Solo Para Viajeros

Réquiem para un gran hombre: Giuseppe Orefici…

Por Josué Lancho Rojas

Cuando el cuerpo de Giuseppe marche en lenta procesión hacia su última morada terrenal, flanqueado por un cortejo de olas de lágrimas lastimeras, despedido por sus amigos en su lejana Italia, el látigo del silencio empezará a extender sus alas aletargadas.

Entonces acá, en esta tierra que él escogió como suya, ese Cerro Blanco, el Apu telúrico de los Nasca, vestido con su sempiterna blancura, iluminará su figura barbada que insurgirá dentro de los templos piramidales de Cahuachi, de ese solitario paraje, que él persevantemente lo convirtió en una esmeralda engastada en el desierto, que hoy es la admiración del mundo entero y el orgullo de los nasqueños.

Las rosas del silencio trasuntarán el espacio que nos separa de su natal Brescia, para depositarlas imaginariamente entre sus frías manos, como muestra del gran cariño y amistad sincera, que supimos profesarnos a través del tiempo.

Ese gran hombre, al cual hoy rendimos sentido homenaje, fue coronado tantas veces entre aplausos sonoros, como entre críticas malsanas, tan igual como lo hizo el vulgo con los grandes hombres de la historia, coronando su testa algunas veces con ramos de ortigas y otras con coronas de vistosos laureles.

Giuseppe, en nuestras largas pláticas bajo la frondosidad de los guarangales de Pueblo Viejo, siempre me recordaba: “Hermano, el talento se imita, pero el genio no”, sabias palabras que me impulsaban a seguir con mis investigaciones. Palabras que hoy toman nuevamente vida al querer repetírselas, pero que las distancias me impiden estar frente a su cuerpo inerte y decirle: ¡Giuseppe, el genio no ha muerto, porque el genio es inmortal!

Hoy, aun recordando nuestros 44 años de amistad imperecedera, creo seguir viendo tu figura bronceada por el sol y marchitada por el frio invernal en tu lejana Cahuachi, portando en cada mano una espátula y una brocha, rescatando ese material arqueológico que te permitió reconstruir como nadie, ese andamiaje histórico, perteneciente al hombre Nasca. Adios Giuseppe, Adiós hermano.

Deja un comentario