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Las hermanas Espinosa, protectoras de los bosques del río Las Piedras en Madre de Dios

Mi opinión

Conozco a las tres: Rocío, ingeniera en industrias alimentarias; Tatiana, ingeniera forestal y Gianella, fotógrafa. Las tres son de armas tomar: un trío de limeñas decididas y dispuestas a darlo todo por salvar del olvido y las destrucción los shihuahuacos y la vida extrema de la concesión de 916 hectáreas que el Estado le dio a Arbio, la organización que fundaron en el 2010, para enfrentarnos con mejores argumentos a los estragos ya por entonces clarísimos de la Interoceánica del Sur, la carretera construida en el gobierno de Toledo que ha servido de expeditiva vía para el arribo a los bosques de Madre de Dios de una invasión incontrolada, feroz.

Tatiana, la líder de Arbio ha sido distinguida con diversos premios y menciones por su tesonera labor en beneficio de los gigantes arbóreos del bosque maternitano (o madrediosense, el gentilicio más usado en la capital de la Biodiveresidad): lo que los peruanos y peruanas sabemos sobre los shihuahuacos de la floresta amazónica se lo debemos a sus campañas y a su emoción por la salud de las selvas de nuestro país.
Las Espinosa desde su institución impulsan la llamada forestería análoga, una herramienta que imita el comportamiento de los bosques en pie, saludables, para crear paisajes ecológicamente estables y productivos. Eso que nos falta tanto en las costas, sierras y selvas del Perú. Tenemos la obligación de escucharlas, son unas capas y lo que proponen es dinamita pura, de la buena.


Tomado de Caretas. Foto de Michael Tweddle

“Nos dedicamos a esto porque estamos comprometidas con la selva y el futuro del planeta”, dice Tatiana Espinosa.

Con ARBIO, ellas cuidan 916 hectáreas de bosque en la cuenca del río Las Piedras, provincia de Tambopata, en Madre de Dios. Las hermanas EspinoSa gestionan este espacio en medio de muchos intereses económicos en contra. Porque así como hay mucha belleza verde, existen también actividades ilícitas que atentan contra su conservación. En medio de ese escenario, las tres hermanas exhiben un auténtico compromiso con el Perú y, por extensión, el planeta.

Más sobre el trabajo de ARBIO en el río Las Piedras: Madera como cancha: deforestación y cambio de uso de la tierra en Madre de Dios, la capital de la biodiversidad del Perú

“En Arbio promovemos la investigación y la difundimos. En Perú nos falta saber más de la importancia de la selva, porque solo así sabríamos del veradero papel que cunplen para la conservación de la vida. La selva corre peligro. Por ejemplo, aquí en esta zona está el shihuahuaco, que es un árbol que demora casi mil años en crecer. Hay que conservarlos y estudiarlos, detener su tala porque no vamos a esperar cientos de años para ver otro. No tiene sentido”, dice Rocío.

Más info sobre Tatiana Espinosa: Tatiana Espinosa, la defensora de los árboles de mil años en Perú

“Nos dedicamos a esto porque estamos comprometidas con la selva y el futuro del planeta”, enfatiza Tatiana.

Apoyar este proyecto es una necesidad.

Más sobre el trabajo de ARBIO: Bosques Productivos: una esperanza para la Amazonía

Gianella, Rocio y Tatiana Espnosa: su propuesta es dinamita pura…de la buena. Foto Michael Tweddle.

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