Don Víctor Zambrano es un héroe ambiental no me cabe la menor duda.
Conversar con él es un lujo. Nadie sabe tanto de la Reserva Nacional Tambopata como este hombre sabio que creció en sus bosques y supo vincularse desde temprano con sus pobladores: ese ejas indómitos y dueños ancestrales del Tambopata, madereros de porte firme, campesinos llegados de todas partes tratando de hallar fortuna.
También mineros, sí, estas selvas en apariencia infinitas han sido frecuentadas desde siempre por buscadores de oro de toda laya.
He llegado al albergue turístico que ha acondicionado dentro del Área de Conservación Privada K`erenda Home que protege desde hace varios años para saber su opinión sobre lo avanzado estos días.
Víctor Zambrano, no lo había dicho, es el presidente del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Tambopata.
“Aunque la intervención no ha sido gradual, como habíamos reclamado, saludamos lo que se ha avanzado hasta el día de hoy. Eso es lo que estábamos reclamando: firmeza y continuidad en las acciones”, me dice.
“Toca ahora hacer las precisiones que estamos reclamando para que la estrategia que se está implementando nos permita cumplir los objetivos que tenemos. Sobre el particular pensamos que una estrategia, cualquiera que está sea, no debería ser producto de una decisión exclusiva del Estado. Toda estrategia debe tratar de escuchar a los actores locales. Se tiene que oír a las personas e instituciones directamente involucradas, son estas las que mejor conocen la problemática. Son los que saben el tema al detalle.”
¿Quiénes?, lo interrumpo.
“Parece que nos hubiéramos olvidado pero buena parte de esa zona que se está recuperando, tarde, ciertamente, con un saldo de muertos inmenso, estuvo ocupada por campesinos, mineros, reforestadores. Antes de la invasión minera en la zona podíamos encontrar entre mil y mil quinientos productores agrarios y concesionarios forestales. Todos ellos afiliados a las treinta organizaciones que trabajaban en la Zona de Amortiguamiento de Reserva Nacional Tambopata, desde San Bernardo, en el kilómetro 29 de la carretera Interoceánica, hasta Palmeras, en las proximidades del puente Inambari”
“Yo los conozco, sé quiénes son. Muchos de ellos son coordinadores del Comité de Gestión de Reserva Nacional Tambopata. Son los ojos y oídos de la reserva”.
Ahora lo recuerdo. Zambrano me había dicho hace un tiempo que el mejor servicio de inteligencia que existe en Madre de Dios es el que maneja el Comité de Gestión. Por eso, a pesar de tanto abuso, el grueso de esta anónima resistencia sigue allí, invicta. Se lo comenté, se mata de risa y continúa:
“Sabemos quiénes son los que resistieron a costa de su patrimonio y algunos, a costa de sus propias vidas [en esta parte de la entrevista los ojos del defensor de la tierra se llenan de llanto]. Sabemos también quiénes permitieron la invasión o hicieron negocio con la minería ilegal. Como se dice en criollo, sabemos quiénes se echaron completamente por conveniencia. Esos tienen que devolver lo que ya no les pertenece. Se les acabó la buena suerte”.
Zambrano está decidido a dar una última batalla y quiere darla bien Es una flecha lanzada al aire…
¿Dígame una cosa, don Víctor, la zona de La Pampa podría recuperarse como se han recuperado estos potreros del corredor Tambopata donde Ud. vive? [y dónde vive el jaguar que liberaron los amigos de SERFOR en el sector Malinowski, me hubiera gustado agregar].
“Por supuesto que sí, los animales vuelven, como ha sucedido por aquí. Allí había cualquier cantidad de fauna. Lo recuerdo bien: en esos aguajales había otorongos por doquier, cada vez que cruzábamos esos bosques teníamos que hacerlo cuidado, varias veces me tuve que quedar en el medio de una quebrada, sobre un puentecito de dos palos, cuatro, cinco horas, para esperar que se vayan las huanganas que nos rodeaban. Había harta biodiversidad, completa, no faltaba nada, los campesinos extrañan esas épocas, la gente humilde extraña eso. Recuerdan que iban a las quebradas y encontraban agua cristalina donde pescaban sábalos inmensos”.
¿Podemos empezar, don Víctor?, “sí, pero no me vengan con cuentos, antes de comenzar hay que hacer dos cosas: primero, devolverles a los usuarios de ese bosque los derechos que la minería ilegal les quitó a la mala. No multarlos como pretende el Estado por no haber defendido lo que se les dio en concesión [se refiere a las sanciones dictadas por OSINFOR que están a punto de ejecutarse]. Segundo, tenemos que sanar la tierra antes de plantar los arbolitos que si sirven para algo en este momento es para las fotos».
«Lo que nos ha dejado la minería ilegal es peor que lo ocurrido en Ninamata. Si en la que se ha considerado la peor tragedia por contaminación por mercurio de la historia se vertieron 80 toneladas y aún siguen reparando, ¿cómo será aquí si es sabido que desde el año 1985, por lo menos, se han arrojado en los bosques y cursos de agua de la región más de 500 toneladas?”
“Hay que sanar antes que echarnos a producir…y hay que hacerlo ya, todos juntos”.
Gracias, don Víctor, siempre es un placer hablar con usted, le digo, pero don Víctor Zambrano tiene más flechas en el carcaj. Lanza la última: «Escucho rumores sobre el deseo de algunos de entregar parte de estas tierras, a manera de estancias, se dice, a particulares. No podemos pasar de una injusticia a otra, si al Estado se le ocurre actuar así seríamos los primeros en salir al frente».