Mi opinión
“¿Sabes lo que se siente cuando escuchas el grito de los shihuahuacos al ser atrapados por las motosierras que los convierten en pocos minutos en parqué?». La pregunta de Tatiana Espinosa, defensora de los shihuahuacos, los árboles gigantes de la Amazonía peruana, los abuelos del bosque, se me ha quedado grabada en el alma para siempre. Es una denuncia, también, contra quienes están decididos a mancillar el futuro por la mera ilusión del negocio fácil y boyante. Y también un alegato por la razón y el sentido común, el menos común, pareciera, de los sentidos: diariamente, los datos no mienten, se talan más de 50 árboles de una especie cuyos individuos pueden vivir más de diez siglos en pie y asegurar con su presencia la salud y la persistencia de los bosques amazónicos. En la concesión de ARBIO, la organización que Tati y sus hermanas fundaron en el 2010 para cuidar un bosque de 916 hectáreas poblado con una importante dotación de shihuahuacos, uno solo de estos árboles tenía 1324 años de edad cuando lo evaluaron. Si no fuera por el trabajo de esta arriesgada y terca limeña y el apoyo de quienes le brindan la mano posiblemente ese añejo poblador de la Amazonía se habría convertido en una pieza más de las maderas finas que adornan los pisos de la prospera clase media china. Abrazos y agradecimientos por tanto, Tatiana Espinosa.
¿Qué olor te devuelve a la infancia?
El olor a mantequilla derretida. Mi mama solía hacer postres y creo que por eso calentaba mantequilla:
¿Cuál fue tu primer viaje?
Creo que fue un viaje a Churín, en la sierra de Lima, fuimos toda la familia en el carro de mi papa, yo tenía 3-4 años. Nos agarró un huaico en la carretera, nos quedamos varados varias horas y mi papa escribió una historia sobre ese evento.
¿Costa, sierra o selva?
Me encanta el mar tropical y la selva, no me llevo bien con el frío. Si tengo que escoger, la selvita pes.
¿Cuál es tu comida favorita?
De Perú comida marina. Pescado fresco, mariscos, tacu tacus y la fusión nikkei
¿Un peruano que te llene de orgullo?
Mujeres como Gladys Tejeda, Susana Baca… y por supuesto, todos los peruanos y peruanas que defienden territorios y ecosistemas.
¿Qué ave propondrías como ave símbolo del Perú?
Podría ser el colibrí cola de espátula, pero el gallito de las rocas no está nada mal.
¿Y qué flor?
Me gusta la cantuta, otra puede ser la flor de Amancaes.
¿Un libro de viajes o aventura?
“La historia sin fin” de Michael Ende.
¿Tú escritor favorito?
Un clásico de ciencia ficción como Ray Bradbury o Isaac Asimov.
¿Qué te hace sentir orgulloso de nuestro país?
Su diversidad biológica que se refleja en muchas otras diversidades. Es un orgullo y un gran reto. Creo que nos hace resilientes.
¿Un lugar del Perú o del mundo para vivir el resto de tu vida?
Un lugar con bosque, buen suelo para cultivar y aguas termales cerca, hay varios lugares interesantes con estos requisitos 😊.
¿Una canción?
“Lo que el viento nunca se llevó” de Fito Páez.
¿Qué es lo que nunca falta en tu equipaje?
Un lipstick o crema para los labios y un frasquito de aceite esencial (lavanda, ylang-ylang u otro), ahh y siempre hay una semilla de shihuahuaco en mi canguro.
¿Un viaje soñado?
Uff, un montón. Puedo mencionar Madagascar para conocer al baobab y hacer un safari en Tanzania.
¿Cuál es el objeto que más valoras?
Un vestidito a crochet que tejó mi mamá, ¡!o tengo más de 30 años! Otro objeto que me gusta y me acompaña en todos los lugares donde he vivido es un cuadrito que me regaló Fito, mi hermano, en el año 1994 (La casa y el árbol).
¿Una ruta o destino que recomiendas?
A quienes les gusta la selva, playas, ver animales y caminar, infaltable la ruta de 4 días en el Parque Nacional Corcobado, Costa Rica.
¿En dónde queda el paraíso?
Donde tú lo quieras crear.
| Tatiana Espinosa Quiñones es ingeniera forestal por la Universidad Nacional Agraria La Molina con una maestría en Manejo y Conservación de Bosques Tropicales y Biodiversidad en Costa Rica. Ha dedicado más de 20 años de su vida profesional al entendimiento del ecosistema amazónico a partir de la gestión de un bosque de shihuahuacos y otros árboles centenarios en una concesión de 916 hectáreas que el Estado peruano le otorgó con fines de conservación en la cuenca del río Las Piedras, Madre de Dios. Su labor en defensa de los shihuahuacos bajo su cuidado la han convertido en una abanderada de la conservación de los bosques tropicales del planeta; en el 2019 obtuvo el Jane Goodall Hope and Inspiration Ranger Award y dos años después fue galardonada con el prestigioso Premio para la Conservación Carlos Ponce del Prado. Vive en Madre de Dios dedicada principalmente a defender la vida de una especie arbórea fundamental para la conservación de los bosques amazónicas. |
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