Mi opinión
Me encantó esta nota de la periodista Yvette Sierra de Mongabay Latam por dos motivos. Los menciono rapidito para que la puedan leer.
Primero, porque es importante que lo medios de prensa sigan acompañando el proceso de creación del Área de Conservación Regional Ausangate, en el Cusco, una zona de indudable importancia estratégica para el departamento y el sur andino-amazónico de nuestro país.
Sobre ese punto resulta fundamental que la atención de los formadores de opinión no esté puesta solamente en resaltar la importancia escénica de la llamada Montaña de Colores, el ícono del turismo mundial que todos conocen.
Como lo dice en la nota Yvette, la zona de la que hablamos es muy importante para la provisión de los servicios ambientales que la ciudad del Cusco y un archipiélago inmenso de localidades de la región necesitan para funcionar como tales. El establecimiento del ACR Ausangate permitiría ilusionarnos con la posibilidad de una buena gestión del área para el beneficio directo de miles de personas, sobre todo comuneros de dos provincias cusqueñas muy deprimidas económicamente, Canchis y Quispicanchi.
Segundo, por el intento de Mongabay, que ojalá se repita en futuros trabajos, de visibilizar el esfuerzo que vienen haciendo cientos –acaso miles- de pobladores locales para desarrollar actividades económicas sostenibles, como la ganadería de alpacas o la instalación de paneles solares, en sus comunidades.
La única manera de fortalecer el tejido de las tan vapuleadas comunidades nativas y campesinas del Perú, como es el caso de Sallani, la comunidad de Fredy Chuquichampi, el personaje del artículo que les dejo, es promoviendo actividades económicas amigables con el entorno cuya capacidad para generar trabajo y mejores condiciones de vida esté garantizado.
No hay otra, acabo de constatar lo que digo en la comunidad nativa de Boca Pariamanu, en Madre de Dios, allí el trabajo de los comuneros para manejar la castaña, un recurso del bosque muy valorado en el mercado internacional, está haciendo lo que décadas de discurso político no habían podido lograr: que los comuneros se sientan parte de una sociedad de auxilios mutuos capaz de dar trabajo y bienestar para todos a medida que se protege y gestiona lo que es común.
Esa es la ruta, no hay otra.
A sus 33 años, Fredy Chuquichampi es líder en la comunidad campesina de Sallani, un pueblo al pie del nevado Ausangate, en el distrito de Pitumarca, en Cusco. No siempre vivió ahí, pues de niño tuvo que dejar su casa junto a los glaciares para estudiar en la ciudad, pero a los 18 años regresó para quedarse.
Ahora, se ha convertido en uno de los principales impulsores de la propuesta de creación del Área de Conservación Regional (ACR) Ausangate. Considera que es la mejor opción para proteger las bellezas del territorio peruano en el que vive y también para poner un freno al peligro que significa la minería, pues en varios sectores cerca al área propuesta para conservación ya existen concesiones mineras.
En esta conversación con Mongabay Latam cuenta cómo fue el proceso para que su comunidad decidiera apostar por una ACR, su esperanza de que pronto se establezca y de la importancia de los nevados y del agua.
De crearse el Área de Conservación Regional (ACR) Ausangate ¿qué es lo importante, lo primero que se debe hacer?
El agua es lo primero. El terreno también es importante, pero si no tenemos agua, si no tenemos bofedales, no podemos hacer nada. Cada año que pasa, con el cambio climático, ya no hay pasto, se está secando. Ya no hay nieve en la cordillera, poco a poco se está diluyendo, en 10 ó 20 años ya no veremos lo bonito que era todo blanco. Todo será negro, un roquedal, pura roca. Por eso, nuestra principal preocupación es el agua. Lo siguiente, es la alpaca.
¿Cuál es tu relación con los nevados?
Nuestro apu (dios tutelar) mayor es el Ausangate. Para nosotros, los pitumarqueños, es un padre. Gracias a este nevado recibimos agua, regamos nuestros pastos, nos da vida, no solo a las personas, sino también a los animales y a las plantas. Los glaciares que están ahí, prácticamente son una reserva de agua.
¿Cómo eran los nevados cuando eras niño?
El abra Jahuaycate era muy blanca, cubierta de nieve. Pero ahora, prácticamente solo son lunares, ya no hay nevado. Todo es roquedal, negro. Cada vez que paso por ahí, cuando voy al campo, recuerdo como era y me pongo triste, me dan ganas de llorar.
¿Por qué decidieron apostar por la creación del ACR Ausangate?
En el 2008 ya se hablaba de cuidar el medio ambiente. Y así pasaron varios años, hasta el 2017 y el 2018. En todo este tiempo hubo cambios en la comunidad, entró el turismo con el cerro de Siete Colores, la laguna Sibinacocha, el nevado Ausangate y se escuchaba con más frecuencia la palabra conservación. Cuando el gobierno regional explicó que al crearse el ACR Ausangate se encargaría de la administración, nosotros pensábamos que ya no íbamos a ser dueños de estos lugares. Por esa razón se retiraron varias comunidades y quedamos solo dos (Sallani y Phinaya).
¿Entonces continuaron solo dos comunidades?
Nos informamos bien sobre los animales y la agricultura. Entonces dijimos “hay que conservar”. Empecé a averiguar, hasta el fondo, los beneficios de la ley sobre áreas de conservación (Ley de Áreas Naturales Protegidas). También hice una pasantía en otras ACR para saber qué estaba pasando en esos lugares que ya habían sido creados. Hablé con otros compañeros y les dije que necesitábamos ir a las áreas de conservación regional Choquequirao y Tres Cañones para saber cómo les había ido, qué hicieron, si era bueno o no. Cuando empezaron los talleres de información, pedimos ver esas experiencias. Entonces, nos llevaron al Cañón del Colca y al de Cotahuasi (Arequipa), siete días estuvimos allá.
¿Así se convencieron?
Siempre preguntaban qué es una ACR, cómo será para nosotros. Entonces entendimos que las ACR tienen sus estatutos. Para mí, es bueno crear la ACR y defender el medio ambiente. Además, así también mejoramos nuestra calidad de vida, porque ya no iremos a las municipalidades para pedir lo que necesitamos, sino que tendremos un plan maestro y cada año trabajaremos en lo que hemos propuesto. Por ejemplo, en el manejo de bofedales, el mejoramiento de la alpaca, de la vicuña y también en la transformación de la fibra de alpaca. Trabajaremos directamente con el gobierno regional.
Los riesgos del paisaje del Ausangate
¿Qué importancia tiene tu comunidad dentro de lo que sería el ACR Ausangate?
La comunidad campesina de Sallani es la que tiene mayor cantidad del territorio en el distrito de Pitumarca, por eso es importante que esté dentro del área de conservación regional. Queremos conservar la cadena de nevados, la laguna Sibinacocha, los animales como el cóndor, el puma, el zorro, y muchas aves. Y bueno, muchos de estos recursos están dentro de la comunidad, por ejemplo, la mitad de la laguna Sibinacocha pertenece a Sallani, y la otra mitad corresponde a Phinaya.
¿Cuáles son los peligros a los que está expuesta la ACR?
La minería es uno de los más grandes riesgos. Actualmente hay alrededor de 30 concesiones mineras en el distrito de Pitumarca, aunque ninguna ha iniciado la explotación. Dentro de mi comunidad, por ejemplo, ya hay tres pedidos de concesiones mineras y tenemos que defender todo el territorio. Sabemos que es mejor conservar, por eso decidimos estar dentro del ACR, de esta forma contaremos con una traba en contra de la minería, pues cuando se constituya la ACR ya no habrá más concesiones.
¿Qué otros riesgos existen en la zona?
Otro problema es el cambio climatológico. Hace años dijeron que, en 10, 15 ó 20 años todo cambiaría. En tiempo seco llovería y en tiempo de lluvia estaría seco. Pues bien, esos tiempos ya se están viendo, ya se están notando. Los años que van a venir, no sabemos qué va a pasar, veremos nomás. Lamento que suceda todo esto.
¿Hay especies en peligro?
Si, por ejemplo, el gato andino está desapareciendo, ya casi no se ve. También el cóndor, el zorro. En los ríos, las truchas, antes pescábamos truchas grandes, ahora ya no, solo pequeñas. Las plantas ya no crecen igual.
¿Siempre estuviste convencido de la creación del ACR?
Siempre pensábamos cuál podría ser la mejor defensa de nuestro territorio. Entonces, cuando nos explicaron que con la ACR el área estaría protegida, nos dimos cuenta que sería una protección también para nuestras alpacas y vicuñas, además de una traba contra la minería. Supimos que así nos podíamos defender.
¿Confían en que se concrete la creación de la ACR?
Ojalá se concrete este año, porque las demoras generan dudas. Sobre todo, porque habrá cambios políticos, tendremos nuevas autoridades el próximo año y no sabemos si apoyarán la creación del ACR. Ese es el temor que tenemos, por las autoridades que entrarán.
¿Qué crees que falta?
Solamente que las autoridades se pongan las pilas. Nosotros estamos preparados.
Luz para las comunidades
Sallani es una comunidad alpaquera ¿Cuál es la importancia de esta especie para ustedes?
En Sallani y, en general, en Pitumarca, es el principal potencial. Gracias a esos animales nos vestimos, nos alimentamos, compramos todo lo que necesitamos. Es importante también que ahora, de alguna manera, está subiendo el precio de la fibra de alpaca. Antes nos ofrecían 2 ó 3 soles por libra. Ahora nos dan 15 ó 16 soles. De alguna manera, aunque tenemos poco, contamos con un sustento.
¿Y tú te dedicas a la crianza de alpacas?
Tengo alrededor de 100 alpacas de las especies huacaya y suri. Las heredé de mi familia. Mi madre falleció hace 21 años y mi papá viven en Sicuani, entonces, yo me encargo de los animales.
¿Es una actividad rentable?
La fibra de alpaca huacaya cuesta 15 soles por libra y la de suri está a 16 soles. El promedio de cantidad de fibra de una alpaca trasquilada es de siete libras, es decir, 105 soles por alpaca. Hace unos meses solicité un estudio en Cusco, con los precios actuales de la fibra de alpaca, sobre la base de 500 alpacas, y el resultado fue 26 000 soles al año. En mi caso, que tengo un poco más de 100 alpacas, puedo obtener poco más de 5000 soles al año. Según los estudios se debería esquilar cada año, en noviembre. Pero con el pasto que tenemos y el cambio del clima, tenemos que esquilar cada dos años.
¿Y están haciendo algún trabajo de mejoramiento de fibra?
Nos falta infraestructura. Algunos alcaldes han instalado módulos con mallas para conservar pastos dentro de esos campos cercados. Así trabajamos con pasto mejorado.
¿Siempre viviste en Sallani?
Nací en Sallani, soy pitumarqueño, pero crecí en Sicuani, porque me llevaron allá a los 4 años. Cuando tenía 12 años, mi mamá murió, me dejó para siempre. Me quedé en Sicuani hasta los 18 años. Terminé el colegio y postule a la universidad, pero no pude ingresar. Así llegué a Tacna, donde estuve dos años sirviendo en el Ejército.
¿Por qué regresaste?
Porque tenía una propiedad y animales heredados de mi mamá, pero todo estaba abandonado, olvidado. Entonces, decidí volver para encargarme de ello. Ahora soy alpaquero, pero también me dedico al diseño e instalación de paneles fotovoltaicos, es decir, paneles solares que instalamos en las zonas altas donde falta luz. Además, soy líder en mi comunidad y también a nivel distrital, en Pitumarca. Siento que así aporto para el bien de mi familia y de los demás. Me gusta poner mi granito de arena, hacer gestiones. Soy el secretario de actas en Sallani y miembro directivo del CLAS (Comités Locales de Administración en Salud) de Pitumarca. Recientemente, me eligieron para ser parte de del comité de base de las rondas campesinas de siete comunidades y del comité de vigilancia de las autoridades.
Mencionaste que también instalas paneles solares, ¿qué sientes por llevar luz a la gente?
Mi curiosidad me llevó a trabajar en eso. Hace un tiempo llegó una ONG llamada Soluciones Prácticas para instalar paneles solares y yo aprendí cómo hacerlo. Entonces, me contrataron para ir con ellos a instalar paneles en otros pueblos. En la primera comunidad instalamos 35 paneles. En la siguiente fueron 25 y luego, en otra, 65. También llegamos al centro poblado Phinaya y pusimos 100 paneles. Después me contrató la oficina regional del Ministerio de Energía y Minas para ir a Chumbivilcas, Paruro y Quispicanchi. En total colocamos 2200. Yo me pongo feliz cuando instalamos los paneles solares, porque ahora las personas pueden tener luz, escuchar radio, ver televisión, cargar su celular. También instalamos termas solares para calentar el agua para bañarse y lavar, porque en la comunidad hace frío. Antes usábamos mecheros, velas, lámparas de querosene. Pero ahora, se ha dado un cambio. Sentimos como si estuviéramos en la ciudad.
13/10/2018
https://soloparaviajeros.pe/columna/6284/