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Luis Huanca, el guardaparque que se casó con el Parque Nacional Manu

Mi opinión

Les dejo este texto que la periodista Yvette Sierra elaboró para la agencia ambiental Mongabay Latan para dar cuenta del trabajo de Luis Huanca, ganador este año de la categoría Guardaparque Ilustre edel Premio Carlos Ponce del Prado. Como dice el maestro Dourojeanni, si para algo sirve este galardón es para seguir creyendo en un futuro mejor a pesar de las contingencias.

Y para seguir recordando a Carlos Ponce del Prado, maravilloso amigo y pionero de la conservación en nuestro país. Buen fin de semana para todos.

Felicitaciones compañero Huanca, guardián del Parque Nacional Manu, el Perú se lo agradece.


Hace 33 años empezó su historia en el Parque Nacional del Manu. Luis Wilfredo Huanca Quisverde ingresó como guardaparque de esta zona reservada de la Amazonía peruana a los 23 años, cuando apenas había salido del servicio militar. En esa época, dice, era un requisito ser licenciado del Ejército para postular a ese puesto, pues los enfrentamientos con madereros y cazadores ilegales eran constantes.

Ahora, es un experto recorriendo el Manu. Conoce todos sus pisos ecológicos, ha visto a muchos de sus animales, se ha enfrentado con la ilegalidad, ha convencido a decenas de personas sobre la importancia de cuidar la biodiversidad y hasta se ha encontrado, frente a frente, con un oso andino.

Luis Huanca recibió el Premio Carlos Ponce del Prado en la categoría Guardaparque Ilustre. Foto: Profonanpe.
Luis Huanca recibió el Premio Carlos Ponce del Prado en la categoría Guardaparque Ilustre. Foto: Profonanpe.

El Parque Nacional del Manu fue creado en mayo de 1973 sobre una extensión de 1 716 295 hectáreas que se extienden sobre las provincias de Paucartambo, en Cusco y Manu, en Madre de Dios. Abarca diversos pisos ecológicos, desde el llano amazónico, hasta la puna, por encima de los 4000 metros de altura. El Manu resguarda una de las más importantes zonas de biodiversidad del planeta donde, además, viven comunidades nativas y pueblos indígenas en aislamiento voluntario.

Su experiencia le ha valido ser reconocido con el Premio Carlos Ponce del Prado en la categoría Guardaparque Ilustre. Un premio que se une a otros tres galardones que ha recibido a lo largo de su carrera. Para él, los reconocimientos significan un compromiso para seguir en su camino de trabajar por la conservación de la naturaleza, pero también, es un honor que dedica a todos sus compañeros de trabajo, los guardaparques del Perú.

En esta entrevista con Mongabay Latam habla de sus inicios como guardián del Manu, de su convivencia con la naturaleza, de su familia y de su compromiso con la conservación de la biodiversidad.

¿Cómo llega a ser guardaparque del Parque Nacional del Manu?

Yo soy de Yaurisque, un pueblo en la provincia de Paruro, departamento del Cusco. Ahí estudié primaria, pero no había secundaria en mi pueblo, por eso me fui a la ciudad de Cusco y cuando terminé el colegio me presenté al Ejército. Al salir del servicio militar se presentó una convocatoria para guardaparque en el Manu y un requisito era ser licenciado de las Fuerzas Armadas. Así empecé mi carrera y me quedé hasta ahora.

Luis Huanca muestra orgulloso su primer carnet como guardaparque del Manu. Foto: Yvette Sierra Praeli.
Luis Huanca muestra orgulloso su primer carnet como guardaparque del Manu. Foto: Yvette Sierra Praeli.

¿Por qué era requisito tener preparación militar?

El primer requisito era ser licenciado del Ejército peruano porque había conflictos con cazadores y con madereros. Entonces, necesitaban personas que pudiesen defender el parque y un militar licenciado tenía más carácter y era más fuerte para enfrentarse con ellos, que estaban armados. En el parque también teníamos armas y para los licenciados del Ejército era más sencillo manejarlas.

¿Ahora siguen usando armas?

Ahora ya no. Nosotros mismos pensamos, “si hay una ley que prohíbe el uso de armas en áreas naturales protegidas, tenemos que respetar esa ley”, y dejamos de usarlas.

¿Los enfrentamientos con los madereros eran constantes?

Claro, incluso había un aserradero cerca de la reserva hasta donde se llevaban la madera. Por eso, quienes los enfrentasen, tenían que ser personas de carácter fuerte.

¿Y cómo eran las cosas con los cazadores?

Había personas que lucraban con los animales silvestres. Hacían negocio con las pieles de los lagartos, de los jaguares, de los venados. Con el guacamayo, por ejemplo, hacían negocios ilegales. También estaban los vecinos del parque, es decir, los pueblos establecidos en los alrededores, que cazaban a los animales para consumo. En la zona Altoandina, los venados, los osos y los tapires eran muy cotizados; y en la selva baja, animales silvestres como el sajino y la huangana eran muy buscados. Cuando encontrábamos a los cazadores, nos decían que desconocían que se trataba de una zona reservada. En esa época los límites no estaban marcados.

El Parque Nacional del Manu ha sido el hogar de Luis Huanca durante 33 años de su vida. Foto: Sernanp.
El Parque Nacional del Manu ha sido el hogar de Luis Huanca durante 33 años de su vida. Foto: Sernanp.

¿Y ahora ya están marcados?

En algunas zonas se han colocado hitos. Los madereros, por ejemplo, conocen las áreas marcadas y no tienen pretextos para ingresar.

Guardaparque todo terreno

¿Qué cambios se han dado en todos estos años?

Es muy diferente. Antes nos insultaban y amenazaban, nos decían que éramos muy pegados a la letra porque nosotros estábamos detrás de ellos para que tomen consciencia. Ahora, la gente ya sabe que está haciendo un daño, comprenden lo que está sucediendo en la naturaleza.

Dentro del Parque Nacional del Manu hay comunidades nativas. ¿Cómo es la relación con ellas?

Con las comunidades nativas hay otro trato. Pueden utilizar el espacio, pero aplicando las enseñanzas de sus ancestros. Para cazar usan flechas y no armas de fuego.

¿Qué es lo que más le gusta del Manu?

El Manu es muy bonito y tiene varios pisos ecológicos. Por ejemplo la zona Andina, la ceja de selva, la selva. Cada piso es muy interesante y diferente. En la parte alta hay especies como los alisos, mientras que en las áreas más bajas están los árboles de cedro y caoba.  En cada zona hay una forma distinta de manejar el bosque.

¿Como guardaparque, usted tiene alguna especialidad?

El guardaparque es múltiple. Es abogado, es enfermero, es chofer, es guía. A todo eso nos dedicamos. En la selva baja hay que trabajar de una determinada forma, en la zona Altoandina de otra. No es igual y nosotros como guardaparques tenemos que saber de todo.

Luis Huanca dedicó su premio a todos sus compañeros, los guardaparques de Perú. Foto: Yvette Sierra Praeli.
Luis Huanca dedicó su premio a todos sus compañeros, los guardaparques de Perú. Foto: Yvette Sierra Praeli.

¿Cuál es su relación con la biodiversidad?

Es muy hermoso trabajar en medio de la naturaleza como decía un compañero de Junín. Él dice que se ha enamorado, pero yo digo que me he casado con la naturaleza. Trabajar de guardaparque tiene una mística y vivir en la selva con la naturaleza es especial.

¿Cómo es el trabajo de los guardaparques?

Debemos visitar permanentemente a las comunidades que viven cerca del parque y explicarles qué pueden hacer y qué no deben hacer dentro del Manu.

¿Qué no deben hacer?

No deben utilizar armamento. Tampoco deben confiar en las personas que llegan y les proponen sacar madera. Les explicamos que ellos llegan para aprovecharse de las comunidades. También les hablamos sobre la importancia de conservar la selva para tener más animales silvestres.

El oso que salió a su encuentro

¿Cómo son los días dentro de la selva?

Salimos en equipos de cuatro personas a los puestos de vigilancia, donde se permanece un mes. Ahí hacemos un programa de trabajo sobre qué lugares visitar y qué hacer en cada zona. A veces nos trasladamos con carro, otras en embarcaciones por los ríos y también caminamos. Nuestros patrullajes pueden durar varios días y nos tenemos que quedar en carpas. Las distancias son enormes en la selva.

Luis Huanca con sus compañeros de trabajo en una salida de monitoreo en el Parque Nacional del Manu. Foto: Luis HUanca.
Luis Huanca con sus compañeros de trabajo en una salida de monitoreo en el Parque Nacional del Manu. Foto: Luis HUanca.

Imagino que en esas salidas encontraba a los animales.

Durante las salidas también monitoreamos a los animales y llenamos una ficha, cada mes, en la que informamos todo lo que vemos. En la parte andina he visto osos, venados y muchas otras especies. En la selva baja hay jaguares, lagartos. Siempre me gustaron todos los animales y cada uno tiene diferente comportamiento. Por ejemplo, al jaguar puedes verlo, pero no te puedes acercar. En el caso del oso, muchos dicen que es bravo, pero no es cierto, más bien tiene miedo a los seres humanos.

¿Alguna experiencia en particular?

Una vez, cara a cara me encontré con un oso andino en el Manu. Yo estaba en una expedición con dos personas y tenía que ir adelante abriendo camino con mi machete. Entonces, me encontré con un oso andino a cuatro metros de distancia. Yo salía de una curva en un camino y el oso estaba entrando. Ahí nos hemos encontrado. Pensé, si corre hacia mí, le doy con el machete. Ambos nos miramos, hasta que el osito giró a la derecha y se escapó.

También debe haber guiado expediciones de científicos y otros especialistas

Sí, con personas que hacen investigación. Por ejemplo, estuve con Liliana Rodríguez que se dedica a estudiar ranas, las buscábamos y las teníamos que contar. También estuve en expediciones para investigar al lobo de río. Hay muchas personas de otros países investigando en el Manu, en la Estación Biológica de Cocha Cashu, por ejemplo, hay más extranjeros que peruanos. Quizá los investigadores de Perú tienen temor a las enfermedades.

15/9/2018

https://soloparaviajeros.pe/invitado/3550/

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