Mi opinión
Seguimos perdiendo la batalla de La Pampa, o de Tambopata para ser más claros. La edición de El Comercio del día de ayer soltó la bomba que ya conocíamos los que venimos siguiendo “el desmadre de Madre de Dios”: la minería ilegal que todo lo puede terminó de instalarse dentro de la Reserva Nacional para imponer condiciones pese a la presencia de los guardaparques del SERNANP y las famosas interdicciones que cada tanto realizan los custodios del orden. Las imágenes satelitales que se han hecho públicas y que fueron realizadas por la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) y Amazon Conservation Association (ACA), lo confirman fehacientemente.
Llorar sobre la leche derramada resulta un ejercicio ocioso a estas alturas. La gravedad de la situación exige soluciones radicales. Y la adecuada toma de posición de los candidatos y partidos en contienda electoral. Como lo viene exigiendo la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (ver comunicado público en la sección Invitado de la Semana) es necesario, imperativo fortalecer la estrategia contra la minería ilegal que se diseñó en los últimos años y no ceder ante los chantajes de los grupos locales que se han empoderado debido a los errores y contramarchas de autoridades timoratas o venales.
El SERNANP, pese a lo polémico de su decisión, hace tiempo que viene pidiendo la instalación de una base militar en La Pampa que garantice la defensa del área natural protegida y los derechos fundamentales de los seres humanos que se amontonan en esa tierra de nadie. También el control del tráfico de combustibles y demás insumos indispensables para el normal funcionamiento de la actividad.
Desde aquí exigimos a los actores directamente involucrados aclarar posiciones y a la opinión pública, el permanente seguimiento del caso. No podemos descuidar este frente de batalla. La Amazonía más biodiversa del planeta está librando su último combate.
La minería ilegal continúa con su expansión en Madre de Dios, la región más afectada por esta actividad. Bosques destruidos, ríos y suelos contaminados, además de problemas sociales como la trata de personas, delincuencia, contrabando, entre otros males, son hace años parte del paisaje de la Amazonía sur. Sin embargo, esta actividad ya cruzó otro nivel: ahora ataca a nuestras áreas naturales protegidas.
Desde noviembre del año pasado, el proyecto MAAP –vía imágenes satelitales– alertó sobre la presencia de mineros ilegales en la Reserva Nacional Tambopata, una de las zonas más biodiversas del planeta. Desde la fecha mencionada hasta marzo la minería ilegal ha deforestado más de 130 hectáreas, el equivalente a 178 campos de fútbol.
Los mineros, como se muestra en las imágenes, han atacado a través de siete frentes alrededor del río Malinowski. Incluso, cerca de la Reserva han instalado un gran campamento en donde usualmente los mineros consiguen insumos para sus actividades, licor o donde se ejerce la prostitución.
Cabe resaltar que esta invasión al área natural protegida se da por la expansión de la minería en la zona de amortiguamiento de la Reserva, más conocida como el sector La Pampa, lugar en donde también está prohibido realizaractividades mineras.
Pedro Solano, director ejecutivo de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), señaló que es urgente la erradicación de esta actividad en la mencionada zona, ya que “espacios como Tambopata son reconocidos, establecidos y protegidos por su importancia para la conservación de la diversidad biológica y por su relevancia cultural, paisajística y científica”.
“Recordemos que estamos ante una actividad que actúa al margen de la ley: no respeta ni cumple con estándares ambientales, están en una zona prohibida para la minería, no pagan impuestos, no cumplen con los derechos laborales, entre muchas otras ilegalidades”, explicó Solano.
“El principal reto está en asegurar que los ilegales se retiren de manera definitiva del área natural protegida y eso solo se logrará con vigilancia permanente, atención a las sugerencias de la sociedad civil y un adecuado sistema de control de combustibles, limitando de manera efectiva el ingreso de combustible a la zona minera y con control efectivo el puntos clave de la carretera Interoceánica”, agregó.
LA PAMPA TAMBIÉN SE HA EXTENDIDO
Entre noviembre de 2015 y marzo de este año la minería también se ha extendido en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata. El sector conocido como La Pampa perdió, en los últimos cinco meses, 76 hectáreas de bosques, equivalente a 104 campos de fútbol. Asimismo, en los alrededores del nuevo campamento se han deforestado 48 hectáreas.
En declaraciones a El Comercio, Pedro Gamboa, jefe del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), dijo que era necesaria una presencia policial o militar en la zona porque aunque ha aumentado el número de guardaparques (de 27 a 43), los mineros se enfrentan a ellos y los amenazan con armas de fuego.
“El Ministerio del Ambiente ha propuesto la instalación de una base militar en La Pampa, y creemos que esa presencia también es urgente en la Reserva”, comentó al diario.
Por su parte, Pedro Solano hizo un llamado a los candidatos presidenciales para que se pronuncien sobre este tema porque consideró que “los ciudadanos debemos conocer qué proponen para erradicar este mal que está destruyendo nuestra Amazonía”.
“Sea quien sea nuestro nuevo presidente, tenemos que tener en claro que no debemos dar un paso atrás en la lucha contra la minería ilegal. Esta actividad afecta la salud de miles de peruanos y genera graves consecuencias ambientales, económicas, sociales y laborales”, sostuvo
15/4/2016