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Hallan en el Everest el pie de un mítico montañista inglés que desapareció hace 100 años

Mi opinión

Saber a ciencia cierta si George Mallory y Sandy Irvine, los montañistas británicos desaparecidos en el Everest en 1924, lograron hacer cumbre -o no- en el hasta entonces imbatido macizo de 8.848.86 m de altura, el pico más alto del planeta, es una de las búsquedas más afanosas de los amantes de la aventura y las hazañas imposibles sobre los techos del mundo.

Los dos jovenzuelos, como se sabe, Mallory a punto de cumplir los 37 e Irvine de apenas 22, se perdieron en algún punto de la cara norte del coloso mientas realizaban la ascensión, o tal vez el descenso, a/de su cima. Desde entonces las especulaciones sobre su hazaña han sido múltiples y la búsqueda de sus cuerpos una verdadera obsesión.

En 1933 se encontró el piolet de Irvine sobre una roca de ligera gradiente a más de 8100 msnm y en 1999, 75 años después de la desaparición de los dos alpinistas, se logró hallar el cuerpo momificado de Mallory a exactamente 521 m de la cumbre.

Tenía la tibia y fémur roto y en sus bolsillos no se encontró la fotografía de su esposa que supuestamente llevaba consigo para dejarla en la cima una vez esta fuera alcanzada. Eso hizo pensar que el líder de la expedición británica de 1924 ya había hecho cumbre cuando fue batido por una tempestad o algo por el estilo.

En 1960 un explorador chino indicó haber visto el cuerpo de Irvine durante su ascenso a la cumbre del Everest y en 1979, otro montañista, declaró haberse topado con lo que quedaba de un explorador inglés congelado a 8,1000 msnm, presumiblemente George Mallory. Desafortunadamente el informante fue tragado por un alud a las pocas horas de haber relatado lo que vio.

Más leña en la hoguera del enigma.

La búsqueda del cuerpo de Sandy Irvine ha continuado hasta ahora. Y va a proseguir con seguridad, así se haya encontrado el pie del occiso más famoso del monte Everest. Y a la obsesión por hallar las demás partes de su cuerpo se suma el afán de encontrar las dos cámaras de fotos que llevaban los montañistas. Los expertos de Kodak, cómo no, las marcas siempre a la caza de nuevos mercados, tienen la seguridad de que las películas que atesoran van a revelar el secreto mejor guardado de la historia del montañismo, el llamado misterio de Mallory e Irvine.

¿Habrán sido ellos los primeros en posar sus anatomías sobre la porción más alta del planeta o la hazaña le va seguir perteneciendo a Tenzing Norvay-Edmud Hillary, el binomio que logró la proeza en 1953? Al respecto solo queda mencionar lo dicho por Hillary sobre el particular: “Si escalas una montaña por primera vez y mueres en el descenso, ¿es realmente el primer ascenso completo a la montaña? Yo personalmente me inclino a pensar que tal vez es igualmente importante el descenso. Y la escalada completa de una montaña supone llegar a la cima y volver abajo sano y salvo”. No sé, parece piconería, ¿qué opinas tú, amable lector?


Tomado de BBC News

El mes pasado, un equipo de alpinistas que filmaba un documental de National Geographic se topó con una bota que se conservaba allí y que apareció al derretirse el hielo de un glaciar.

Se cree que esta bota perteneció a Andrew Comyn «Sandy» Irvine, quien desapareció mientras intentaba escalar el Everest en junio de 1924 con su compañero George Mallory.

Es más, podría ayudar a resolver uno de los mayores misterios del montañismo: si ambos lograron convertirse en las primeras personas en llegar a la cima del Everest, 29 años antes de que Edmund Hillary y Tenzing Norgay alcanzaran la cúspide.

El reconocido aventurero Jimmy Chin, que dirigió el equipo de National Geographic, describió el descubrimiento como un «momento monumental y emotivo».

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Para la sobrina nieta de Irvine, Julie Summers, fue simplemente «extraordinario».

«Me quedé helada (…) Todos habíamos perdido la esperanza de encontrar algún rastro de él», dijo a la BBC.

Numerosas personas han buscado el cuerpo de Irvine a lo largo de los años, en parte porque supuestamente el joven de 22 años llevaba una cámara con una película sin revelar en su interior, posiblemente con una foto de ambos en la cumbre.

«Amigo, hay una etiqueta allí»

¿Podría el descubrimiento de la bota ser el primer paso para encontrar su cuerpo y la cámara?

La familia proporcionó una muestra de ADN para ayudar a confirmar que efectivamente se trata de Irvine, pero el equipo de realización de la película está bastante seguro de que pertenece a él debido a que la media encontrada dentro de la bota tiene bordadas las palabras «A.C. Irvine».

«Quiero decir, amigo, hay una etiqueta allí», dijo Chin, conocido por hacer el documental de escalada ganador del Oscar Free Solo junto a su esposa.

Un equipo dirigido por Jimmy Chin descubrió una media bordada con el nombre "A.C. Irvine", junto con una bota, en el glaciar central de Rongbuk, debajo de la cara norte del monte Everest.
La etiqueta en la media tiene bordadas las iniciales de los dos nombres del escalador y su apellido.

El equipo hizo el descubrimiento mientras descendían del glaciar Rongbuk central por la cara norte del Everest en septiembre.

En el camino, encontraron una botella de oxígeno marcada con la fecha de 1933. Una expedición al Everest de ese año había encontrado un objeto que pertenecía a Irvine.

Animados por esta posible señal de que el cuerpo de Irvine podría estar cerca, el equipo buscó en el glaciar durante varios días, antes de que uno de ellos viera la bota emergiendo del hielo derretido.

Fue un hallazgo fortuito: estimaron que el hielo se había derretido solo una semana antes de su descubrimiento.

Desde entonces, el pie ha sido retirado de la montaña debido a la preocupación de que los cuervos lo estuvieran acechando, de acuerdo a reportes, y se entregó a las autoridades de montañismo chinas que gobiernan la cara norte del Everest.

El tío Sandy

Andrew Comyn "Sandy" Irvine (1902-1924).
Sandy Irvine, como era conocido popularmente, tenía 22 años cuando desapareció.

Para los descendientes de Irvine, el descubrimiento es emotivo, especialmente en este año, en el que se cumple el centenario de su desaparición.

Summers creció escuchando historias del hermano menor de su abuela, aventurero y educado en Oxford, a quien conocían como «tío Sandy».

«Mi abuela tuvo una foto de él junto a su cama hasta el día de su muerte», recordó.

«Decía que era un hombre mejor de lo que cualquier otro podría ser jamás», agregó.

Irvine -nacido en Birkenhead, ciudad pegada a Liverpool- tenía tan solo 22 años cuando desapareció, y era el miembro más joven de una expedición que ha intrigado al mundo del montañismo durante un siglo.

Él y Mallory fueron vistos con vida por última vez el 8 de junio de 1924, cuando partían hacia la cima.

El cuerpo de Mallory fue hallado en 1999 por un alpinista estadounidense.

En las últimas décadas, la búsqueda de los restos de los alpinistas se ha visto envuelta en controversias en medio de sospechas de que los cuerpos fueron trasladados.

Summers siempre ha rechazado esas historias y sospechas como altamente improbables, y reveló su sentimiento de «alivio» después de que Chin le llamara para decirle que «él todavía estaba allí en la montaña».

La foto de la verdad

¿Qué pasaría si ahora se pudiera demostrar que Irvine y Mallory llegaron a la cumbre, siendo los primeros en hacerlo, una idea que, según estimó Summers, «pondría patas arriba la historia del montañismo»?

«Sería genial, todos nos sentiríamos muy orgullosos», dijo.

«Pero la familia siempre ha mantenido el misterio, y la historia de lo lejos que llegaron y lo valientes que fueron, era lo que realmente importaba», señaló.

«La única manera de que lo sepamos es si encontramos una foto en la cámara que se cree que llevaba», advirtió su sobrina nieta.

Mallory e Irvine abandonan el Collado Norte para la última ascensión. Esta es la famosa última imagen tomada de George Mallory (izquierda) y Sandy Irvine saliendo hacia el Collado Norte del Everest.
La última foto de Mallory (izquierda) e Irvine (derecha) antes de partir para su escalada en 1924.

Summers supone que la búsqueda de esa cámara continuará ahora. «Creo que será irresistible», dijo.

Queda por ver si la encontrarán.

Chin, por su parte, espera que el descubrimiento de la bota -«un momento monumental y emotivo para nosotros y todo nuestro equipo sobre el terreno»- «lleve finalmente tranquilidad a sus familiares y al mundo de la escalada en general».

Para Summers, es una oportunidad de recordarle al mundo a aquel joven «que tomó la vida y la vivió», aprovechando cada oportunidad y que, sobre todo, «se estaba divirtiendo».

Pero, tal vez sorprendentemente, ella y sus primos están agradecidos de que la generación anterior no estuviera aquí para este descubrimiento.

«Para ellos, el Everest es su tumba», explicó.

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