Mi opinión
He tenido la suerte de caminar por las rutas que recomienda Lonely Planet en el reporte que publica El País de España. Todas sensacionales, todas fueras de serie. El Perú sigue siendo la Meca del senderismo planetario, como los Himalayas o el Cañón del Colarado, en Estados Unidos; lo increíble de esa ventaja comparativa que NO estamos aprovechando como se debe, de ese premio de la naturaleza que no dejamos de celebrar en este portal, es el poco aprecio que tenemos los peruanos por recorrer tamañas rutas. Se inicia la temporada de trekking por el Perú, anímate y lánzate a la aventura. Recuerda, el #turismoayuda #muéveteperú
El Camino Inca es una de esas aventuras que nadie quiere perderse: profundas gargantas de color verde, ciudadelas perdidas y picos gigantes que aparecen y desaparecen en el horizonte envueltos en la niebla. Ascender por estas escaleras de piedra milenarias siguiendo la ruta andina que permaneció oculta a los españoles durante siglos es, sin duda, un rito de iniciación para el gran viajero. Durante todo el año (excepto en febrero, cuando llueve a cántaros) se organizan grupos para recorrerlo, pero actualmente la demanda es desbordante: conviene reservar plaza con al menos seis semanas de antelación en temporada baja y de seis meses a un año entre mayo y principios de septiembre, incluso si se opta por la ruta corta (dos días).
Afortunadamente, existen alternativas en la misma región andina y muchos caminos senderistas que Perú quiere impulsar para no convertir al Camino Inca clásico en la única opción de los excursionistas. Los principales centros de senderismo son Cusco y Arequipa, en el sur de los Andes, y Huaraz, en el norte.
Los caminos incas
La historia está presente en estos senderos que atraviesan caminos terraplenados, asociados a antiguas rutas comerciales o itinerarios usados por los mensajeros incas. Y en algunos todavía se puede disfrutar de la soledad en la montaña, la playa o un complejo arqueológico.
El Qhapaq Ñan, la red inca de caminos, fue declarada patrimonio mundial en 2014 y se extiende a lo largo de 22.530 kilómetros de Colombia a Chile, poniendo en evidencia la maestría de los incas. Los promotores turísticos esperan que este reconocimiento estimule la inversión para la conservación y recuperación de dichas sendas, y ya están surgiendo nuevas propuestas senderistas.
Una alternativa al Camino Inca clásico, que transcurre por el valle del río Urubamba, es Lares, una excursión flexible de varios días a pintorescos pueblos andinos, con viaje en tren incluido (de Ollantaytambo a Aguas Calientes). Se puede acceder desde Cuzco en un día largo. También pintoresco, aunque agotador, es el sendero de Salkantay: cinco jornadas que ascienden desde la jungla a páramos andinos a 4.700 metros de altitud, que se pueden hacer por libre. Por último, existe también una versión selvática, que incluye excursionismo, ciclismo o rafting, y que lleva hasta Machu Picchu pasando por Santa Teresa.
Ausangate, hacia lo más alto
Desde Cusco, una de las alternativas al demandado Camino Inca es la espectacular excursión al monte Ausangate (6384 metros), durante la que se observan manadas de alpacas y diminutas aldeas que no han cambiado en siglos. Con sus cimas nevadas, es el pico más alto del sur de Perú, visible desde Cusco con cielos despejados. El circuito senderista que transita alrededor de su falda es la ruta alpina más desafiante de la zona –lleva entre cinco y seis días completarla– y atraviesa varios pasos montañosos a más de 5.000 metros de altitud atraviesa. El recorrido empieza en la ondulada y parda puna (praderas de la meseta andina), para adentrarse por un paisaje muy variopinto, que incluye cimas heladas, glaciares a punto de desmoronarse, lagos turquesa y verdes valles pantanosos.
El punto de inicio y final es Tinqui, donde hay fuentes minerales de agua templada y un sencillo hotel, así como mulas y arrieros que pueden contratarse para hacer la excursión. Y si nos queremos dar un lujo, podemos reservar en el Andean Lodges, un alojamiento ecosostenible.
Machu Picchu en miniatura
Las espectaculares y remotas ruinas de Choquequirao son la gran y novedosa alternativa a Machu Picchu. Se encuentran en una conjunción de tres ríos que deja sin aliento a quien la contempla y, además, la excursión de cuatro días que lleva hasta ella es asequible
Es desde hace años “la excursión del momento”, por lo que el gobierno peruano ha aprobado un controvertido plan que contempla la construcción de un tranvía con capacidad para 3.000 visitantes diarios con el que llegar a este rincón andino en solo 15 minutos desde la autopista.
De momento, puede visitarse tranquilamente. Los viajeros pueden organizar fácilmente esta ruta por su cuenta, aunque hay que tener en cuenta que algunos puentes del camino pueden ser arrastrados por la corriente, cortando el acceso. Si se quiere ir por libre, es recomendable informarse previamente de las condiciones.
‘El Clásico’ del Colca
Si no se dispone de mucho y abruma la cantidad de senderos que recorren el espectacular cañón del Colca, al sur del país, hay que optar por El Clásico, es decir, la excursión de dos-tres días que recorre lo mejor de la parte media y baja de este enorme desfiladero, por debajo del mirador de la Cruz del Cóndor y el pueblo de Cabanaconde.
Las gargantas del Colca y de Cotahuasi figuran entre las los más profundas del planeta, un paisaje que deja sin aliento y resulta más accesible que otros destinos a mayor altitud. En la temporada de lluvias, cuando otras rutas andinas están impracticables, el Colca se muestra verde y frondoso, e invita al senderismo por cuenta propia entre aldeas rurales. El cañón del Cotahuasi, más remoto y accidentado, conviene visitarlo con un guía local experimentado y solo en temporada seca.
El Clásico del Colca comienza en Cabanaconde (accesible en bus de línea desde por la carretera de Chivay) y aunque se puede hacer por cuenta propia, hay agencias locales que organizan la excursión desde Arequipa.
Santa Cruz, pura Cordillera Blanca
A las afueras de Huaraz, las vistas a los nevados de la Cordillera Blanca y la escarpada cordillera Huayhuash son inigualables. La ruta clásica es el viaje de cuatro-cinco días desde Llanganuco a Santa Cruz (50 kilómetros, muy bien señalizada), que recorre la quebrada Huaripampa, sube hasta el paso de Punta Unión (4.760 metros), rodeado de picos cubiertos de hielo, y desciende a través del espectacular valle de la quebrada Santa Cruz. Un recorrido que pasa junto a lagos color esmeralda, atraviesa aldeas y valles andinos, que brinda excelentes panorámicas del Huascarán, la cumbre más alta de Perú, y, si queda tiempo y fuerzas, permite desviarse hasta la base del Alpamayo.
Quebradas de Quilcayhuanca y Cojup
Se trata de una de las rutas más bonitas de la cordillera, pero es exigente: hay que estar bien aclimatado –las mulas no suben al paso Choco, por encima de los 5.000 metros– y, por tanto, caminar con 15 kilos a la espalda. Desde Pitec, el camino asciende serpenteando hasta la quebrada Quilcayhuanca a través de prados y bosques de queñuas hasta alcanzar la laguna Cuchillacocha y Tullpacocha, regalando vistas a los nevados Cayesh (5.721 metros), Maparaju (5.326 metros), Tumarinaju (5.668 metros) y otra docena de cincomiles. Tras coronar el paso Choco se desciende por la quebrada Cojup, sorteando lagunas. Eso sí, el recorrido no está bien señalizado, por lo que se recomienda contratar un guía o llevar un buen mapa (y saber interpretarlo).
Una versión más sencilla (y menos agotadora) es atravesar el valle de Quilcayhuanca y regresar a Pitec, en dos o tres días de marcha y acampando a 4.000 metros. También hay que cargar con el equipo, pero la mochila será más ligera.
Odisea andina en Huayhuash
Diez días entre lagos andinos, cóndores sobrevolando picos de 6.000 metros, como el Yerupajá (6.634 metros), la segunda montaña tropical más alta del mundo, y puertos de montaña con vistas vertiginosas. Eso sí, siempre hacia arriba: el desnivel (positivo) en cada jornada varía entre los 500 y 1.200 metros –tan solo hay un par de días de tregua–, con una media diaria de 12 kilómetros (entre 4 y 8 horas caminando).
Muchos excursionistas añaden días extras de descanso en este gran circuito por la cordillera Huayhuash, que permiten, además, disfrutar pausadamente de las sensacionales vistas; los flancos orientales del macizo están bañados por lagos espectaculares y ofrecen fantásticas zonas de acampada (ideales para pescar truchas). Otros prefieren realizar una versión reducida y acotan la experiencia a la mitad, recorriendo la vertiente este de la cordillera, en la que se abren recorridos secundarios y otras alternativas que requieren alguna jornada extra de camino.
Heath, un río salvaje
El Parque Nacional Bahuaja-Sonene es una de las mayores regiones salvajes de Perú. Se encuentra a dos horas al sur del río Madre de Dios, integrado dentro de la reserva nacional de Tambopata, y se extiende a lo largo del curso del río Heath. La infraestructura del parque, uno de los más grandes del país, es limitada, y los circuitos para ver fauna se hallan aún en fase de desarrollo.
El sencillo Health River Wildlife Center, con 10 habitaciones, es propiedad del pueblo indígena ese eja (también conocido como huarayo) y ofrece guías y servicios culturales. Expertos biólogos han declarado este parque como una de las zonas de mayor biodiversidad del sureste de Perú –no se sabe aún si se verá alterada por la construcción de la carretera Interoceánica–, y permite observar carpinchos, loros y guacamayos.
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA HACER SENDERISMO EN PERÚ
En Cusco y Huaraz – y en menor grado en Arequipa– hay especialistas que ofrecen equipamiento, guías y porteadores. Si se pretende caminar ligero de peso es preferible facturar el equipo propio –especialmente el saco de dormir– pues el material de alquiler suele ser anticuado y pesado.
La importancia de contratar un guía dependerá de la ruta de trekking escogida. En algunas de ellas, como el Camino Inca, es necesario, y en otras, como la cordillera Huayhuash, conveniente: se han producido atracos, así que es preferible ir acompañado de un local. Por suerte, muchas otras rutas de senderismo son seguras y se pueden recorrer muy bien por cuenta propia, aunque conviene hacerse con mapas de las rutas principales.
Sea cual fuere la aventura elegida, es siempre recomendable pasar unos días aclimatándose a la altitud, debido al riesgo (real) de sufrir mal de altura. La mejor época para el senderismo en los Andes es la temporada seca (entre mayo y septiembre, ya que en la época de lluvias (de diciembre a marzo) algunas zonas son infranqueables.
https://soloparaviajeros.pe/lugares/callejon-de-huayhuash-full-day/
5/7/2017