Contraponer la sostenibilidad con la economía “es una falsedad y así lo prueba el hecho de que las iniciativas de conservación han generado crecimiento económico y bienestar” en Costa Rica, ha asegurado en entrevista telemática con Efeverde el presidente de este país, Carlos Alvarado.
Alvarado, que acaba de decretar la ampliación del parque nacional Isla del Coco y del área marina de Manejo del Bicentenario, ha insistido en que la protección de los ecosistemas no sólo garantiza la conservación de la biodiversidad sino el futuro de los recursos pesqueros y la consolidación del turismo sostenible.
El país centroamericano ya contaba con un porcentaje de protección terrestre en torno al 26 % y, tras esta decisión, la protección marina se incrementará de un 2,7 % a cerca del 30 %.
Por esta razón, el gobierno costarricense llegó además a un reciente acuerdo con los de Panamá, Ecuador y Colombia para proteger este corredor marino y facilitar la reproducción y conservación de especies en la región.
Una coalición ambiciosa
La idea de elevar la protección ambiental terrestre y marina a un 30 % de aquí a 2030 es el objetivo de la Coalición de Alta Ambición por la Naturaleza y las Personas, que Costa Rica y Francia lanzaron en 2019 con el apoyo del Reino Unido en una reunión previa a la COP25 organizada finalmente en Madrid.
“Entonces decían que era algo muy ambicioso pero desde entonces ya se han sumado más de 75 países” asumiendo una “triple responsabilidad”: intergeneracional -“cuidar el planeta para nuestros descendientes”-, ética -“cuidar la vida de todos los seres vivos del planeta, no sólo la de los humanos”- y de liderazgo -“nuestro ejemplo puede hacer que otros países nos sigan en esta tarea”, ha añadido Alvarado.
La riqueza ambiental de Costa Rica, que a pesar de su pequeño tamaño alberga más del 5 % de la biodiversidad global, es un potente imán para el turismo sostenible, por lo que los confinamientos y restricciones impuestos a raíz de la COVID-19 generaron un fuerte impacto en el país, con una caída del 40 % de los visitantes y un declive del 4 % de su economía.
Sin embargo, la situación “se está recuperando y ahora tenemos mejores cifras…, de hecho en lugares como Guanacaste tenemos una ocupación de más del 90 % de aquí a final de año”.
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Problemas ambientales
Alvarado ha definido además a Efeverde los principales problemas ambientales que afronta Costa Rica, empezando por los residuos, ya que “necesitamos más economía circular, una tarea compleja porque requiere el concurso de gobiernos locales y mayor esfuerzo social”.
El ordenamiento territorial y la planificación para la adaptación y resiliencia es otro reto ya que “nuestra región está sujeta a inundaciones, sequías, huracanes…, y no puede ser que cada temporada sean afectadas las mismas infraestructuras y tengamos que volver a construir lo mismo una y otra vez”.
Un tercer desafío es el transporte público, “pues constituye nuestra principal fuente de emisiones, ya que alcanza el 60 %”, por lo que su ejecutivo plantea la construcción de un tren eléctrico que una las cuatro principales ciudades costarricenses: San José, Alajuela, Heredia y Cartago.
Desde el punto de vista energético “nuestra matriz eléctrica es 99,5 % limpia, basada sobre todo en renovables firmes, como son la hidroeléctrica y la geotérmica, además de contar con eólica y fotovoltaica” y ahora “aprovecharemos los excedentes del Sistema Eléctrico Nacional para destarrollar hidrógeno verde, esperamos tener una tarifa que nos permita atraer inversión a partir del año próximo y poder exportarlo”.
Según datos oficiales, 2021 será el séptimo año consecutivo en el que el país supere el 98 % de generación renovable pues las plantas que emplean hidrocarburos generaron sólo 2,57 gigavatios de la energía consumida durante este curso.
Además, la instalación de electrolineras y la eliminación de impuestos a los vehículos eléctricos ha convertido Costa Rica en el país de la zona con mayor porcentaje de los mismos, ya que “su crecimiento ha sido exponencial”.
Balance de la COP26
Alvarado también ha tenido un recuerdo para la COP26 de Glasgow que resultó “dulce y agria al mismo tiempo” ya que “tuvo cosas positivas como el aumento de la financiación, el acuerdo de colaboración ambiental entre EEUU y China o los convenios sobre metano o deforestación, entre otros” pero “también cosas amargas, como que varios países ejercieran una especie de derecho de veto para limitar los avances ambientales” ya que las políticas nacionales “están teniendo mucho peso y afectan a las globales”.
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Esta cumbre del clima “permitió que las metas sigan vivas, pero el problema ahora es el tiempo: no es ya lo que vamos a hacer sino qué tan rápido lo vamos a hacer” y, además, ha abogado por “seguir señalando absurdos como por ejemplo el del armamento nuclear: es incomprensible que sigamos invirtiendo en armas capaces de destruir el planeta cuando estamos intentando evitar que lo destruyan amenazas como la del cambio climático”.
La sostenibilidad es uno de los objetivos permanentes del gobierno costarricense ya que “nuestro país cuenta con un ADN ambiental construido durante decenios” y aunque “muchas decisiones que se pusieron en práctica fueron polémicas en su día, hoy la gente se siente orgullosa de haber generado una identidad específica” en pro de la conservación porque el desarrollo económico “debe tener en cuenta los costos ambientales”.