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Carlos Soria, a los 86 años, inició el ascenso al Manaslu, la octava montaña más alta del mundo

Mi opinión

Carlos Soria es un ironmen de verdad: este año, el 86 de su larga peripecia vital, logró hacer cumbre en el Aconcagua, la montaña de 6982 m en el sur de nuestro continente y lo que resulta más inverosímil todavía es que ha entrado y salido dos veces del quirófano, la primera por una hernia inguinal que lo tenía patidifuso y al retornar de Sudamérica una segunda vez para que los médicos que lo atienden le coloquen una válvula en el corazón. Impresionante, el abilense, de Ávila, España, que nació justamente el año en que se apagaban los fuegos de la Guerra Civil española, empezó el día de ayer el ascenso al Manaslu, la octava montaña más alta del planeta, «la montaña de los espíritus» de los nepalíes. Soria, que ha visitado más de una vez el Perú, tiene doce de los catorce ochomiles en su haber, diez de años alcanzados después de los 60 años. Por si fuera poco, el montañista español más longevo y carismático de todos, se ha propuesto culminar los dos ochomiles que le quedan antes de cumplir los noventa abriles. Al súper atleta solo le falta hacer cumbre en el Dhaulagiri y en el Shisha Pangma. Un bravo entre los bravos: en esta esquinita somos sus fans desde hace mucho y vamos a seguir con atención los pormenores de esta nueva hazaña suya.


Tomado de Desnivel

Este viernes Carlos Soria partió hacia la octava montaña más alta del mundo (8.163 m) con las ganas de siempre. Conmemorar el cincuentenario de la primera expedición española a este ochomil, en la que él mismo participó, es una motivación más. Sus 86 años nunca son una excusa para no intentarlo.

Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano
Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano

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La idea de conmemorar los 50 años de la primera ascensión española a un ochomil principal –el Manaslu en 1975–, nació del club RSEA Peñalara, al que Carlos Soria pertenece, y desde el principio le sedujo, pues él mismo jugó un papel clave en aquella expedición histórica. Aunque luego ese proyecto, que implicaba a mucha gente, no salió adelante, la semilla ya había prendido y, con ese tesón que le caracteriza, no iba a dejarla ir.

Haber coronado ya el Manaslu en 2010, al que volvió ya con 71 años y subió sin oxígeno, no es un impedimento para su deseo. Tampoco lo ha sido no conseguir patrocinadores. Ni su prótesis de rodilla, ni las secuelas de la fractura de la pierna sufrida en el Dhaulagiri, a 7.700 metros, hace dos temporadas. Mucho menos tener 86 años, la edad en la que parece que ya no se puede soñar a lo grande.

Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano
Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano.

Es posible que a esa edad las probabilidades de no llegar a la cima –o incluso de no volver–, sean más altas que las de tener éxito, o al menos así lo deben pensar quienes han decidido no apoyarle económicamente, pero eso es que no conocen su voluntad de hierro. Aunque Carlos nos desmiente lo de que no tiene patrocinadores (aparte de una colaboración de la Comunidad de Madrid): «No tengo un patrocinador, sino seis: yo mismo, mi mujer y mis cuatro hijas, que son las que más me han apoyado siempre». Y es que su familia tiene claro que subir montañas es su forma de estar en el mundo.

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Carlos Soria y Luis Miguel Soriano. Foto: colecc. L.M. Soriano
Luis Miguel Soriano y Carlos Soria. Foto: colecc. L.M. Soriano.

Será una expedición muy ligera en la que solo irá acompañado de Luis Miguel Soriano, fiel compañero en muchas de sus expediciones, ochomilista y prestigioso cámara de altura, en quien Carlos confía plenamente: «Nos conocemos bien desde hace mucho, es la mejor persona para ir de expedición, siempre le parece todo bien, tiene un carácter increíble, además de ser el mejor cámara de altitud, algo que lleva demostrando muchos años». Su otro compañero habitual, Sito Carcavilla, no podrá acompañarles este vez por motivos laborales. También viajarán con ellos Pedro Mateo y Juan Boada, un amigo farmacéutico y otro alpinista, si bien ellos no tienen intenciones de llegar a la cumbre.

Aunque la idea inicial de Carlos era partir en primavera, finalmente han tenido que aplazarlo para este otoño, pasada la época del monzón: «Me habría gustado ir en primavera porque últimamente en otoño hay más gente, lo que tiene sus ventajas y sus desventajas; es algo que condiciona. Pero vamos a intentarlo, y esperamos tener tener suerte».

Sobre todo lo que tiene claro es que «Para subir, hay que ir» y ganas no le faltan.

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Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano
Carlos Soria y Luis Miguel Soriano. Foto: colecc. L.M. Soriano.

El pasado febrero ya demostró que estaba en plena forma subiendo al Aconcagua (6962 m), aunque desde entonces ha tenido que superar alguna prueba más. Y es que, hace solo un mes, pasó por una operación de una válvula del corazón: «En la Seguridad Social me dijeron que, con mi edad, normalmente no operarían, pero el médico me conocía, sabía mi historial, y me dijo que si yo me animaba, por él sí que me operaría, que podía mejorar. Así que decidí operarme, y salió todo fantástico. Es increíble lo que están consiguiendo con la medicina, me da rabia ser tan mayor porque estoy seguro que la gente va a vivir más tiempo mucho mejor con todos los avances que hay». Aunque inicialmente el tiempo previsto de recuperación en el hospital eran cinco días, los médicos le vieron tan bien que al primer día ya le mandaron de vuelta a casa. La primera semana ya estaba andando y poco después empezó su rutina habitual de entrenamiento.

«Me siento bien, claro que he bajado mis tiempos que hacía en los entrenamientos de hace un tiempo, también he perdido algo de equilibrio con lo de la pierna, aunque lo voy recuperando. Y me noto que he perdido algo de memoria, que estoy más tontorrón… Es normal, la edad tampoco lo perdona todo», nos dice.

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Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano
Carlos Soria. Foto: Luis Miguel Soriano.

Su plan es ir inicialmente a la región de Khumbu, donde llegan casi a los 6000 metros y pueden aclimatar con comodidad, para llegar al campo base lo más preparados posible. Luego allí acabarán la aclimatación subiendo al C1 y quizá al C2 antes del ataque a cumbre. «Es una montaña peligrosa por las avalanchas, la idea es moverse por allí lo menos posible, intentar buscar el mejor momento para subir», explica.

Si lo consigue, batirá un nuevo récord como la persona de más edad en un ochomil, pero eso ni se menciona en la conversación. Sí que es otro gran aliciente para él pasar por el pueblo de Sama, al que está muy vinculado y con el que lleva colaborando desde hace muchos años. Tienen previsto visitar a sus buenos amigos de Sama en el regreso, ojalá para celebrar juntos la cumbre: «Iremos primero a la montaña, lo antes posible, para intentar encontrar buenas condiciones. La idea es estar en el campo base hacia el 12 de septiembre».

Hará cumbre o no la hará, pero lo que está claro es que no será por no haberlo intentado: «El querer ir está por encima de todo», dejándonos de nuevo otra gran lección de vida: tus sueños no van a venirte a buscar al sofá de casa. ¡Mucha suerte, Carlos!

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