Mi opinión
Cindy es una luz brillante, incandescente, que irradia e irradia desde la Amazonía su luminosa estela a todas partes. Incansable defensora de la vida que late en la región que la vio nacer y de la creación inmensa de los hombres y mujeres que la habitan desde el origen de los tiempos, la hija de César y de Elia, los fundadores de La Patarashca, conduce con firmeza una revolución gastronómica y hotelera que está logrando que los afuerinos veamos con admiración e infinitos antojos el territorio de la vasta Amazonía, el arca de Noé que tenemos la obligación de proteger para alejarnos del fin del mundo…
¿Qué olor te devuelve a la infancia?
El de las rosquitas y los queques recién horneados por mi abuelita. Ese aroma dulce y casero era la esencia de su amor y la calidez de su hogar. Pero hay otro olor que me lleva directamente a un recuerdo muy vívido: el de la leche fresca. Eso me remonta a cuando vivía en el fundo de mis abuelos, cerca de la Laguna Venecia: recuerdo acompañarlos a ordeñar las vacas y ver cómo mi abuelita, con esa misma leche tibia y cremosa, preparaba quesos y natillas caseras. Ese olor, mezclado con el ambiente rural y la brisa de la laguna, es sinónimo de inocencia, trabajo en el campo y el sabor auténtico de la vida y el sonido de los pájaros
¿Cuál fue tu primer viaje?
A Tacna cuando tenía apenas dos años, junto a mi abuelita y mi mamá. De ese viaje, los recuerdos son más bien una dulce niebla. A los 8 años tuve otro viaje memorable a Trujillo, donde disfruté muchísimo de las playas y el mar de Huanchaco y de la alegría de bañarme en sus aguas. Fue una experiencia que me conectó con la costa y la inmensidad del océano.
Pero el viaje que atesoro con un cariño inmenso, el que realmente marcó mi espíritu aventurero, fue cuando mi papá me llevó al Parque Nacional Río Abiseo a los 16 años. ¡Fue una verdadera expedición! Nos adentramos en la selva, subimos hasta el Alto Huayabamba y ahí acampamos. Desde esa noche, bajo una luna llena inmensa, no he vuelto a ver una luna tan grande y luminosa en mi vida. Dormir bajo su luz, rodeados por el sonido de la selva, fue algo mágico. De ese momento tan especial, tenemos una fotografía que luego mandamos a pintar, un tesoro que guarda la memoria de esa experiencia inolvidable. Fue un viaje que me conectó profundamente con la naturaleza y con la aventura.
¿Costa, sierra o selva?
¡Qué difícil elegir una sola, ya que cada región de nuestro Perú tiene su encanto único! Pero si tengo que inclinarme, mis preferencias son claras: la selva siempre será mi gran amor. Aquí, en San Martín, me siento en mi elemento: la exuberancia de la naturaleza, el calor, la biodiversidad, la inmensidad de los ríos y esa energía vibrante que lo envuelve todo. Es donde siento una conexión más profunda con la vida y la aventura.
La sierra, con su majestuosidad andina, me atrae por su imponente belleza y su rica cultura. La disfruto mucho, pero siempre bien abrigadita, contemplando sus paisajes que quitan el aliento y sintiendo la fuerza de sus montañas. Es un lugar de introspección y asombro.
Y la costa, aunque quizás menos frecuente para mí, la valoro enormemente por su vitalidad y sus infinitos horizontes. Me encanta siempre estar en el agua, ya sea en el mar Pacífico o en sus cálidas playas. La costa me invita a relajarme y a sentir la brisa marina.

¿Cuál es tu comida favorita?
No dudo, ¡la causa!
¿Un peruano que te llene de orgullo?
Gastón Acurio ha hecho mucho más que llevar la cocina peruana al mundo; la ha revalorizado, ha puesto en el mapa la increíble biodiversidad de nuestro país y ha generado un sentido de orgullo nacional a través de algo tan fundamental como la comida. Su trabajo no solo es culinario, sino también social y cultural, impulsando la cadena de valor desde el agricultor hasta el comensal. Su visión y pasión por el Perú son contagiosas.
Susana Baca, cantante, compositora y ex Ministra de Cultura, una embajadora de la música afroperuana. Y la gran Chabuca Granda, cuyas canciones son un retrato de Lima.
También Micaela Bastidas, María Parado de Bellido, Clorinda Matto de Turner, María Reiche…
¿Qué ave propondrías como ave símbolo del Perú?
El Gallito de las Rocas es espectacular, pero una opción increíble sería el Colibrí Maravilloso o Cola de Espátula (Loddigesia mirabilis). Es un ave única en el mundo, endémica de la zona del Alto Huayabamba.
¿Y qué flor?
Si tuviera que proponer una flor como símbolo del Perú, me inclinaría por la Flor de la Ayahuasca. Aunque la Cantuta es tradicionalmente reconocida como nuestra flor nacional y es bellísima, la Ayahuasca, para mí, representa la esencia más profunda y mística de la Amazonía peruana. Simboliza la sabiduría ancestral, la conexión espiritual con la naturaleza y el vasto conocimiento de las plantas maestras que nuestros pueblos originarios han cultivado por milenios. Es una flor que habla del poder curativo de nuestra selva, de la diversidad biológica y cultural que nos hace únicos y de la profunda conexión que el ser humano puede tener con la tierra. Elegirla sería un reconocimiento a la inmensidad de nuestra Amazonía y a la riqueza inmaterial que ella guarda.
¿Un libro de viajes o aventura?
«Las Nueve Revelaciones» (originalmente «The Celestine Prophecy») de James Redfield: es un libro de aventura espiritual que, de hecho, se desarrolla en la selva peruana (aunque ficticia). Trata sobre el descubrimiento de manuscritos antiguos que contienen profundas revelaciones sobre la existencia y la conciencia humana. Si bien no son «diez», la temática de manuscritos secretos y una aventura en la selva coincide. Es un best-seller y muy conocido por su mensaje espiritual. Me encantó, lo terminé de leer en Tingana la primera vez que fui al Bosque de Protección Alto Mayo… y ese día crucial el cielo estuvo más hermoso que nunca, vimos la Vía Láctea y cayeron piedras del cielo… y perdí el libro.
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¿Tú escritor favorito?
Esta pregunta sí que es difícil porque mis gustos son variados, pero si tengo que elegir,
por supuesto que elijo a Roger Runrrill, destacado periodista, escritor e investigador que ha dedicado gran parte de su vida a explorar, documentar y difundir la riqueza cultural y natural de la selva peruana. Sus escritos no solo son informativos, sino que también capturan la esencia, los misterios y la cosmovisión amazónica. Su obra es fundamental para entender la Amazonía desde adentro y su compromiso con la defensa de sus pueblos y su ecosistema lo convierte en una voz esencial en la literatura y el pensamiento peruanos. Y también María Elia García de Reátegui (mi mami ). Su libro «Magia y Sabor de San Martín» es una joya que logra algo maravilloso: no solo es un recetario, sino una verdadera ventana a la cultura, las tradiciones y la identidad de nuestra región de San Martín. Ella va más allá de la cocina, tejiendo historias, mitos y el alma de nuestra gente a través de sus sabores. Es una obra que celebra la riqueza de nuestro patrimonio culinario y cultural, mostrándonos cómo la comida es un pilar fundamental de nuestra historia y nuestra vida aquí en la selva. Me encanta cómo su trabajo resalta la autenticidad y el espíritu de nuestra tierra.
¿Qué te hace sentir orgulloso de nuestro país?
Me siento profundamente orgullosa de nuestro país por varias razones que se entrelazan y forman la esencia de lo que es el Perú para mí:
Nuestra biodiversidad asombrosa: es una de las más ricas y diversas del planeta. Me llena de orgullo saber que tenemos desde la majestuosidad de la cordillera de los Andes hasta la inmensidad de la Amazonía, pasando por la riqueza de nuestro mar y la aridez de la costa. Lugares como el Parque Nacional Río Abiseo, que tuve la fortuna de visitar, son un testimonio viviente de esta maravilla natural, hogar de especies únicas y ecosistemas vitales. La flora y fauna que habitan cada rincón de nuestro territorio son un tesoro invaluable.
La riqueza de nuestra cultura y tradiciones: me enorgullece la profundidad de nuestra historia, desde las civilizaciones preincas y el Imperio Incaico hasta la vibrante mezcla de culturas que somos hoy. Esa herencia se manifiesta en nuestras lenguas, nuestras danzas, nuestra música (desde la afroperuana hasta la andina) y en la sabiduría ancestral de nuestros pueblos originarios. Es una cultura viva, que se reinventa y celebra su pasado con orgullo.
La gastronomía que conquista el mundo: ¡Nuestra comida es un reflejo de todo lo anterior! Me llena de orgullo ver cómo la cocina peruana ha trascendido fronteras, convirtiéndose en un referente mundial. Es el resultado de la fusión de culturas y del uso ingenioso de nuestra increíble biodiversidad. Cada plato cuenta una historia, desde el ceviche fresco de nuestra costa hasta los sabores exóticos de la selva y los potajes andinos. Es un arte que nos une y nos representa con sabor y creatividad.
La diversidad de nuestros paisajes: desde las imponentes montañas nevadas, los desiertos misteriosos, las playas infinitas, hasta la exuberante selva amazónica, cada paisaje es un mundo por descubrir. Esa geografía tan variada no solo es visualmente impactante, sino que ha moldeado nuestro carácter, nuestra resiliencia y nuestra capacidad de adaptación. Me siento afortunado de haber explorado algunos de estos lugares y de saber que siempre hay más por conocer en esta tierra tan bendecida.
El Perú es un país que me inspira por su vitalidad, su historia, su gente y la inmensa belleza natural que poseemos.
¿Qué personaje te haría cambiar de acera?
El que represente lo opuesto a mis valores. Podría ser algún personaje de la historia del Perú conocido por su corrupción o autoritarismo, como Vladimiro Montesinos o el cabecilla terrorista Abimael Guzmán.
¿Un lugar del Perú o del mundo para vivir el resto de tu vida?
Para mí, el lugar ideal para vivir el resto de mi vida no es tanto una ubicación geográfica específica, sino un espacio donde pueda sentirme verdaderamente feliz, en paz y plena.
¿Una canción?
«Over the Rainbow»! Esa canción es una verdadera joya atemporal. Para mí, es una melodía que evoca pura esperanza y anhelo por esos lugares mágicos y soñados. Cuando la escucho, no puedo evitar pensar en la inmensidad y la belleza de la naturaleza, en esos paisajes que te quitan el aliento, como los que se esconden en la selva o en las montañas de Perú. Es como si cantara sobre el deseo de encontrar un rincón del mundo donde todo es más puro, más vibrante y donde los sueños se hacen realidad.
Es una canción que te invita a mirar más allá de lo evidente, a soñar con un lugar donde el cielo es azul y los problemas se desvanecen como las nubes. De alguna manera, me recuerda a la promesa de descubrimiento y asombro que siempre encuentro en mis aventuras y en la inmensidad de nuestro planeta.
¿Qué es lo que nunca falta en tu equipaje?
Buenas zapatillas, ropa cómoda, mi aceite esencial de 31 hierbas.
¿Un viaje soñado?
Bután, Groenlandia, Papúa Nueva Guinea
¿Cuál es el objeto que más valoras?
Gracias a mi práctica constante de la meditación, he cultivado un profundo trabajo en el desapego de lo material. Por ello, no hay un objeto físico en particular que yo valore por encima de los demás, ya que entiendo que lo verdaderamente significativo no reside en las posesiones.
En cambio, el mayor valor lo encuentro en las experiencias vividas y los recuerdos imborrables. Si tuviera que «valorar» algo, sería la memoria de momentos trascendentales como esa aventura compartida con mi papá en el Parque Nacional Río Abiseo. Aunque la fotografía física ya no exista, la vivencia de estar allí, la conexión profunda con mi padre en ese paisaje mágico y la emoción de la inmensidad de la Amazonía peruana, eso es lo que perdura.
Son esas huellas emocionales y espirituales, esas historias personales que llevo conmigo, las que considero mi mayor tesoro. Son la prueba de que las experiencias y los vínculos son los verdaderos «objetos» de valor que nos enriquecen y nos acompañan siempre.
¿Una ruta o destino que recomiendas?
El Reino de la Nubes- Amazonas y Parque Nacional Rio Abiseo
¿En dónde queda el paraíso?
El paraíso, para mí, no es un lugar geográfico fijo, sino un estado del alma y una perspectiva, está donde tú pintes tus colores, donde estés. Creo firmemente que el planeta Tierra en sí mismo es un paraíso, con toda su biodiversidad asombrosa, sus paisajes majestuosos y la infinidad de experiencias que nos ofrece. Desde la exuberancia de nuestra Amazonía aquí en San Martín, hasta la inmensidad del océano o la quietud de las montañas, cada rincón puede serlo.
Pero más allá de eso, el paraíso reside en la capacidad de cada persona para encontrar la belleza, la paz y la conexión en el presente, sin importar dónde se encuentre. Está en los momentos de asombro ante la naturaleza, en la calidez de los lazos familiares, en la alegría de compartir una comida, o en la quietud que se encuentra a través de la meditación.
Es un recordatorio de que la felicidad no es un destino, sino una forma de viajar por la vida, apreciando cada instante y transformando el entorno con nuestra propia luz y gratitud.
Cindy Reátegui García, amazónica ciento por ciento, es administradora en turismo, hotelería y gastronomía por la Universidad Ricardo Palma y puntal en la actualidad del Grupo La Patarashca, el consorcio familiar que naciera a partir del resonante éxito del mágico restaurante que sus padres César Reátegui y Elia García echaron a andar en Tarapoto. Gestora cultural por naturaleza, Cindy se ha convertido en una de las promotoras más notables de la diversidad cultural y natural de la Amazonía, una región que sigue inspirándola a ella, a Emil, su hermano; por supuesto que a sus padres y a los equipos de las siete unidades de negocio y la asociación que conforman el Grupo La Patarashca. En la Ciudad de las Palmeras brillan con luz propia el restaurante y hotel La Patarashca, el Suchiche Café & Bar y en el vecino San Antonio de Cumbaza el Canto del Río Lodge. En Lima La Patarashkita se ha convertido en una obsesión para los amantes de la mejor gastronomía amazónica y Awa, la última creación de su familia con Aldo Yaranga, el chef corporatioa de la marca, está dejando boquiabierto a los que lo visitan. Cindy es un dínamo de buenas vibras y amor a lo nuestro. |


