Mi opinión
Cada vez que me llegan noticias de las aves de Chile pienso en Oreste Plath, el folclorista mapocho que retrato a muchas de ellas en un simpatiquísimo libro, Lenguaje de los pájaros chilenos, que llegó a mis manos gracias a la gentileza de Alicia Burga, una dilecta amiga radicada en Barcelona.
Ese librito, delicado y lleno de magia, se convirtió, sin querer queriendo, en un texto de obligada consulta en mis días de afanoso aficionado a las aves del Perú. Si estuviera en casa estoy seguro que correría a cogerlo de mi biblioteca para gozar con su lectura.
Chile tiene 479 especies de aves registradas en todo su territorio, muchísimo menos que Colombia y el Perú, los países que lideran el ranking mundial de los que más aves tienen; sin embargo, la afición ornitológica por allá es grande, tanta como su producción bibliográfica.
Me alegra mucho que el gobierno chileno haya tenido a bien establecer el Monumento Natural Picaflor de Arica, un área protegida por el Estado que dará refugio a los casi 400 individuos de esta especie que sobreviven en los bosques del norte del país.
Qué bueno, felicitaciones a los implicados. Y, como siempre, que las buenas iniciativas se repliquen por todo el continente.
Con la publicación en el Diario Oficial, se concretó la creación del Monumento Natural Picaflor de Arica, integrándose al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), que administra la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
El nuevo monumento natural tiene una extensión de 10,8 hectáreas en el valle de Chaca de la Región de Arica y Parinacota, y en el existe el ecosistema denominado “Bosque Espinoso Tropical Interior de Geoffroea decorticans y Prosopis alba”, donde el picaflor de Arica (Eulidia yarrellii), puede vivir y re
producirse.
La iniciativa fue presentada por el Ministerio de Agricultura, a través de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), y aprobada por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad en octubre del año pasado, y significa un aporte para el resguardo del patrimonio natural del país, en especial de la zona norte, donde habita esta ave considerada una de las más pequeñas del mundo.
“El picaflor de Arica es una de las aves más pequeñas que hay en Chile. Recordando un hecho anecdótico señalado por Goodall, Johnson y Phillippi, en el año 1943 en el Valle de Azapa de Arica, en un solo árbol con flores podían contarse hasta 100 individuos. Lo que se hace al crear esta área protegida es conservar el hábitat de esta especie que no existe en ninguna otra parte del mundo”, señaló el director ejecutivo de CONAF, José Manuel Rebolledo.
En este mismo sentido, el gerente de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf, Richard Torres, sostuvo que “impulsamos con el Ministerio de Agricultura esta iniciativa, porque necesitamos proteger y restaurar el hábitat de esta ave, y por ello se eligió este sector en Chaca, en la comuna de Arica, donde están las especies florísticas necesarias para su sobrevivencia y nuestro fundamento fue la Convención de la Flora, la Fauna y las Bellezas Escénicas Naturales de América, ratificada como Ley de la República en 1967”.
Cabe destacar que la dramática disminución de la población del picaflor de Arica, como lo resaltó el director de CONAF Región de Arica y Parinacota, Héctor Peñaranda, “se debió principalmente a la pérdida y disminución de su hábitat por actividades agrícolas, el uso masivo de pesticidas y la aparición del picaflor de Cora (Thaumastura cora), en la década del 70. El sector propuesto nos permitirá contar con los resguardos y protección de esta ave, ya que contará con sitios de nidificación y alimentación”.
Con la concreción de la creación de esta nueva área protegida, la próxima labor de CONAF es contar con un plan de manejo de esta unidad, con el objetivo central de adoptar las medidas que permitan la conservación y reproducción efectiva del picaflor de Arica.