Aguas Verdes, provincia de Rioja, Alto Mayo De la gran cantidad de especies de orquídeas que se pueden encontrar en el Alto Mayo, la que destaca por su insuperable belleza es la Phragmipedium peruvianum, una joya reportada científicamente recién en el año 2002. Acabo de toparme con una, rebosante de tonos y altiva, en la chacra de Nórbil Becerra, campesino de Aguas Verdes, una localidad muy cerca al famoso abra Patricia.
Nórbil y sus tres hijos la cuidan con el mismo afán con que mima a los picaflores que visitan el predio familiar.
Del tamaño de la palma de una mano, el hallazgo de P. peruvianum, fue considerado por la comunidad de “orquideólogos” como el más importante de los últimos cien años. Endémica de los bosques nubosos de Amazonas y San Martin, el primer ejemplar conocido de la orquídea que debería enorgullecernos fue plagiado –con alevosía y ventaja- por Michael Kovach, un cultivador de los Estados Unidos que la registró con su nombre (P. Kovachii).
Felizmente el dolo fue descubierto a tiempo y el infractor sancionado. Los entendidos, que son legión, la llaman con sencillez y buen gusto: Zapatito fucsia. Ellos conocen la historia del timador de Virginia que quiso aprovecharse del estado de abandono en el que se encuentra nuestro patrimonio natural para inmortalizarse con tamaño hallazgo.
Peruska Chambi, fotógrafa, es quien mejor ha retratado a esta insólita criatura del bosque amazónica. Disfrútenla. Es totalmente nuestra.
