Mi opinión
Se trata de eso, de diseñar políticas diferentes a las que la razón dominante pretende imponer en las ciudades que poblamos. El caos del transporte que nos asfixia es producto de habitar en ciudades insostenibles y no se va a solucionar con más cemento y obras como las de la Costa Verde. Los by passes que se inauguren serán en poco tiempo insuficientes para ordenar la avalancha que se va a producir con el ingreso de los nuevos vehículos al parque automotriz (¿cuántos se vendieron en Lima el año pasado? ¿170 mil, 180 mil?).
Es urgente empezar a mirar a otro lado. No se necesita inventar la pólvora, mucho menos seguir invirtiendo tanto en modernizar una ciudad a punta de obras públicas.
Es necesario convencernos de que el problema no es municipal. No depende necesariamente del alcalde de turno de tal o cual distrito. Es un tema macro, ideológico; es un asunto que tiene que ver con el modelo de sociedad que queremos. Es un tema político, de ciudadanía. Necesitamos voces que enarbolen un discurso ciudadano diferente, donde las bicicletas, por ejemplo, y el manejo de los horarios, tengan prioridad en el relato de la ciudad donde queremos vivir.
Desde hace unos meses, el Gobierno francés lanzó un experimento ecológico que consistía en pagar 0,25 euros por kilómetro a los empleados que van al trabajo en bicicleta. Gracias a esto, el porcentaje de los que utilizaron la bicicleta para ir de su casa al trabajo, entre los 8.000 empleados de las 18 empresas que voluntariamente participaron en el estudio, subió del 2 % al 3,6 %, explicó en un comunicado el Ministerio de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía francés.
En la mayor parte de los casos, la adhesión al experimento se hizo mediante un formulario en el que el trabajador se comprometía a realizar los trayectos laborales en bicicleta y debía especificar cuántos kilómetros recorría al mes. Según los resultados hubo un aumento del 50 % del uso de este medio de transporte. Asimismo, resaltó que un tercio de los nuevos ciclistas también incrementó la utilización de la bicicleta para otros usos, como ir de compras o trasladarse en su tiempo libre.
Desde que empezó el experimento, los trabajadores ciclistas reciben un promedio de 40 euros al mes. El Ministerio de Ecología subrayó que el resultado es «muy positivo» para la salud de la población, ya que el riesgo de enfermedad disminuye cuanto mayor recorrido se realiza y que beneficia en la disminución de la contaminación ambiental.
El modelo experimental francés se basa en parte a lo que existe en varias regiones de Bélgica desde hace más de cinco años, donde se paga a los trabajadores ciclistas hasta 0,22 euros por kilómetro. Las medidas incentivadoras han conseguido que el 8% de los trayectos laborales en Bélgica se realicen actualmente en bicicleta.
La experiencia, financiada por la Agencia del Medio Ambiente y Control de la Energía, coincide con la tramitación en el Parlamento francés del proyecto de ley sobre transición energética, en la que se incluye el pago de esta indemnización a los que vayan al trabajo en bicicleta y que busca reducir el consumo de los hogares, así como el peso de las energías fósiles y nuclear.
30/04/2015