Mi opinión
Pablo Merino, que andaba de gira pajarera por la ciudad de Celendín, informándonos de los pormenores de un magnífico congreso de aves en la sede provinciall de la Universidad Nacional de Cajamarca, fue testigo también del buen trato de sus anfitriones. Y fue él quien nos contó que los Chávez han levantado su propuesta sobre dos ejes centrales: la atención personalizada, para que el que llegó de lejos se sienta como en casa y la promoción de la cultura que bulle en este rincón de Cajamarca. Don Benjamín es primo de Mariano Valderrama, el célebre fundador de la gastronomía novoandina y sus tantísimos milagros, un amigo al que recordamos con cariño ni bien nos enteramos de la relación común.
Por Guillermo Reaño para Alojamientos con estilo
Como en casa. Y a veces mejor que en casa. Lo sabemos, lo hemos comprobado mil veces: los aromas de la tarde al llegar el ocaso o el friecito de esas mañanas templadas que entumecen el alma antes que el sol irrumpa detrás de las montañas, son más lindas, más atesorables en la memoria si nos encuentra al lado de una familia querendona que nos engríe y apapacha. En Sucre, a dos horas de Cajamarca, en la provincia de Celendín, Cielo Azul del Edén, Benjamín Chávez Valderrama y Celi Zegarra Chávez han construido de a pocos, en su rancho poblado de evocaciones, un refugio diseñado para alargar la dicha y entregarse a la contemplación, esa maravillosa enemiga del trasiego y la inquietud que genera el saber que el tiempo corre, imperturbable.
Lo han llamado Villa Florencia, hospedaje Villa Florencia.

Acabamos de volver de Sucre, un pueblito encajado en la faz de una llanura verde, de pasturas infinitas, en un vallecito contiguo al Marañón, el Hatun Mayu de los gentiles, el Gran Río que cincela la geografía de estos pagos de ganaderos y gentes de ojos claros. Dicen los memoriosos que Sucre es el nombre que otro Chávez, don Clodomiro Chávez Mariñas, diputado por la provincia en 1940, trocó por el de siempre, Huauco, el toponímico que desde tiempos coloniales utilizaban sus vecinos en alusión, quién sabe, a un avecilla plomiza y escurridiza que todos llamaban huicuco y que espero encontrar entre los tantos grabados que ordenó elaborar Baltazar Martínez de Compañón, el célebre obispo de Trujillo a su paso por estas soledades en 1776.
Sucre, Huauco para los defensores de la tradición, es, pues, un pueblo con prosapia, con larga historia, una localidad donde todos se saludan que pareciera estar resguardada por las tres montañas que lo circundan, el cerro Huishquimuna, en cuya cima cimbrea una cruz de quince metros de altura y sus dos compinches, el Lanchepata y el Huashaj. En ese escenario de clima típicamente quechua, sobre los 2,600 msnm, Benjamín y Celi clavaron pica en Flandes: decidieron dejar atrás Lima para instalarse en la tierra de los suyos. Hace 25 años que viven y moran en Sucre y hace quince que convirtieron su finca en ese rinconcito cálido que todo viajero tras la escurridiza calma busca con tanta insistencia.

Y como los tantos shilicos de su estirpe decidieron también rendirle pleitesía -en casa- a la cultura regional y a la literatura que ha hecho de los cajamarquinos gente culta y respetuosa. Desde el Centro Cultural Huicuco, los Chávez se han dedicado a animar la vida cultural de su pueblo. Se siente ese espíritu en cada uno de los espacios de su villa que tiene tres habitaciones muy cómodas y muy bien implementadas, con baño propio y otras comodidades, como señuelo para atrapar a los que quieren explorar la provincia de Celendín y los caminos de Balsas y Leimebamba, en Amazonas, puntos focales de una privilegiada región de nuestro país.
Ah, una villa de fragabcias campesinas que tiene un jardín primoroso, cercado por los árboles propios de una tierra fértil, pinos, eucaliptos, sauces…

Como lo hemos mencionado líneas arriba, viajar para encontrarse en un alojamiento familiar, respetuoso de nuestros tiempos y descansos, es lo máximo. Y en Villa Florencia esa posibilidad está al alcance del visitante atento deseoso de transitar por los caminos de la historia y la tradición de unos pueblos que dejaron atrás sus nombres primigenios: Huauco, Lucmapampa y Huacapampa, por unos más republicanos y antojadizos Sucre, Jorge Chávez y José Gálvez.
«Sucre, universo de mi niñez y adolescencia,
jardín de mis ensueños,
vuelvo a ti;
y me embriaga la sencillez de tu presencia
cual aroma agonizante de un viejo capulí…»
Buen viaje
Hospedaje Villa Florencia
Calle Jr. Marañon 100 con jirón 15 de mayo 6205,
Sucre
Teléfono: 929 004 121
Tipo: Hotel de 3 estrellas.
Habitaciones: Habitaciones para 2 o 3 personas con camas Queen, televisión satelital, baño privado, agua caliente y secador de cabello.
Servicios: Desayuno incluido, estacionamiento gratis, servicio a la habitación.
Cercano a: Mirador de Sucre y Parque el Sauco.

