Mi opinión
Volví hace unos días de Amazonas, tuve el privilegio de recorrer con cierta intensidad tres de sus provincias: Bongará, Chachapoyas y Luya: en ese territorio insólito, sobre la dura piel de los Andes orientales, siguen creciendo, invictos, los cultivos de maíz, papa, frijol, calabaza, mashua, oca, olluco, kiwicha, quinua, coca, y muchos más, en su múltiples variedades, que produjeron los gentiles de esos “reinos”. Una verdadera maravilla.
Por Guillermo Reaño / Notas de viaje
Solemos olvidarlo, pero los aportes de los cultivos andino-amazónicos que prosperaron en nuestro territorio mientras se iban forjando las singulares civilizaciones que en la actualidad maravillan a los entendidos, son inmensos y han sido determinantes para la consolidación, por no decir sobrevivencia, de Occidente.
Es necesario, urgente, que se mencione una y mil veces la importancia que tuvieron y siguen teniendo los productos de la chacra precolombina: en esta plataforma hemos decidido hacerlo todo el tiempo, como si fuera un mantra. Nos abriga con ello la ilusión de despertar el orgullo patrio en temas como éste para que el agro, sobre todo el que se desarrolla en las parcelas familiares, vuelva a ser prioridad estatal, como lo fue, por poner solo un ejemplo, durante los años del dominio de los curacazgos chachapoya, en el valle del Utcubamba, poco antes de la irrupción del imperio incaico en esa región.
Acabo de visitar ese escenario geográfico: allí sobre la dura piel de los Andes orientales siguen creciendo, invictos, los cultivos de maíz, papa, frijol, calabaza, mashua, oca, olluco, kiwicha, quinua, coca, y muchos más, en su múltiples variedades, que produjeron los gentiles de esos “reinos”.
Se trata, no me queda ninguna duda, de un maravilloso festival contemporáneo rebozante de productos del pasado nuestro con la misma capacidad de siempre para revolucionar la mesa planetaria. No podemos olvdar un dato que hemos mencionado por aquí: en el 2050, dentro de un ratito nomás, la demanda de alimentos en el mundo se incrementará en un 70 % debido al crecimiento de la población que al inicio de esa década habrá alcanzado los casi diez mil millones de habitantes: la población de China multiplicada por diez.
Podemos seguir contribuyendo con la adecuada alimentación y la salud mundial, ese y no otro es el papel que nos toca jugar como país, como descendientes de esos agricultores nuestros, en el futuro que ya nos cayó encima.
Buen viaje…