que, más que reformas, lo que prometen es revanchas, venganza contra muchos que han abusado del resto del país. Es un partido como el que está gobernando en este momento en Grecia. Un equipo que, más que hacer prósperos a los países, agrava sus males, a pesar de prometer la redención. Ciudadanos, en cambio, creo que es un partido interesante, yo lo he apoyado siempre y creo que es distinto a los partidos tradicionales, pero a la vez mantiene ideas de reforma y de que el país permanezca unido, dentro de las pautas democráticas. Está bien que haya más competidores.
15/07/2015