Mi opinión
Estoy siguiendo desde hace varias semanas el trabajo de renaturalización o rewilding que se viene llevando a cabo en el Parque Nacional Ibéra, un área natural protegida creada en el año 2018 en la Argentina para salvar de la destrucción un gigantesco humedal y la vida silvestre que se aloja dentro de sus límites. Las iniciativas de rewilding en Chile y Argentina que impulsa Tompkins Conservation, una organización liderada por la conservacionista Kristine McDivitt, son notables y merecen ser destacadas: la lucha contra el calentamiento global y la extinción de especies que vivimos a paso acelerado es tarea de todos, conocer un poco más los esfuerzos que se vienen haciendo para sanar la tierra resulta una obligación para quienes promocionamos la vida outdoor y el viajerismo. Les dejo por aquí la nota que acabo de publicar en la agencia ambiental Mongabay Latam dando cuenta del nacimiento de los primeros pichones de guacamayos en la provincia argentina de Corrientes después de la reintroducción de la especie en los Esteros de Iberá.
Son los primeros guacamayos de esta especie que nacen después de la reintroducción en el Parque Nacional Iberá de 15 ejemplares salvados de las garras del tráfico ilegal de fauna silvestre y el mascotismo.
En setiembre pasado una de las parejas liberadas en el humedal argentino puso huevos fértiles que lograron eclosionar y traer a la vida tres polluelos.
Lamentablemente uno de ellos murió debido a la ingesta de alimentos proporcionados por pobladores locales. Sin la participación de las comunidades los programas de rewilding corren en riesgo de perder efectividad y sentido.
Calculaban su llegada para el mes agosto, con el cambio de temporada, el momento propicio para la reproducción en el Parque Nacional Iberá, el área protegida de carácter nacional creada por los correntinos en el año 2018 para resguardar un sector muy importante de los famosos Esteros de Ibéra, el humedal de origen pluvial de más de 12 mil km2 ubicado al noreste de Argentina. Sin embargo, los polluelos de guacamayos de esta nota, quizás los primeros en nacer en el país después de 150 años de ausencia, se animaron a romper el cascarón recién a inicios de octubre.
Desde entonces la expectativa es grande entre los impulsores de un singular programa de reintroducción de especies ejecutado por Fundación Rewilding Argentina en Iberá con el apoyo del gobierno de la provincia de Corrientes y una larga lista de organizaciones conservacionistas.
Los tres polluelos de Ara chloropterus, o gran rojo, nacieron como consecuencia del segundo intento reproductivo de una pareja de guacamayos liberados en el parque Iberá con el fin de restaurar el impresionante sistema hídrico disturbado históricamente por la intensa presión de la ganadería, la industria forestal y la caza intensiva de su fauna más notable. Argentina es el segundo país en el continente en el que Tompkins Conservation, la ONG dirigida por Kristine McDivitt, ejecuta, a través de una filial local, uno de sus ambiciosos programas de reintroducción de especies silvestres o rewilding.
En Chile, donde la organización fundada por el filántropo Douglas Tompkins inició sus operaciones, se han logrado reintroducir con éxito cóndores y ñandúes en el bosque patagónico y se impulsa la dispersión de pumas y huemules (un cérvido emparentado con las tarucas de los andes peruanos) con similar propósito: restaurar los ecosistemas dañados por la acción humana a fin de sanar la tierra, mitigar los efectos del cambio climático y la extinción masiva de especies que padecemos.
Manos a la obra
En el Parque Nacional Iberá, una compleja red hídrica compuesta por infinidad de cenagales, bañados, islas flotantes de vegetación y canales de agua habitados por una de las comunidades de flora y fauna más importantes del país, Rewilding Argentina viene reintroduciendo jaguares (o yaguaretés), osos hormigueros, ciervos de la pampa y pecaríes de collar. Próximamente, además, la institución ha anunciado que liberará una pareja de nutrias de río, otra de las especies extinta en el formidable ecosistema correntino.
“El nacimiento de estos primeros pichones silvestres en Iberá es un gran paso para la recuperación de la especie en Argentina”, ha precisado la institución en un comunicado que da cuenta del acontecimiento. El biólogo Sebastián Di Martino, responsable de los procesos de renaturalización llevados a cabo por Rewilding Argentina, había referido semanas atrás a Mongabay Latam que cada proceso de reintroducción de especies silvestres requería de una metodología diferente y un costo en tiempo y en dinero que solo puede ser afrontado por su organización gracias al apoyo de filántropos, como el actor Leonardo DiCaprio, o de fundaciones interesadas en la salud del planeta. Para el caso del asilvestramiento de guacamayos rojos, precisó el biólogo argentino, el trabajo se inició en el año 2015 cuando se liberaron los primeros ejemplares de los quince individuos que vuelan en absoluta libertad en estos momentos en los Esteros de Iberá, cinco de los cuales fueron reintroducidos en junio pasado, en los días más duros de la lucha contra la pandemia del Coronavirus.
El macho de la pareja que logró empollar la nidada de este año, que por cierto había hecho un primer intento sin éxito el año pasado, llegó a Iberá luego de ser rescatado de las garras del mascotismo, una indeseable actividad que es responsable de la muerte de miles de animales silvestres de la fauna argentina. La hembra fue traída al parque correntino desde el Zoológico de Córdova, una de las instituciones que participa en la iniciativa. En ambos casos, el proceso de readaptación a la vida natural supuso interminables horas de entrenamiento y un esfuerzo científico encomiable e inusual en la República Argentina. “Son los guacamayos más torpes del mundo, nos comentó el biólogo argentino durante nuestra primera entrevista, no saben comer, no saben volar, ni siquiera pueden identificar a sus depredadores; todo lo que necesitan para sobrevivir en sus ambientes naturales se los enseñamos nosotros en el Centro de Conservación de Fauna Silvestre Aguará”.
Enterados de la noticia volvimos a hacer contacto con Di Martino, esta vez lo encontramos en el Parque Nacional El Impenetrable, en la provincia argentina del Chaco, otro de los paisajes naturales donde su institución desarrolla importantes proyectos de conservación. “Efectivamente, nos dijo, la pareja que el año pasado trató de incubar un huevo fértil logró empollar con éxito los tres huevos que produjo esta temporada. Tuvieron pichones que nacieron con intervalos de dos o tres días y se desarrollaron con sorprendente naturalidad”. Di Martino, basándose en la experiencia de anidación de guacamayos en nidos artificiales en esta parte del continente sabe muy bien que las parejas reproductivas de esta especie logran tener éxito al tercer o cuarto intento. Y esta va por el segundo intento.
“Pese a ello, el comportamiento de los padres ha sido ejemplar, agrega, la hembra ha permanecido todo el tiempo cerca del nido mientras que el padre se ha dado maña para conseguir el alimento requerido por su prole”. Los encargados del proyecto de guacamayos de Rewilding Argentina vienen haciendo su parte al monitorear cotidianamente el estado de salud de la pareja, pesando con extremo cuidado a los tres polluelos todos los días para ver la evolución de su crecimiento en estado silvestre, que por cierto superó las expectativas previstas. Tanto así que la posibilidad de darle a los recién nacidos y a sus progenitores alimento complementario fue descartada de plano.
Intrusos en el paraíso
Sin embargo, cuando todo parecía ir viento en poca, el equipo encargado de la reintroducción de los guacamayos rojos en Iberá a cargo de la bióloga Marianela Masat halló en redes sociales una foto que los puso en alerta: una agencia operadora de turismo de la zona había colocado en su cuenta institucional una imagen mostrando a los padres de los guacamayos recién nacidos junto a un comedero y a un grupo de visitantes. De inmediato se localizó a la propietaria de la empresa en mención que luego de negar lo evidente aceptó haber estado utilizando a los psitácidos para atraer turistas y, lo que es peor, dándoles de comer con el fin de lograr dicho cometido, semillas de girasol, un alimento que genera en las aves hígado graso y otros problemas de salud.
Para Di Martino el asunto era doblemente grave: primero se estaba interfiriendo en el hábito alimenticio de los guacamayos liberados, que hasta ese momento se valían de los frutos silvestres para sobrevivir y, segundo y mucho más grave todavía, se ponía en peligro la vida de los pichones recién nacidos. El asunto pasó a mayor cuando, a los pocos días de la intervención, la empresa volvió a subir imágenes de la pareja reproductiva alimentándose inapropiadamente en el mismo lugar. No quedó otro camino para los encargados de Rewilding Argentina que iniciar acciones legales contra la infractora.
Lamentablemente, nos lo comentó Di Martino con mucha congoja, el 14 de octubre fue encontrado sin vida uno de los pichones de la camada que con tanto ahínco venían cuidando. Al hacerle la necropsia correspondiente los técnicos del proyecto encontraron que el buche del animalito estaba lleno de girasol. Había muerto por la ingesta inadecuada de un producto altamente tóxico proporcionado malamente por pobladores locales.
Así están las cosas en Esteros de Iberá: por un lado, el regocijo de la comunidad científica y el aliento de la población correntina comprometida con la conservación del ecosistema provincial y la reintroducción de las especies que desaparecieron en su momento y por otro, el desinterés y el irrespeto de un sector de la misma población que no ha entendido todavía la importancia y el valor que tiene la recuperación del humedal más grande de Argentina. Como lo han comentado a Mongabay Latam especialistas en la materia como Eduardo Nycander, líder del proyecto de reintroducción de guacamayos en la Reserva Nacional Tambopata, en Perú, si no se modifican las condiciones que motivaron la desaparición de las especies que se están reintroduciendo con tanto esfuerzo en diferentes partes del mundo, los procesos de rewilding se van a truncar indefectiblemente.
A pesar de ello, para Carolyn MacCarthy, de Tompkins Conservation, la casa matriz de las organizaciones conservacionistas que impulsan las campañas de rewilding tanto en Chile como en Argentina, “cada huevo, cada pichón de cada una de las especies vulnerables, cada guacamayo rojo que sobrevuela su tierra natal, está dando un paso más en la tarea por combatir con eficiencia y decisión la masiva crisis de extinción que vivimos y que como institución estamos combatiendo”. Para la funcionaria de la ONG fundada por el filántropo Douglas Tompkins batallar para que esto ocurra es un deber que su organización y los ciudadanos del planeta no pueden dejar de ejercer.
Argentina: turismo rural y rewilding en los Esteros de Iberá