Mi opinión
Acabo de recibir un correo de Jaime Núñez, el motoviajero español que estuvo por el Perú en octubre pasado y con quien tuve el gusto de compartir tribuna en el segundo Encuentro de Grandes Viajeros. Jaime es un motero trejo, andariego, sumamente amable, un bravo que ha marchado entre dos ruedas por las rutas más insólitas del planeta y siempre con los ojos y el corazón bien abiertos.
En su nota me da cuenta de la publicación de las cuatro crónicas que ha escrito sobre su tour peruano, el décimo que realiza por Sudamérica.
En Lima no solo participó en la segunda versión del EGV que organizó Marisol Huacac en Barranco, también tuvo tiempo para animar la tertulia motoviajera organizada por Iván Guerrero, otro amigo común y extraordinario difusor de los viajes en moto en nuestro país.
Les dejo la primera entrega de la bitácora viajera por el Perú de Jaime Núñez, las demás las pueden ver en su plataforma web (http://www.elmundoenmoto.net) o esperar que las subamos por aquí en los próximos días. Es un honor tener a elmundoenmoto en estas “páginas” de Internet.
Saludos, viajero, pronto retorno…
Este ha sido mi décimo viaje en moto por el continente americano y el octavo por Hispanoamérica, quizás por ello hay ciertos detalles que, aunque ya no me llamen tanto la atención como las primeras veces, no está de más recordarlos, especialmente si nunca has viajado en moto por Sudamérica y en tu mente está el hacerlo. Como siempre todo lo que escribo acerca de mis viajes está basado en mis propias experiencias, en lo qué he visto, oído o me han contado y yo he interpretado, y aunque, en este caso concreto, me refiera a Perú, muchas de estas observaciones son extrapolables a otros países.
Lo primero que hay que tener en cuenta, y ya que son viajes en moto, es el tema de la conducción. Los limeños comentan que quién conduce (maneja, dicen allá) por su ciudad ya está capacitado para hacerlo por cualquier gran ciudad del mundo. Lima tiene prácticamente 11 millones de habitantes y es la cuarta ciudad más poblada de Sudamérica, sus infraestructuras no han crecido al mismo ritmo que el número de sus habitantes y vehículos y eso hace que verdaderamente conducir por ella llegue a ser complicado. Aunque la verdad es que tampoco mucho más que conducir por ejemplo por Bogotá o por Maputo, la capital de Mozambique, ya que aunque ésta última sea mucho más pequeña que Lima su tráfico anárquico no tiene nada que envidiar al de la capital peruana. Y recuerda que tu manejas una moto que atrás lleva una maleta a cada lado, y quizás por dónde pase la parte delantera de la moto, no haya espacio para la trasera. En cualquier caso conviene no olvidar que en muchas ocasiones imperará la ley del más fuerte, de él más osado o del que haga más ruido con la bocina.
Ese sonido, el de las bocinas, será la música de fondo que escucharás durante tu manejo por Lima. Al principio desconcierta, pero pronto te acostumbras y por tu bien siempre tendrás un dedo sobre el pulsador, será la mejor forma de señalar tus maniobras, y a veces de defenderte. Hay muchos autobuses y mini-van que paran y arrancan continuamente para que los viajeros suban y bajen en cualquier lugar, estas maniobras, siempre inesperadas, las avisan a base de bocinazos. Además muchos conductores particulares son “taxistas accidentales”, es decir tú vas caminando, si te detienes en el borde de la acera comprobarás cómo muchos de los coches disminuirán su velocidad y con varios bocinazos se ofrecerán a llevarte a dónde quieras, ajustando de antemano un precio por el desplazamiento. Es como si se tratara de un “Uber” improvisado y espontáneo. Pero ojo con éste asunto, ya el año pasado me recomendaron que evitara siempre este tipo de desplazamientos ¿por qué, si mucha gente los utiliza?.
Existe algo llamado “secuestro al paso” (no me acordaba del nombre exacto y yo lo llamaba “secuestro ciego”, que cómo verás tampoco le queda mal este otro nombre) y es un suceso del que nadie está libre, ni extranjeros ni peruanos. Imagina que ya estás dentro de uno de esos coches, has acordado un precio para que te lleve al destino que has dicho. Poco tiempo después de arrancar, en un momento que el vehículo se detenga por un atasco, un semáforo…repentinamente alguien se subirá a ese coche, lo normal es que sea de acuerdo con su conductor. Se sentará a tu lado, te apuntará con una pistola, indicará que cierres los ojos, o directamente te tapará la cabeza, y te dirá que le entregues todo lo que tengas de valor, móvil, dinero, tarjetas…y el pin de las mismas. No te creas tan listo y, llegado el caso, por tu bien te recomiendo no le intentes engañar dando un pin falso. Antes de dejarte marchar del coche, él bajará a un cajero, comprobará que el pin que has dado es correcto, sacará la cantidad de dinero que tu límite diario permita, volverá al coche, te llevarán a un sitio lejano, a ser posible solitario, y allí te abandonarán.
Esto es de conocimiento general en Lima y son muchos los que te lo advertirán, pero este año además también me lo relató alguien que ha sufrido un “secuestro al paso” en dos ocasiones distintas, es peruano y reside en la propia ciudad, no es ningún turista.
Una vez fuera de la ciudad, y como sucede en otros países de sudamérica, el tráfico disminuye notablemente, pero pueden aparecer otros problemas…Puede ser que llegues a una localidad por carretera asfaltada, en Perú recibe el nombre de pista y no lo confundas con lo que aquí entendemos por pista, y para continuar viaje por esa misma carretera asfaltada ahora tengas que hacerlo por un camino, en mejor o peor estado, pero eso sí, sin asfalto, estos reciben el nombre de “trocha”. Dependiendo de la orografía del lugar puede ser montañoso, muy revirado y con mucha piedra suelta, o si estás en selva baja será más recto y llano.
Nunca preguntes cuántos kilómetros tiene, nadie te podrá responder, mejor pregunta cuánto tiempo se tarda en recorrer y ahora ya sí tendrás una respuesta, que se acercará más o menos a la realidad dependiendo de en qué tipo de vehículo esa persona haya viajado por el, bien haya sido en un moderno 4×4, en un viejo turismo o en un colectivo (los vehículos para viajeros que hacen muchas paradas).
Otra consideración es que en las zonas rurales muchos vehículos o bien circulan con los pilotos traseros rotos, o simplemente no funcionan, o sus conductores no los utilizan. Y para complicar un poco más las cosas puede ser que un coche lleve dado su intermitente, por ejemplo el izquierdo, pero eso no tiene porqué indicar que va a girar hacia ese lado, puede hacerlo al derecho, puede que de un frenazo y meta la marcha atrás o simplemente puede no pasar nada y seguir de esa forma durante kilómetros.
Y un último apunte, muchos lugares están plagados de mototaxis (los motocarros de 3 ruedas que había en España hace muchos años), mucha atención con estos. Sus conductores son los “reyes del mambo”, los “putos amos de la calzada”, los “jefes de jefes”…Nunca señalizarán ninguna maniobra y debido a su estructura pueden hacer giros de 90 grados en un espacio muy reducido y con mucha rapidez, pero claro, quizás tu no te lo esperas y entonces te encontrarás con un problema… ¿Alguna recomendación más?, pues las normales en cualquier gran ciudad o en cualquier país del mundo, estar atento, precavido, utilizar el sentido común, y saber por dónde puedes moverte y por dónde no es recomendable que lo hagas.
Pero que todo lo que has leído hasta aquí no te espante. Lo anterior no es exclusivo ni de Perú ni de Sudamérica, circular fuera de Europa significa que serás tú quién se tendrá que acostumbrar a su tráfico, no esperes que su forma de conducir se vaya a adaptar a la que tú estás habituado. Todo es similar a cuándo una persona no europea viene a viajar por aquí, traerá unas recomendaciones, y tomará unas precauciones, que para nosotros nos pueden parecer exageradas, pero para ellos no.
Fin de semana en Lima
El jueves por la tarde en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima estaba esperándome Marisol Huacac, la organizadora de los Encuentros Grandes Viajeros Perú, y desde allí me llevó a mi hotel, igual que el año pasado situado en el tranquilo barrio de Barranco. Aproveché la mañana del viernes para acercarme hasta las instalaciones de Motoviajeros Perú (www.motoviajerosperu.com) que era la empresa para cuyos clientes daría esa noche un audiovisual. También son los distribuidores de los productos Touratech para Perú y quienes me proporcionarían la moto para mi viaje. Su dueño Iván Guerrero, y su equipo, me demostraron una gran profesionalidad, lo relativo a la charla de esa noche, así como los documentos para el uso de la moto, todo estaba tal y cómo habíamos acordado. Pero no solamente alquilan motos, como pude comprobar también te asesorarán en lo relativo a tu ruta, recomendándote los mejores lugares y dándote los mejores consejos para viajar lo más seguro posible. Y por supuesto conocí a quién sería mi compañera durante los próximos días, una Bmw 800 GS blanca que estaban terminando de poner a punto.
El audiovisual resultó muy bien, la prueba fue que el turno de preguntas se alargó bastante más de lo que estaba previsto. Como es habitual en estos casos, salí de allí con unos cuantos nuevos amigos que me ofrecieron su ayuda para, si llegado el caso, tenía algún problema durante mi ruta por su país.
El sábado y la mañana del domingo los dediqué por completo al 2º Encuentro Grandes Viajeros Perú. En el auditorio de CEnfotur, tal y como esperaba, pude reencontrarme con amigos que conocí el año pasado, pero también otros nuevos con quienes compartí charla, viajes, anécdotas, tragos… Tuve el honor de abrir la jornada participando en una mesa redonda junto al popular periodista de viajes Wili Reaño, en la que tratamos el siempre interesante y a veces polémico tema de cómo las nuevas tecnologías han cambiado los viajes y a los viajeros.
Acerca de cómo se desarrollaron todos los actos de este 2º E.G.V Perú hay una crónica en la web de los encuentros http://encuentrograndesviajeros.com/asi-fue-el-2-egv-peru/
Precisamente ese sábado hablando con una de las asistentes al E.G.V, Luz Blácido, me preguntó qué día pasaría yo por Huaraz, ya que ella era profesora de la Facultad de Dirección y Turismo de la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo de esa ciudad, tenía preparada una jornada de ponencias acerca del turismo, y quería saber si aceptaría ser uno de los ponentes. Mi intervención en ese acto no alteraba mi ruta, así que la contesté que contara con mi presencia, lo único que al no saber a qué hora llegaría a Huaraz, la pedí que mi intervención la colocara a última hora de la tarde, a lo cual accedió amablemente sin ningún problema.
Después de la comida y las despedidas debía de ocuparme de otro asunto. En teoría debía retirar la moto de las instalaciones de Motoviajeros Perú a primera hora de la mañana del lunes, pero entre unas cosas y otras esto implicaría que cuando yo quisiera abandonar Lima sería como pronto a media mañana, o seguramente más tarde aún. Por este motivo comenté con Iván la posibilidad de que, si no era ninguna molestia, me entregara la moto a lo largo de la tarde del domingo. Me contestó que no habría ningún problema, lo entendía perfectamente y además me llevaría la moto a mi hotel. Después de la entrega todavía me hizo una última recomendación: “ya sabes que en Lima cualquier día el tráfico es un caos, pero el peor momento son los lunes a primera hora… Sal todo lo temprano que puedas”. Yo tenía previsto salir a las 7 a.m, Iván me dijo mejor a las 6, ”…y si puedes, mejor a las 5 y 30´”. A esa hora empezaba a amanecer, por lo que el domingo por la noche dejé la mayor parte del equipaje colocado en las maletas y a las 5 y 45´ del lunes estaba arrancando la moto.
Realmente me lo había pasado muy bien en Lima, pero no me dio pena tener que marcharme, estaba deseando comenzar mi viaje en moto por Perú.