Mi opinión
Pareciera que solo nos queda aferrarnos, en materia de crisis ambiental y desgracias por venir, a las buenas intenciones de los líderes de opinión carismáticos y buena onda como Leonardo DiCaprio. A lo que hemos llegado…pese a las voces triunfalistas de algunos, los acuerdos de Paris, firmados hoy en Nueva York, no son para nada halagüeños. Pobre planeta éste que hemos destruido tan brutalmente. Feliz día de la Tierra, terrícolas.
El actor estadounidense Leonardo DiCaprio exigió hoy a los líderes de todo el mundo ir más allá de los acuerdos contra el cambio climático y advirtió de que «el planeta no se salvará si no dejamos los combustibles fósiles bajo tierra, donde pertenecen».
«El mundo está mirando. Ustedes serán aclamados o vilipendiados por las generaciones futuras», dijo DiCaprio a los jefes de Estado y de Gobierno y otros representantes nacionales reunidos en Naciones Unidas para firmar el Acuerdo de París sobre el clima.
Para el actor, Mensajero de la ONU para el cambio climático, el pacto es «histórico», pero no suficiente.
«El cambio climático está sucediendo más rápido de lo que los científicos más pesimistas nos dijeron hace una década», recordó, defendiendo la necesidad de un «cambio masivo» y de una «nueva conciencia colectiva» en el mundo.
DiCaprio dijo a los líderes que ha llegado el momento de decidir «en qué lado de la historia» quieren estar y de pasar de los debates a las acciones concretas.
«Ustedes son la última y mejor esperanza de la Tierra. Les pedimos que la protejan o nosotros y todo aquello que apreciamos seremos historia», concluyó.
DiCaprio habló en la ceremonia con la que Naciones Unidas abrió hoy a la firma el Acuerdo de París, que sellarán en esta primera jornada al menos 171 países.
Más sobre la reunión en Nueva York;
¿Qué significa la firma del pacto?
La adopción del texto en París, que puso fin a años de complejas y laboriosas negociaciones, «no quiere decir que las partes adhieren automáticamente al acuerdo», recuerda Eliza Northrop, del World Resources Institute. Son necesarias todavía dos etapas: la firma (abierta hasta abril de 2017) y la ratificación en función de las reglas nacionales (votación por el Parlamento, decreto, etc.)
Formalmente, para entrar en vigencia, el acuerdo de París tiene que ser ratificado por 55 países que representen el 55 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Una entrada en vigencia rápida, quizá en 2017 o 2018, permitiría enviar un mensaje político, señala Laurence Tubiana, la negociadora francesa.
Y el tiempo apremia: estamos lejos del objetivo de un alza limitada a 2 grados centígrados y para que haya una posibilidad de respetar ese límite las acciones anteriores a 2020 son muy importantes, recalca Tubiana, recordando que el acuerdo de París dio un marco para acelerar las transformaciones hacia una economía sobria en carbono.
Para aplicarlo, los Estados deben ahora organizar su transición energética, que pasa por una reorientación de las inversiones», resume Celia Gautier, la ONG Réseau Action Climat.
‘No hay varita mágica’
Buenas noticias para el clima: las energías renovables registraron en 2015 un crecimiento récord de más ocho por ciento, los precios bajos del petróleo frenan las inversiones costosas de los grupos petroleros (Ártico, offshore) y el sector del carbón no va bien.
En Estados Unidos, con la competencia del gas natural, cede terreno. La semana pasada, el mayor productor estadounidense, Peabody, se declaró en cese de pagos, y unas 250 centrales cerraron, según la ONG Sierra Club. En China, el consumo bajó en 2014 y 2015, a raíz, ciertamente, de la desaceleración de la economía, pero también de la voluntad del gobierno de luchar contra la contaminación del aire.
Pekín anunció recientemente la suspensión de casi todos los proyectos de centrales a carbón. No obstante, las necesidades en infraestructuras energéticas son enormes y está prevista la construcción de cientos de centrales a carbón (India, Turquía, Indonesia, entre otros).
«Sabíamos que el acuerdo de París no sería una varita mágica que borraría todos los proyectos nefastos», reconoce Celia Gautier.
Tasa o mercado de carbono, fin de las subvenciones a las energías fósiles, normas de emisiones en la industria, desarrollo de transportes limpios, apoyo a las energía renovables y a la eficacia energética, lucha contra la deforestación, cambio de las prácticas agrícolas: los países tienen un gran abanico de sectores en los que actuar para respetar sus compromisos sobre las emisiones.
El respeto por parte de los países ricos de las promesas de ayuda a los países en vías de desarrollo condicionará también inversiones más verdes. Por su parte, el sector financiero tendría que desempeñar un papel clave.
Hay ahora una percepción creciente de los riesgos ligados a las inversiones a largo plazo en las actividades energéticas, afirma Alden Meyer, de la ONG Union of Concerned Scientists.
El último ejemplo en la materia es la revuelta de los accionistas de Exxonmobil para lograr una estimación de las consecuencias de las políticas en favor del clima sobre las actividades del grupo.
22/4/2016