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CIUDADES DEL MERCURIO

Pueblo Viejo, Puerto Maldonado. La transformación de Puerto Maldonado, una capital amazónica que se parece cada vez más a la altiplánica ciudad de Juliaca, y lo digo con el mejor de los ánimos, en un destino turístico, pasa necesariamente por la puesta en valor de sus bordes ribereños. Esa zona que se avienta sobre los ríos Madre de Dios y Tambopata que muy poco se toma en cuenta y que tiene tanto por mostrar.

Claro, si es que se invierte con tino y se toman las medidas necesarias. Sobre esto que digo, se me ocurren dos acciones:

La primera: limpiar las malezas y estorbos –naturales y artificiales- que impiden ver con claridad el discurrir de los dos colosos amazónicos y la metálica belleza del puente sobre el gran río. La segunda: convertir la calle (o avenida) que se extiende desde el abandonado muelle turístico hasta Barranquito, pasando por Pueblo Viejo, en un circuito turístico cultural pletórico de bares, pubs, galerías, restaurantes, alojamientos, de tal forma que se genere un espacio donde se pueda oler, percibir el aroma amazónico y la historia de una ciudad a punto de cumplir cien años.

Algunos propietarios privados han invertido en esa tarea. Ejemplo: el restaurante Burgo´s, el ecolodge Wasai, también el local donde funcionan las oficinas del Corto Maltés o el sorprendente Maracuyeah, un snack nuevecito al lado del tradicional muelle de Pueblo Viejo que ofrece una vista espectacular del Madre de Dios. Hoy los he visitado todos.

Termino diciendo lo siguiente:

Si no se convierte esa zona de Puerto Maldonado en un malecón para observar sus dos grandes ríos, la ciudad seguirá siendo una localidad de paso para ir a los lodges que brillan en las áreas naturales protegidas de sus alrededores. O se irá convirtiendo en una villa parecida a esas que han ido apareciendo a los lados de la carretera Interoceánica, esas donde los putibares y las tiendas para el expendio de combustibles y mercurio se multiplican por mil.

PD: No solo han puesto un granito de arena los empresarios que he mencionado. Han hecho lo propio también el municipio y la Marina de Guerra. Uno de los lugares más lindos del Puerto Maldonado de hoy es el parquecito que se ha creado al lado del Wasai y la capitanía portuaria. Desde ese apostadero construido derrochando buen gusto se puede gozar del mejor sunset del oriente peruano. Hoy he vivido esa experiencia.