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Lindo todo. Sin embargo, lo que se requiere es más acción, la COP 16 en tiempo real (2)

Mi opinión

Cali es una fiesta. Una fiesta de color, de pasacalles, de pancartas, de lemas que emocionan y bastante marca país y márketing turístico. Se nota a leguas.


Guillermo Reaño en Lima hablando de la COP16 de Cali

Día 2

Cali es una fiesta. Una fiesta de color, de pasacalles, de pancartas, de lemas que emocionan y bastante marca país y márketing turístico. Se nota a leguas.

Leo en un documento oficial del gobierno peruano sobre la COP16 lo siguiente: “En cada sesión de la COP, se toman decisiones fundamentales con el objetivo de detener la pérdida de diversidad biológica y asegurar que los ecosistemas continúen proporcionando servicios esenciales para la humanidad. A través de resoluciones y estrategias concretas, la COP busca movilizar acciones globales para abordar los desafíos emergentes, como el cambio climático y la degradación de los ecosistemas, reafirmando su compromiso con la protección del patrimonio natural del planeta”.

Suena bien. Se trata de un cónclave planetario bianual que intenta establecer las salvaguardas que frenen la debacle ambiental que nos ha caído encima, el Armagedón que nos aflige, el fin del mundo tal como lo conocemos.

Por eso, pienso, es necesario entonar un poco más las tildes, hablar del tema introduciendo más palabras esdrújulas. La hecatombe que vivimos la tenemos que enfrentar con realismo no solamente con enunciados intonsos y llenos de buena gramática.  Menos cónclave diplomático, de abrazos circunspectos y parabienes y más asambleísmo crítico, matatono, achorado.

Lanzo en este segundo día de debates dos ideas. La primera tiene que ver con la razón de ser de esta conferencia sobre diversidad biológica que no es otra que poner en la agenda global compromisos alcanzables que nos permitan llevar a buen puerto la tarea fundamental:  detener la pérdida de la diversidad biológica que nos está quedando «a través de resoluciones y estrategias concretas», de acuerdo al documento que estoy citando.

Y hacerlo, claro, de manera audaz y rápida ya que la casi totalidad de los compromisos que tomaron muchos de los delegados sentados en estos días en Cali, cuando asistieron a la COP10, de Aichi, en Japón, no se cumplieron, se convirtieron en  letra muerta.  

Los estados que representaban hicieron caso omiso a lo decidido y el cumplimiento de las metas quedó en el olvido, mientras proseguía (prosigue)  la fiesta de la degradación ecosistémica planetaria.

Las 20 metas de Aichi, que supuestamente debían cumplirse hacia el 2020, debieron ser reemplazadas por las 23 propuestas que recoge el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal de cara al 2030.

Ahorititita nomás.

En suma, diez años perdidos.

La segunda idea tiene que ver con la primera. Si los plazos para enmendar el rumbo son tan perentorios, cómo se explica entonces que la mayoría de países hayan llegado a la cumbre sin la tarea que debían haber traído a Calí; vale decir, con sus Estrategias de Diversidad Biológica aprobadas a partir de un diálogo interno en cada uno de sus territorios que involucre a estado, gobierno, academia, empresas, sociedad civil, a todos sus estamentos, de tal forma que la herramienta a construir en cada país se convierta para sus gobernantes y gobernados en política pública.

Karen Olivera, directora de  Políticas Pública y Relaciones Internacionales de TNC-Brasil, lo acaba de declarar a los periodistas de Mongabay (y nosotros lo dijimos ayer por aquí): solo 35 países de los 196 convocados han presentado sus Planes de Acción y Estrategias Nacionales para la Biodiversidad (NBSAP, por sus siglas en inglés) tal como estaba dispuesto  en las recomendaciones del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal que se ha venido a discutir en Colombia.

Y que de los países latinoamericanos solo cuatro cumplieron con presentar a tiempo su estrategia: México, Cuba, Surinam y Colombia, que presentó su NBSAP el día de ayer entre bombos, platillos y elogios mutuos. De sus anfitriones para los invitados. De los invitados para los anfitriones.

De terror, verdaderamente.

Algo se pudre en Dinamarca, parafraseando al Hamlet de Shakespeare.

De manera que menos verso, conferencistas, y más acción. Qué lindo, qué maravilloso que se haya inaugurado entre aplausos el pabellón peruano en el Zona Verde de la COP16, allí se presentarán los avances cholos en materia de protección y adecuada gestión de nuestra biodiversidad, que como voy leyendo en el documento que se trabajó desde el Ministerio del Ambiente este último año y se debe presentar en estos días en Cali, siguen siendo deficitarios.

Sería bueno que la avanzada peruana en Cali tenga presente en todo momento algunas de las conclusiones del informe Planeta Vivo con respecto a nuestra región. Cito lo que acabo de recoger en El País de España, edición América, que ya empezó a ocuparse como se debe del evento:

“Nuestra región es la que ha vivido el peor descenso en el tamaño promedio de las poblaciones de vida silvestre en los últimos 50 años. Mientras la cifra a nivel mundial es de 73%, la de América Latina llega a 95%. Es decir, una gran pérdida de biodiversidad, por la que pasaron otros territorios como Europa y Norteamérica hace más de 50 años, está sucediendo ahora en esta región ante nuestros ojos. La Amazonía esa gran selva que cubre varios países de Sudamérica, es mencionada con alerta por el documento: si se destruye entre el 20% y 25% de este ecosistema podría llegarse a un punto de inflexión que cambie su sistema climático y altere el de otras partes del mundo. Se estima que ya se ha deforestado entre un 14% y 17%”.

Con esos datos a la mano, que hablan de la espantosa pérdida de biodiversidad en una región en los que se encuentran seis de los 10 países más megadiversos del mundo, Brasil, Colombia, Perú, México, Ecuador y Venezuela, que juntos representan el 60 % de la diversidad biológica y contienen un tercio del agua dulce del planeta, lo que toca es presionar para que se cumplan las tareas pendientes. Solo así conseguiremos enmendar rumbos en esta materia vital para la sobrevivencia de nuestra especie.

Lo demás es cotillón y discursos para alegrar (o calmar) a la tribuna.

Nos vemos mañana…

Día 1, lunes 21/10: Una oportunidad más para enmendar el rumbo del planeta, la COP16 en tiempo real (1)

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