Mi opinión
Los japoneses en materia de innovación sí que dan la talla. La nota que les paso, chiquitita, que acaba de ser publicada en la concurridísima plataforma del viajero mexicano Alan Estrada, Alan por el Mundo, da cuenta de la conversión de algunos parques naturales de Japón en espacios públicos con capacidad para albergar visitantes embarcados en el teletrabajo, el tan de moda home office de estos días de lejanías y distancias sociales.
Qué maravilla: poder chambear mientras se contempla el Monte Fuji en el país del Sol Naciente es posible y está al alcance de cualquier hijo de vecino. Solo hace falta ser osado y animarse a romper con la monotonía.
Japón posee 33 parques nacionales, los primeros de ellos establecidos a fines del siglo XIX. Nos llevan décadas de trabajo y, de hecho, años luz de ciudadanía ambiental. Varias de sus áreas protegidas han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por Unesco. En eso compartimos credenciales: tanto ellos como nosotros somos dueños de joyas naturales de primerísimo nivel.
¿No sería bueno, entonces, animarnos a copiar el modelo y lanzarnos como país a crear albergues e infraestructuras adecuadas en algunas de nuestras áreas naturales protegidas como las que los japoneses establecieron para alojar a los disidentes de las ciudades de M que padecemos? Yo me apuntaría ipso facto, ¿usted, no?
Hay que soñar y tener la capacidad de innovar, el resto, las inversiones para armar albergues o campamentos con estaciones de energía adecuada, acceso a Internet y todo lo demás, se puede conseguir si es que se invita a los empresarios privados, golpeados con saña por la crisis del turismo receptivo, y se constituyen con ellos las alianzas público-privadas que tanto se mencionan. En la Reserva Nacional Tambopata, la Reserva Nacional de Paracas o el Santuario Histórico Machu Picchu, por citar solo algunas áreas naturales protegidas del sistema nacional, los Eduardo Nycander, José Koechlin, Alfredo Ferreyros, Valentín Quispe, Joaquín Randall, Tino Aucca y tantos otros soñadores, tomarían el encargo con entusiasmo y ganas de hacerla linda, en todo sentido.
A ver si estas ideas copiadas de otros prenden el fueguito necesario en las oficinas del Sernanp y se empieza a armar la grande. Digo, podríamos, ¿no?
¿Se imaginan poder realizar sus labores diarias en un impresionante bosque o rodeado de la naturaleza? En Japón algunos parques nacionales están promoviendo el teletrabajo en sus ubicaciones.
Con puntos de acceso Wi-Fi y estaciones de trabajo rentables en hoteles y campamentos, las autoridades de estos sitios, apoyadas por el Ministerio de Medio Ambiente de Japón, buscan brindar opciones de relajación a las personas y, también, promover entre los ciudadanos tomar sus vacaciones laborales en parques cercanos a sus hogares para evitar la posible propagación del COVID-19.
Algunos parques nacionales están estableciendo habitaciones de hotel que están disponibles durante unas pocas horas y estaciones de trabajo rentables. Otros están construyendo estaciones de trabajo en medio de la naturaleza, usando carpas, estaciones de energía portátiles y dispositivos de punto de acceso Wi-Fi.
De acuerdo con Japan Times, algunos de los parques nacionales que están implementando estas tecnologías son el Setonaikai, el más grande el país conocido por sus pueblos de pescadores, el Aso-Kuju conocido por sus volcanes y Nikko, un parque boscoso en la ladera de la montaña.
“Nos gustaría ofrecer un plan en el que los huéspedes puedan trabajar por la mañana y disfrutar de actividades como senderismo y piragüismo con sus familias por la tarde”, aseguró a la publicación un funcionario del hotel resort Kyukamura Kishu Kada en el Parque Nacional Setonaikai.