Mi opinión
Sorprendente la vida de esta mujer nacida en Celje, una pequeña localidad en la actual Eslovenia que vino al mundo en 1889 cuando su ciudad formaba parte del imperio austro-húngaro, que tuvo la osadía de viajar por todas partes para intentar describir el pálpito y las voces de los habitantes de un planeta a punto de implosionar. Me impresiona su valor y la fortaleza que debió tener para abandonar Europa en 1919 para penetrar solita, sin dinero e influencias, en los meandros de unas sociedades que despreciaban tanto o más que la suya a las mujeres independientes y liberales.
Alma Maximiliana Karlin fue una adelantada, una viajera inmortal que fue al mismo tiempo periodista, antropóloga, pintora, poetisa, coleccionista, escritora y mucho más. Los datos que he recogido en estos días de su biografía son espectaculares: Alma sufrió de niña tremendos padecimientos físicos debido a una malformación genética y el rechazo de quienes la consideraron débil mental luego de evaluar su alicaída salud síquica , situaciones que no fueron un acicate para que aprendiera los diez idiomas que dominó a la perfección, los que a la postre le servirían de mucho para recorrer los sesenta países que visitó. Uno de ellos, el Perú, que la recibió con furia en 1920 a poco de haber ingresado a Sudamérica desde Génova por Panamá.
Se dice que la ilusión de viajar por el mundo para convertirse en escritora profesional se avivó en ella después de leer los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega, el cronista peruano. En Wikipedia se afirma que llegó en abril de ese año a Mollendo y que desde allí se dirigió hacia Arequipa donde conoció la magia y las supersticiones de los gentiles y “sobrevivió a muchas cosas desagradables”, que por cierto no se especifican, llegando a ser acusada de espía chilena o boliviana. “Quisieron desnudarla, agrega el informante en Wikipedia, inspeccionarla públicamente. Varias veces se escapó de sus violadores. Por esto dormía vestida y con un puñal envenenado debajo de la almohada preparada a fugarse a cada instante”.
Tremendo, quise buscar más información de su paso por nuestro país, lamentablemente no la pude hallar. Estuardo Núñez en su monumental “Viajes y viajeros extranjeros por el Perú” solo dice de ella que estuvo por aquí en 1931 y que era una escritora alemana. En fin, voy a seguir escudriñando más sobre su recorrido por nuestras tierras. Por allí he leído que esta sensacional mujer dejó de escribir artículos periodísticosy piezas literarias en 1934 para dedicarse al ocultismo, una forma de mirar y entender el mundo que debió empezar a cultivar luego de su paso por Perú, México y China. Murió en 1950 dejándonos 27 libros, me parece que ninguno traducido al español, y decenas de manuscritos. Su colección de 840 objetos recogidos durante su vuelta al mundo y 510 postales se guardan en el Museo de Celje, la ciudad que después de despreciarla en vida la celebra como a una de sus mejores hijas.
Tomado de slovenia.info con información y datos recogidos de Internet
Si la viajera mundial y la polivalente Alma Maximiliana Karlin viviera hoy, seguramente sería una de las «influencers» de viajes más populares. Aunque el camino de su vida no siempre estuvo sembrado de rosas, sus viajes son una inspiración incluso para la generación de viajeros actual. Viajó a más de 60 países. Transfirió todas sus experiencias en papel y de sus viajes creó una rica colección de objetos de todo el mundo.

Leer más en Las Thelma y Louise de Suiza, un texto de Domingo Marchena
Más en Alexandra David-Néel, la aventurera que renovó el pasaporte a los 100 años
Una ciudadana intrépida del mundo
Una leyenda de los viajes mundiales y una maestra excelente de la literatura de viajes. La pionera del viaje work and travel (trabaja y viaja), que en su viaje por el mundo a principios del siglo XX sobrevivía gracias al trabajo intelectual, pero que no tenía miedo a ningún trabajo físico. Una políglota que habló con personas de todo el mundo en diez idiomas. Una mujer influyente de su tiempo que impresionó a muchas personas con sus logros y relatos de viajes. Algunos incluso han dicho que merecía el Premio Nobel por su valentía y voluntad indomable.
Según su creencia idealista era ciudadana del mundo. Una nómada no sólo de latitudes geográficas, sino también de profundidades espirituales, que se alimentaban de la creencia teosófica de que todos los caminos llevan a la cima de la misma montaña. Una pintora aficionada con un ojo especialmente entrenado para las plantas, una antropóloga que coleccionaba con entusiasmo mitos y leyendas, demonios e historias sobre hechizos conservados en todos los rincones del mundo. Y una mujer con una columna vertebral indomable, que nunca tuvo miedo de decir no a las guerras, a la violencia, a los regímenes totalitarios, ni con las palabras ni con los hechos. Esta es Alma M. Karlin y su historia, más aventurera que cualquier película.
El mundo pertenece a los audaces, siempre me he apegado a esta teoría. Aquel que no intenta ir más allá de los estrechos límites del horizonte que le fue dado originalmente, que nunca desciende a las profundidades de la vida y nunca abandona la tierra para elevarse en espíritu a esferas más elevadas y más puras, en realidad ha vivido, pero sólo como un gusano de seda en su capullo. La vida es una exploración de lo desconocido. Alma M. Karlin |
Las aventuras de la señorita Alma M. Karlin
Cuando nació durante la doble monarquía Austro-Húngara en 1889, se predijo que no viviría mucho o que sufriría retraso mental. Pero sobrevivió gracias al espíritu rebelde que la acompañó durante toda su vida. En la ciudad multicultural de Londres aprobó exámenes de ocho lenguas extranjeras y pronto destacó en conocimientos, independencias y libertad.

Más en Bessie Stringfield, la legendaria pionera negra sobre una Harley-Davidson
En una época en la que una mujer podía verse privada de sus derechos civiles si leía, escribía o viajaba, a finales de 1919, con recursos modestos, Alma M. Karlin emprendió sola un viaje alrededor del mundo durante ocho años. Quería saberlo todo, comprenderlo todo, experimentarlo todo. Creía audazmente que el camino elegido de forma independiente le ofrecería mucho más que la vida típica de entonces de una mujer en la pequeña y provincial ciudad de Celje. Sus únicos compañeros en su viaje alrededor del mundo fueron la maleta en la que metió su diccionario manuscrito de diez idiomas y la máquina de escribir portátil Erika, que se convirtió en su mejor amiga.
Alma persiguió ambiciosamente sus sueños de convertirse en el segundo Colón entre los viajeros y exploradores del mundo, y el segundo Louis Stevenson entre los escritores de prosa de aventuras. Durante su viaje alrededor del mundo, visitó más de 60 países, mientras sobrevivía con el trabajo intelectual o físico, escribiendo bocetos de viaje para muchos periódicos europeos y mundiales, creando obras literarias, pintando plantas, coleccionando objetos etnológicos, demonios y hechizos. Incluso hoy en día casi nadie puede igualarla en sus viajes y su inquietud creativa.
Un cuerpo de letras
A pesar de que Alma era consciente de que la vida de un escritor está llena de espinas y es de todo menos fácil, persistió en esta vocación y desarrolló un estilo propio y reconocible. En los años 30 del siglo pasado, sus libros de viajes «Samotno potovanje» (Un viaje solitario), «Urok Južnega morja» (El hechizo del Mar del Sur) y «Doživeti svet» (Mundo vivido) la llevaron a lo más alto de la literatura de viajes del mundo. Cientos de periódicos de todo el mundo informaron sobre ellos y, según los datos de la editorial Wilhelm Köhler, se habrían acumulado tantos como para poder hacer un libro grueso. Las obras de viajes de Alma tienen un gran valor, ya que son diarios de viaje únicos y completos de los países que visitó.
Del gabinete de las maravillas
Durante su viaje alrededor del mundo, Alma M. Karlin coleccionó, compró o recibió como regalo numerosos objetos etnológicos y artísticos. Hoy su colección, conservada en el Museo Provincial de Celje, representa una especie de gabinete de las maravillas. En él encontramos una misteriosa estatua de Li Tieguai, de la que se dice que tiene poderes mágicos especiales.
Y el dinero del ritual chino para quemarlo en el funeral, muchos abanicos, también un kimono (yukata), la ropa favorita de Alma.
Andando por los lugares caseros
El sorprendente descubrimiento de los «Diarios de viaje» de los años 1934-36 reveló que Alma no sólo viajó por todo el mundo, sino que, como entusiasta del senderismo y gran amante de la naturaleza, también caminó por casi toda Eslovenia. Para ella, una caminata de cinco horas era una caminata corta, siete horas de caminata era una caminata buena y diez horas era un excelente logro. Y esto con comida, ropa y calzado modestos, incluso en condiciones climáticas adversas. El premio siempre ha sido la naturaleza virgen, en medio de la cual nacieron muchos de sus pensamientos creativos.
A pie descubrió su Celje natal y sus alrededores, Laško, Braslovče y el castillo de Žovnek, todos los lugares más importantes del Alto valle de Savinja, incluido el valle Logarska dolina, Jurklošter, el misterioso valle de Gračnica y todos los lugares desde Celje hasta Rogaška Slatina, Krško y Trška Gora, Kozjansko, Gorenjska y otras partes de Eslovenia.

…
Tomado de Datos Históricos
La llamaban bruja. Le decían loca. Algunos la acusaban de ser perversa solo por amar a otra mujer. Pero Alma Karlin ya no prestaba atención a los susurros. Ella había nacido al margen. Y desde ahí, decidió conquistar el mundo.
Nació en 1889 en Celje, cuando Eslovenia aún era parte del imperio austrohúngaro. Desde pequeña, la miraban como un error. Tenía malformaciones físicas, dificultades motoras y una mirada que nadie entendía. La partera le dijo a su madre que no sobreviviría. Sobrevivió. Y no solo eso: vivió más que muchos que se creían sanos.
Huérfana temprana, criada en un entorno asfixiante, Alma no aceptó la condena silenciosa que otros le impusieron. Estudió idiomas, 12 en total. Aprendió latín, esperanto, chino, además de francés, inglés, italiano. Y no por vanidad: para ella, el lenguaje era un pasaporte.
En 1919, con una maleta de cartón, una vieja máquina de escribir llamada Erika y un diccionario multilingüe creado por ella misma, Alma partió desde Génova a recorrer el mundo.

Durante ocho años, cruzó más de 60 países, desde Perú hasta Japón, desde la India hasta Nueva Zelanda. Sin dinero, sin respaldo, escribía artículos que enviaba a periódicos europeos. Era una antropóloga autodidacta, escritora, viajera y cronista de lo invisible.
El mundo, que una vez la rechazó, la escuchó. Pero cada regreso fue un nuevo exilio. Fue arrestada porlos nazis por sospechas de apoyar a Tito. Más tarde, los partisanos de Tito la aislaron por “alemana peligrosa”.
Nunca fue suficiente para nadie… salvo para Thea. Thea Schreiber Gamelin, pintora alemana, fue su compañera durante veinte años. Su refugio, su familia elegida. La única que la acompañó hasta el final.
Cuando Alma murió en 1950, en soledad casi absoluta, los objetos que coleccionó durante toda su vida —más de 850 piezas de culturas remotas— fueron considerados herramientas de brujería.
A los niños les decían: “Si te portas mal, Alma Karlin vendrá por ti.”
Una mujer que soñó con entender al mundo fue transformada en un espantajo. Hoy, esa misma ciudad que la temía ha erigido una estatua en su honor. Y su “Gabinete de Curiosidades”, antes motivo de escarnio, es una joya del Museo Regional de Celje.
Alma fue muchas cosas: políglota, escritora, viajera solitaria, mujer libre, diferente. Pero sobre todo, fue valiente en un mundo que exigía sumisión. Y en un tiempo que la llamó monstruo, ella eligió seguir caminando.
En 1919, con la Primera Guerra Mundial recién terminada y Europa envuelta en ruinas y resentimientos, Alma Karlin tomó una decisión sin precedentes: iniciar una vuelta al mundo en solitario, sin respaldo financiero, sin acompañantes y con una máquina de escribir llamada Erika como única aliada. Partió desde el puerto de Génova con una maleta de cartón y un diccionario multilingüe que ella misma había compilado. Su ambición era monumental: entender al mundo y narrarlo. (…) Alma Karlin fue muchas cosas. Fue escritora, exploradora, lingüista, feminista sin bandera, lesbiana visible en tiempos de sombra, testigo de las culturas marginadas, víctima del fascismo, exiliada de todos los bandos, amante fiel, heredera de nadie. Pero sobre todo, fue una mujer que eligió ser libre cuando esa palabra equivalía a la soledad. Su vida fue un gesto radical contra la normalidad impuesta. |