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El Águila harpía. Espíritu del aire…

Mi opinión

Las historias de Eugenio Fernández Sánchez, salamantino y naturalista apasionado de la fauna del planeta que se esconde bajo el alias digital de crónicasdefauna, son extraordinarias, las espero con renovado interés desde que me topé con sus clases a domicilio mientras tuiteaba cualquier adefesio (si es que comparo lo que cuenta el susodicho, miembro de la Sociedad Geográfica Española, con lo que digo en esa red social).

El émulo del inmortal Félix Rodríguez de la Fuente se ha convertido en un suceso: los post que sube a Twitter, acompañados siempre por un hilo donde se precisan datos más interesantes sobre la vida natural de nuestro planeta que los que se podría hallar en la Enciclopedia Británica, son extraordinarios. Seducen, enseñan e inspiran.

Se los recomiendo, busquen el blog de este delicado maestro que empieza los ensayos que escribe cada tres o cuatro días, sí, dos veces por semana, con un sutil y tierno “querida hija” (aunque su niña aun no sepa leer y ande todavía detrás de las películas de Disney). Divulgación científica es lo que se necesita en estos tiempos de extinciones masivas y desasosiegos. Al calentamiento global y a la errática destrucción de ecosistemas se le combate con información de calidad, conocimiento y mucha pasión.

Anclen en http://cronicasdefauna.blogspot.com/, yo lo he hecho y estoy más que complacido, busquen a don Eugenio en Twitter, allí es @cronicasdefauna a secas e inviten a sus amigos y familiares a seguirlo. Lo que dice el español lo dice con altura y amor por el futuro. Sí se puede, claro que se puede y para ello se necesita sumar voluntades y ser más. Les dejo esta clase suya sobre las águilas arpías de nuestro continente, un portento de la naturaleza que pierde sus hábitats a consecuencia de la angurria humana por tenerlo todo.

Cito al divulgador español: “El aspecto físico del águila harpía [con h, así también se le suele llamar] es inconfundible. El plumaje de la cabeza es gris, y está erizado con un penacho de plumas en la parte trasera de la cabeza, que es de color oscuro, y su rostro está enmarcado por un círculo de plumas eréctiles que realizan la función de «antena parabólica» para captar mejor los sonidos, algo que está presente también en las Estrígidas como la lechuza común por ejemplo. El cuello y la parte superior del pecho son oscuras y el resto del pecho y vientre son blancos. Todo el dorso es oscuro, y la parte ventral de alas y plumas caudales tienen un patrón de rayas oscuras y blancas muy regular”. No lo sabía, gracias por tanto @cronicasdefauna.


Querida hija:
 
El águila harpía, también llamada harpía grande o harpía americana, es una de los «Cinco Magníficos»: los Cinco Superdepredadores del Neotropical. Es, sin discusión, el águila más grande del continente americano y una de las águilas más poderosas del mundo como te conté en su momento cuando te hablé de esas águilas. Pero ha llegado el momento de profundizar en su naturaleza y biología porque este gran depredador está en peligro. Qué novedad. Y como tú sabes bien, lo que no se conoce no se ama, y lo que no se ama no se protege. 
 
El águila harpía es una de las rapaces más poderosas del mundo
 
¿Quién es el águila harpía?
 
Como todas las águilas, el águila harpía (Harpya harpyja) es un Accipitriforme. Pero dentro de este Orden de Aves, forma parte de una subfamilia llamada Harpiinae, que engloba a tres especies de águilas que ocupan el mismo nicho ecológico pues se han especializado en la caza de animales arborícolas en bosques lluviosos tropicales. Más adelante te hablaré sobre su ecología. Además de nuestra harpía americana, que es la más grande de todas ellas, tenemos también al águila papú (Harpyopsis novaeguineae), endémica de la Isla de Nueva Guinea, y la harpía menor o águila crestada (Morphnus guianensis), que comparte hábitat con nuestra harpía americana.
 
Cuando hablamos del tamaño de un águila siempre hay algo de controversia porque en realidad las diferentes especies de águilas son difíciles de comparar. Esto es así porque las tres dimensiones principales que se tienen en cuenta: longitud, peso y envergadura no guardan una relación matemática o proporcional entre sí. Por decírtelo de otra manera: si hacemos una clasificación de águilas basadas en la longitud, en el peso y en la envergadura, las tres clasificaciones serán diferentes.
 
Características generales del águila harpía
 
Suele decirse que el águila harpía es, tal vez junto al águila monera de Filipinas la mayor águila del mundo y, sin discusión, la mayor de América. Esto es así porque se tiene en cuenta la longitud, que en el águila harpía oscila entre 86 y 107 cm. (recuerda que, en las águilas, la hembra es mayor que el macho) y su peso oscila entre 6 y 9 kg. El águila monera mide algo más que la harpía pero pesa algo menos. Y, por su parte, el águila de Steller tiene un peso promedio mayor, pero menor longitud. Por eso, a mí me gusta hablar de «águilas poderosas» y no de águilas más o menos grandes.
 
Por su parte, la envergadura del águila harpía oscila entre 176 y 224 cm, y no es ni de lejos la mayor de las águilas (ocupa el sexto lugar) pero esto es una adaptación al vuelo en ambientes forestales. Además de una envergadura alar menor que otras águilas, estas alas son también más anchas.
 
Por lo demás, el aspecto físico del águila harpía es inconfundible. El plumaje de la cabeza es gris, y está erizado con un penacho de plumas en la parte trasera de la cabeza, que es de color oscuro, y su rostro está enmarcado por un círculo de plumas eréctiles que realizan la función de «antena parabólica» para captar mejor los sonidos, algo que está presente también en las Estrígidas como la lechuza común por ejemplo. El cuello y la parte superior del pecho son oscuras y el resto del pecho y vientre son blancos. Todo el dorso es oscuro, y la parte ventral de alas y plumas caudales tienen un patrón de rayas oscuras y blancas muy regular.
 
Disco facial de plumas en el rostro del águila

 

 
Los tarsos están emplumados con este mismo patrón y son muy fuertes: con sus 13 cm, están preparados para levantar presas del mismo peso que el águila. Pero lo que más llama la atención son sus fuertes garras: robustas, curvadas y afiladas con una longitud de 10 cm, que  no sólo las convierte en las garras más largas de entre todas las águilas sino que constituye la misma longitud que las garras de un oso pardo. Estas fuertes garras son la principal arma que tiene el águila harpía para matar a sus presas. Por un lado, estas garras penetran profundamente en los órganos internos del animal cazado y se comportan como ocho puñales que te perforan y te desgarran por dentro. Por otro lado, otra técnica de caza que usa este águila es agarrar bien la cabeza de la presa y aplastarla con sus garras y dedos. Tremendo. Pura fuerza.
 
Tarsos y garras del águila harpía

 

 
El águila harpía se distribuía originalmente por toda la zona de bosque tropical húmedo desde el Sur de México hasta el norte de Argentina, pero hoy día ha desaparecido de amplias zonas: en México sólo se encuentra hoy en la selva de Chiapas, ha sido exterminada de El Salvador y en el resto de Centroamérica es hoy escasa y con presencia muy fragmentaria. La mejor población de Centroamérica y todo el Neotropical está en Panamá. Luego, en la zona no amazónica de Colombia y Venezuela tiene una población fragmentada y escasa, y finalmente tiene su bastión en la Amazonia y en la Orinoquia: tras Panamá, las siguientes poblaciones más importantes están en Venezuela y en Brasil, pero en éste último país está siendo exterminada al Sur del Ecuador, y prácticamente ha desaparecido del Bosque Atlántico y otras zonas no amazónicas.
 
Mapa de distribución del águila harpía

 

 
Biología y Ecología.
 
El águila harpía es una rapaz forestal asociada casi exclusivamente a bosques húmedos tropicales de tierras bajas, esto es, por debajo de los 900 metros de altitud si bien en teoría puede llegar hasta los 1.200. Dentro de este tipo de bosques, no parece mostrar una preferencia clara sobre bosques de tierra firme (es decir, que no se inundan nunca en la temporada de lluvias) y los inundables. Por ejemplo, la mayoría de los nidos localizados en Perú lo han sido en bosques de tierra firme, pero en la Reserva Faunística Cuyabeno (Amazonía ecuatoriana), donde el águila ha sido muy bien estudiada, se encontró que los nidos se encontraban significativamente en bosques inundables, tal vez debido a una mayor densidad de sus principales presas.
 
Nido de águila harpía

 

 
Pero también puede observarse al águila harpía en bosques secos, en bosques subtropicales de ecotono (límite entre ecosistemas), e incluso en áreas abiertas pero no es lo más común. Dentro del bosque tropical húmedo, el águila harpía se mueve en el dosel arbóreo, esto es, el piso superior de la selva pero esto no quiere decir que sobrevuele el bosque por encima del todo sino que recorre el dosel posándose en árboles de cuando en cuando para otear con su agudísima vista y localizar sus presas. El águila harpía es paciente y puede estar durante horas en uno de estos posaderos vigilando antes de pasar a otro posadero si es que no ha encontrado una presa antes.
 
Por tanto, el águila harpía nidifica a grandes alturas en esos magníficos mastodontes arbóreos que sólo en la Amazonía puede encontrarse: sus nidos se encuentran en un rango de entre 23 y 40 metros de altura sobre el suelo en árboles como por ejemplo el ceibo (Ceiba pentandra) o la cedrelinga (Cedrelinga cateniformis). 
 
Precisamente el difícil acceso tanto a las áreas selváticas donde vive como a sus propios nidos ha hecho que el estudio del águila harpía haya sido tardío. El primer estudio serio sobre esta magnífica ave lo llevó a cabo el ornitólogo estadounidense James Bond cuando descubrió en 1926 un nido de harpía en el Estado brasileño de Pará. Pudo observar en él su comportamiento reproductivo y su puesta, que puso por escrito en su trabajo de 1927 Nesting of the Harpy Eagle.
 
Como curiosidad, te diré que el escritor británico Sir Ian Fleming tomaría el nombre de este ornitólogo para su héroe el agente 007, ya que como buen británico, Fleming era observador de aves aficionado y tenía en su poder una obra clásica de Bond, A Field Guide to the Birds of the West Indies (1936) y le pareció un nombre adecuado para el agente. En la película Die Another Day, Pierce Brosnan se hace pasar por ornitólogo y aparece precisamente con el libro de Bond sobre las aves de las Indias Occidentales en la famosa escena que catapultó a la fama a Halle Berry saliendo del mar en la playa.
 
Pero basta de cine. Tras los trabajos iniciales de Bond, James Bond, hubo que esperar hasta los trabajos de Fowler y Cope en la región guyanesa de Rupununi en 1964, completados en ese mismo lugar en 1972 por Brock. Entre 1974 y 1975 el famoso documentalista Neil Rettig regresa a uno de los nidos encontrados por Fowler y logra esclarecer el comportamiento reproductivo de la harpía, escasamente conocido hasta ese momento. A partir de entonces, los estudios sobre el águila harpía se hacen más frecuentes debido a los avances de la Biología y de la logística en investigaciones de fauna tropical. Por ejemplo, uno de los hitos más interesantes es el descubrimiento en 1987-88 del anidamiento del águila harpía en la Provincia argentina de Misiones por Chébez.
 
La distancia entre nidos vecinos de águila harpía se encuentra a unos 5 km, y el territorio vigilado por la pareja adulta (que suele unirse de por vida) está en torno de los 20 km2 debido que que la selva cerrada impone unos territorios menores que los de las águilas boreales, que viven en espacios abiertos.
 
Pollo de harpía en su nido (Karine Aigner)
 
El águila harpía tiene probablemente el periodo de cría más largo de todas las águilas ya que no cría todos los años sino una vez cada dos-tres años. La hembra pone dos huevos, de los cuales sólo un pollo saldrá adelante pues los padres sólo alimentarán a uno de los dos. El volantón empezará a hacer sus prácticas de vuelo sobre los 6 meses, y durante otro periodo de 6 a 10 meses los padres seguirán alimentándolo. Los juveniles inician su periodo de dispersión a los 28 meses de edad y alcanzan finalmente la madurez sexual entre los 5 y 6 años. Como puedes darte cuenta se trata de un depredador de baja tasa reproductiva lo que lo hace muy vulnerable a eventos de exterminio de los cuales tal vez no pueda recuperarse.
 
¿Y qué come? como super-depredador que es, el águila harpía consume una gran variedad de presas pero son dos sus preferidas: los perezosos y los monos. Entre estos dos tipos de presas el águila harpía alcanza el 70% de sus presas estando los perezosos entre el 50% y los monos sobre el 20%. Pero no podemos decir que el águila harpía esté especializada en estas presas o que dependa de ellas. Lo que sucede es que su preferencia viene determinada por la abundancia de estos animales en el dosel arbóreo. En lugares donde estos animales no son tan abundantes, el águila harpía buscará otras presas. 
 
Harpía capturando un mono
 
Por ejemplo, en Belice, las presas más comunes son la zarigüeya (Didelphis virginiana) y el coatí de nariz blanca (Nasua narica). Pero, como ya te dije, la harpía depreda sobre una amplia variedad de presas, la mayoría de las cuales son mamíferos arborícolas pero también depreda en el suelo si ve una buena posibilidad.
 
Por ejemplo, en Ecuador entre 2002 y 2010 se encontraron evidencias de predación del águila harpía sobre:
-Carnívoros: margay, coatí, poto
-Pilosa: perezoso bayo, perezoso de Hoffmann, perezoso de dos dedos
-Primates: mono aullador rojo, mono de Humboldt, tití de manto negro, capuchino de frente blanca, mono ardilla, tití lucifer y saki de Miller.
-Roedores: coendú bicolor, ardillas
-Psittaciformes: guacamayo azulamarillo
-Galliformes: pava rajadora
-Squamata: iguana verde
 
Además de vigilar en sus posaderos arbóreos, el águila harpía tiene también la costumbre de acechar en los afloramientos de rocas ricas en sales donde muchos animales de la selva acuden a «comer tierra» para ingerir sal. Ahí encuentran buena parte de sus presas. Suelen matarlas usando sus poderosísimas garras, bien perforando los órganos internos de la presa o bien agarrándola firmemente de la cabeza y aplastándola. Poder en estado puro.
 
El tamaño de las garras del águila harpía es asombroso
 
El águila harpía y el ser humano.
 
El ser humano siempre ha sentido una mezcla de fascinación y odio hacia los grandes depredadores. Fascinación por el tremendo poderío y autoridad que muestran. Y odio por el miedo, infundado o no, que siente hacia ellos. El águila harpía no ha sido una excepción y ha dejado su huella en todas las Culturas que en América han sido.
 
Así, se conocen representaciones artísticas del águila harpía en las culturas Olmeca (México), Veragua (Panamá), Tairona (Colombia), Maya (Guatemala), Saladoide/Barrancoide (Venezuela), Tolita/Chorrera (Ecuador) y Chavín (Perú). En las culturas amazónicas, el águila harpía es considerada como el espíritu del aire, y es una de las tres formas que un chamán puede adoptar cuando se encuentra en trance: el águila harpía le lleva por los aires al igual que la anaconda en las aguas y el jaguar en la tierra. Así, cuando el chamán se transforma en harpía, ésta se convierte en mensajera entre la tierra y el mundo de los espíritus y  puede pedir al Dueño de los Animales que la caza o la pesca les sean propicias.
 
Comparativa del tamaño de las garras de la harpía con otras aves
Así, entre los shuar de Ecuador se dice que: «a los ojos de Etsá vuela el espíritu del aire en la selva y, de la mano de Arutam, guía los pasos de los nungkánmayas acogidos por Ikiam».
 
La investigadora Ruth Muñiz López, de quien he tomado numerosos datos para esta crónica de su tesis doctoral «Biología y conservación del águila harpía en Ecuador» nos ha transmitido la sabiduría y el respeto reverencial que los indígenas amazónicos sienten por este águila y todos los demás seres vivos. Te transcribo íntegramente este párrafo entresacado de su tesis:
 
«El Águila Harpía (Cunsi pindo en lengua A’i o Cofán) suele criar en grandes árboles, uno de ellos el llamado Ceibo (Ceiba pentandra). Según los Cofanes, en cada ceibo vive un espíritu llamado Atsatábahe Kukuya, y cuando este espíritu abandona el árbol éste comienza a marchitarse hasta morir. EAtsatábate Kukuya protege al águila que esté criando sobre esta especie impidiendo cualquier daño que los humanos pudieran hacerle. Así, cuando necesiten capturar un pichón de águila harpía para colocarle su mochila (refiriéndose al transmisor satelital GPS) necesitan pedir permiso al espíritu del Ceibo para que éste comprenda y autorice nuestra tarea».
 
¡Cuánto tenemos que aprender de la sabiduría y cosmovisión de estos pueblos considerados «primitivos» por la arrogancia occidental!
 
Cuando llegaron a América los conquistadores españoles, no dejaron de observar y admirarse de esta poderosa águila. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, en su Sumario de la Historia Natural de las Indias (1526), dice sobre la harpía: «yo no le supe dar el nombre, ni alguno de cuantos españoles lo vieron; pero a quien esta ave más parece es a los azores muy grandes«. En efecto, el azor es una rapaz forestal presente en la Península Ibérica y que tiene todo el dorso de color gris pizarra oscuro y el vientre blanco con rayas horizontales oscuras, un diseño que pudo recordarles al ver el plumaje de la harpía. Continúa Oviedo: «…ave mayor que grandes girifaltes y de muy grandes presas…y la pluma muy hermosa y pintada a la manera de los azores mudados«.
 
Representación maya de un águila harpía. En: A. Tozzer y G. M. Allen, Animal figures in the Maya codices (1910)
 
Algo parecido debió pasarles a los conquistadores portugueses en Brasil, puesto que allí el águila harpía es conocida con el nombre de gaviao-real, es decir, «gavilán real», buscando una vez más una referencia faunística europea que conocían. Hoy día, el águila harpía es el ave nacional de Panamá, donde está estrictamente protegida y es un orgullo nacional que aparece también en su escudo de armas.
 
¿Por qué, entonces, un animal tan admirado e importante está en trance de desaparición?
 
Una de las causas, claro está, es la galopante deforestación de los bosques tropicales para hacer «avanzar» (dicen) la frontera agropecuaria y para la explotación de recursos de la selva como el petróleo. El águila harpía, como ya has visto, es muy dependiente de este bosque y al desaparecer el mismo y las presas que necesita, entonces acabará desapareciendo. 
 
También existe caza directa por parte de los humanos. A veces, esa caza tiene motivos rituales como apropiarse de garras y plumas e incorporarlos como objetos mágicos que dan a su portador fuerza y vigor. Pero la mayoría de casos de águilas abatidas por cazadores lo son por puro miedo e ignorancia. Jamás un águila harpía atacó a ser humano alguno, y no hay evidencia de que ataque animales domésticos toda vez que tiene presas suficientes en la selva y su presa principal, los perezosos, no tuvieron nunca interés cinegético para el ser humano.
 
Pero esta situación acabará cambiando. A medida que los humanos sigamos talando la selva y exterminando a las presas del águila harpía, entonces el hambre acabará empujando a alguna harpía a buscar comida entre los animales domésticos, y entonces será su sentencia de muerte. Esto ya ha sucedido con las grandes águilas del pasado: en Nueva Zelanda, los maoríes abocaron a la extinción a la mayor águila que ha existido, el águila de Haast (Harpagornis moorei), con 17 kg de peso, que estaba especializada en la caza de moas. Cuando los humanos acabaron con los moas, se acabó la gigantesca águila.
 
¿Seguirá el águila harpía el destino del águila de Haast? (Jaime Chirino)
 
O como el águila coronada malgache (Stephanoaetus mahery), especializada en capturar lémures en los árboles igual que la harpía captura perezosos y monos. O como está sucediendo hoy día en las Filipinas con el águila monera (Pithecophaga jefferyi), el águila más amenazada del mundo, víctima del exterminio de sus presas y la destrucción de sus bosques. Finalmente, el águila monera tiene que depredar sobre animales domésticos para vivir, y tiene ya sus días contados.
 
¿Será ese finalmente el destino del Espíritu del Aire?

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