Mi opinión
Con la reciente ampliación del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Archipiélago de Humboldt en las regiones de Coquimbo y Atacama, Chile empieza a honrar los compromisos de conservación adquiridos por su gobierno en el marco del Acuerdo de Paris y la Estrategia Climática de Largo Plazo al 2023. Magnífica decisión que deberíamos replicar por aquí. Las áreas marinas protegidas de múltiples usos, de acuerdo con la legislación ambiental de nuestro vecino del sur, buscan compatibilizar la conservación y protección del medio ambiente con el desarrollo de actividades económicas sostenibles.
Se pretende con ellas, debo decirlo de mejor manera, armonizar los diferentes usos que existen en las áreas bajo este estatus de protección para asegurar la continuidad de las actividades de pesca, turismo, investigación científica y educación. Lo anterior de acuerdo con los fines de creación de las llamadas AMCP-MU.
La reserva marina que el gobierno del presidente Boric acaba de establecer, sobre un área de más de 500 mil hectáreas, se ubica en una de las zonas más ricas en biodiversidad del mar de Chile. Se sabe que alberga una enorme cantidad de especies marinas, incluyendo macroalgas, invertebrados, peces, avifauna y mamíferos. De hecho, lo ha comentado el Ejecutivo, es uno de los refugios más importantes para la alimentación y descanso de delfines, ballenas y lobos marinos. Por si fuera poco, el establecimiento del AMCP-MU Archipiélago de Humboldt dará protección definitiva a la colonia de pingüinos de Humboldt, especie propia de la corriente marina que compartimos con Chile, más grande del mundo.
Saludamos desde aquí la aprobación del estatus definitivo del área protegida, larga lucha de los pescadores artesanales del litoral chileno y los colectivos que se asociaron en la tarea. Después de diecinueve años de insistencia la razón pudo abrirse paso en un territorio donde el extractivismo minero sigue siendo fuerte. Envidia sana.
Michelle Carrere para Mongabay Latam
- Se trata de un importante hotspot de biodiversidad, hogar de 560 especies marinas, muchas de las cuales se encuentran amenazadas de extinción y una de las zonas más productivas para la pesca artesanal.
- Esta zona es también el lugar donde busca instalarse el controversial proyecto minero y portuario Dominga, así como el Puerto Cruz Grande, ambos judicializados.
El Consejo de Ministros para la Sustentabilidad de Chile aprobó por unanimidad la creación del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Archipiélago de Humboldt. Con esa medida quedarán protegidos 5700 kilómetros cuadrados de mar costero, entre las regiones de Atacama y Coquimbo, en el norte del país, justamente en la zona donde los proyectos portuarios vinculados a la minería, Dominga y Cruz Grande, buscan instalarse.
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Si bien la nueva área protegida impide el desarrollo de actividades que pongan en riesgo sus objetos de conservación, sí permite actividades de bajo impacto como la pesca artesanal y el turismo. Es por eso que pescadores artesanales, junto con científicos y ambientalistas, llevan 19 años solicitando la protección de esta zona, considerada un importante hotspot de biodiversidad a nivel mundial. La petición, que “por distintas razones sobre todo de interés económico y político se había dejado de lado”, asegura Carlos Gaymer, investigador del Núcleo Milenio de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI), finalmente fue aprobada.
“Este es uno de los logros ambientales más importantes del último tiempo en Chile, no sólo por la protección de este hotspot de biodiversidad, sino que también por el resguardo de actividades económicas como la pesca artesanal y el turismo, primordiales en ambas regiones”, señaló Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana.
Un área de importancia mundial
El Archipiélago de Humboldt, que va desde Punto Poroto por el sur hasta Punta Pájaros por el norte, es el hogar de 560 especies marinas. De ellas, 187 son macroalgas e invertebrados, 122 son aves, 68 son peces y 21 son mamíferos marinos. Entre estos últimos destacan 14 especies de ballenas que ocupan este lugar para descansar cuando viajan en su migración anual de sur a norte y el delfín nariz de botella que tiene aquí su única colonia residente de Chile.
Dentro de esta amplia zona existen, desde 2005, dos pequeñas áreas protegidas. Se trata de la reserva marina Isla Chañaral y la reserva marina Islas Choros y Damas. Dicha protección, sin embargo, es insuficiente aseguran los científicos puesto que muchas de las aves que nidifican en aquellos lugares se alimentan en la costa, el lugar que hasta ahora se había mantenido sin protección.
“Las zonas principales de alimentación en el mar están frente a Totoralillo Norte y Chungungo. Este es el comedero principal porque ahí es donde están concentrados tanto el krill como las anchovetas”, explica Gaymer, quien agrega que “ese es uno de los tantos argumentos de por qué no basta con proteger las islas o lo que pasa alrededor de ellas, sino todo el archipiélago”.
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Proteger todas las áreas que utiliza la fauna y no sólo una parte de ellas es fundamental, ya que el 50 % de las aves y los mamíferos marinos del Archipiélago de Humboldt se encuentran en estado Vulnerable y algunos de ellos En Peligro de extinción, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). El Pingüino de Humboldt es una de las especies en estado Vulnerable y la reserva que lleva su nombre es el hogar más grande que tiene en el mundo, con el 80 % de su población total.
La razón que explica esta abundante biodiversidad es que en esta zona ocurre el fenómeno oceanográfico llamado Surgencia o afloramiento. También presente a lo largo de las costas de África del Sur, noroeste de África, oeste de Estados Unidos y Chile-Perú, la surgencia es el movimiento de masas de agua profundas, frías y ricas en nutrientes que ascienden a la superficie, fertilizándola. Una extraordinaria biodiversidad surge entonces, atrayendo a especies de toda la cadena trófica que llegan hasta este lugar para alimentarse.
Esta exuberancia, además, sostiene las pesquerías artesanales más productivas de la región centro y norte de Chile. El 60 % del Archipiélago de Humboldt se encuentra cubierto de áreas de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB). Se trata de áreas marinas que han sido asignadas con exclusividad a organizaciones de pescadores artesanales para que exploten, de manera sustentable y mediante un plan de manejo, recursos bentónicos, es decir, especies que viven en el fondo marino. Locos —un molusco que sólo existe en Chile y en parte de Perú— machas, almejas, lapas y algas son los principales recursos que extraen de esta manera los pescadores de Chungungo y de las caletas aledañas.
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Las AMERB de este territorio están entre las más productivas de la zona norte del país. Aquí se produce el 21 % de los locos que se desembarcan en todo Chile y el 80 % de lo que se desembarca en la región de Coquimbo. Además, “existen otras actividades productivas como el turismo de avistamiento de fauna marina en uno de los pocos lugares del país donde pueden observarse ballenas y delfines muy cerca de la costa”.
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Es por esta razón, dice Gaymer, que “en el año 2004 empezaron las comunidades costeras a pedir que se creara una figura de protección, porque eso permitiría no sólo proteger la biodiversidad, sino también asegurar la protección de una de las actividades fundamentales de ellos, que es la pesca artesanal”.
¿Qué pasará con Dominga y Cruz Grande?
Desde Oceana aseguran que “los proyectos de alto impacto no podrían llevarse a cabo dentro de los límites del área marina protegida de múltiples usos, al ir en contra de la protección de los objetos de conservación”.
Uno de esos proyectos es el minero y portuario Dominga, de la empresa Andes Iron, que busca extraer anualmente 12 millones de toneladas de hierro que serían embarcadas en un puerto propio. Aunque el proyecto actualmente se encuentra rechazado, “la empresa decidió judicializar el caso que probablemente llegue nuevamente a la Corte Suprema”, asegura Liesbeth van der Meer, de Oceana.
Por su parte, el puerto Cruz Grande, perteneciente a la Compañía Minera del Pacífico (CAP), que permitirá que cada año 75 buques carguen 13,5 millones de toneladas de hierro, también está judicializado. “Ese proyecto obtuvo su permiso ambiental en 2015 y a 2020 aún no había iniciado ejecución de obras, sobrepasando el plazo máximo establecido por la ley”, explica la directora ejecutiva de Oceana. Por lo mismo, la organización ha solicitado a la Corte Suprema que caduque el permiso ambiental del proyecto.
Según Van der Meer, “con esta figura de protección se eleva el estándar de evaluación ambiental para los proyectos que quieran instalarse en el Archipiélago Humboldt, por lo que esperamos que la nueva área marina protegida sea un respiro para las comunidades costeras, quienes por años se han visto amenazadas por proyectos industriales de alto impacto y han luchado por la defensa de su territorio”.
La empresa Andes Iron, por su parte, aseguró en un comunicado que analizará el decreto de promulgación del área protegida una vez que se emita. Sin embargo, adelantó que valora la “importante moderación” de la propuesta puesto que, a diferencia de lo ocurrido en la sesión del pasado 7 de julio, en la cual Ministros de Estado hablaron explícitamente de prohibiciones a actividades industriales como puertos, plantas desaladoras, entre otras, esta vez “no se incluyen prohibiciones a priori” y que con la nueva área protegida “no se afecta la libre navegación y fondeo”.
No obstante, la compañía destacó que “lamentablemente, en la exposición no quedó claro si la concesión marítima con la que cuenta Dominga quedó o no excluida de la AMCP-MU. En la sesión del pasado 7 de julio, el MMA (Ministerio de Medio Ambiente) informó a los miembros que el proyecto Dominga no tenía concesión marítima, siendo que el Decreto N°405/2012 del Ministerio de Defensa entrega a Andes Iron concesión de un terminal de embarque y una planta desaladora”.
*Imagen principal: Archipiélago de Humboldt. Foto: José Gerstle/Oceana