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Jorge Calero, arqueólogo cusqueño: “Hemos accedido al pasadizo subterráneo inca que discurre entre Muyuqmarca y Sayaqmarca, pero queremos ingresar al pasaje principal del Templo del Sol en dos o tres meses”

Mi opinión

No le había puesto mucha atención a los hallazgos y revelaciones que van arrojando las prospecciones arqueológicas del Proyecto Chincana que impulsan los investigadores cusqueños Jorge Calero y Mildred Fernández, discípulos los dos del recordado académico Manuel Chávez Ballón quien precisamente fuera uno de los más insistentes defensores de la existencia de un camino subterráneo entre Sacsaihuamán y el palacio de Coricancha, el mismo que sirviera en tiempos de los incas como medio de comunicación entre ambos recintos sacros. Pasadizo revestido con muros pétreos y techos de piedra labrada cuya construcción fue repetidas veces mencionada en los relatos sobre la Llaqta Sagrada de diversos autores coloniales, el propio Garcilaso de la Vega entre ellos. La nota que les dejo, que ha sido publicada por La Vanguardia de España, hace referencia al trazo de 1750 metros entre el complejo sobre una de las laderas del Cusco y el templo del dios Punchao, sobre el que se levantara la iglesia de Santo Domingo, que por fin ha sido identificado gracias al empleo de georradares y otros artificios tecnológicos. Qué interesante, el trabajo de excavación arqueológica prosigue por estos días para solaz de quienes seguimos alentando el cuidado del patrimonio monumental que todavía subsiste en pie y bajo tierra firme, como en Chavín de Huantar, allí aprendimos siguiendo las investigaciones de John Rick que muchas de las edificaciones prehispánicas se superponían a inmensas construcciones subterráneas y que rescatando aquellas últimas del olvido podríamos encontrar nuevas pistas para seguir conociendo el mundo-otro en el que vivieron nuestros antepasados. Buenísimo.


Tomado de La Vanguardia de España

En enero último saltó la noticia de que unos arqueólogos peruanos habían encontrado un pasadizo subterráneo que, según diversos documentos históricos, podría formar parte de la colosal red de pasajes que, presuntamente, discurriría por debajo de Cuzco, la antigua capital de los incas. 

Los rumores acerca de la existencia de un entramado soterrado por donde los incas viajaban en literas y transportaban metales preciosos han persistido durante siglos en la mente de viajeros y cronistas, hasta que Jorge Calero Flores y Mildred Fernández Palomino confirmaron a comienzos de 2025 la existencia de un primer túnel de 1.750 metros de largo, 2,60 de ancho y 1,60 de alto. Historia y Vida se ha puesto en contacto con Calero en Cuzco para saber cómo marchan las excavaciones.}

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¿Qué han hallado exactamente en Cusco?

Gracias a las informaciones que dejaron cronistas como fray Martín de Murúa o el viajero y arqueólogo estadounidense Ephraim George Squier, hemos podido identificar con precisión la boca de la Chincana (laberinto, en quechua) en el sector de Sacsahuaman. Murúa relata que Tupaq Inca Yupanqui, por amor a su esposa Mama Ocllo Coya, también llamada Tucta Cuca, mandó construir un templo en Sacsahuaman que constaba de infinidad de puertas y una entrada en forma de boca de serpiente. Y que por ella los incas accedían y se desplazaban debajo de la superficie hasta la Casa del Sol, o Coricancha.

Las descripciones de Murúa (1590) nos han resultado muy preciadas para ubicar la entrada principal de la hasta ahora desconocida Chincana. Gracias a nuestras pesquisas en Sacsahuaman, hemos podido identificar que en este templo en forma de H existe una piedra fracturada con forma de cabeza de reptil.

Templo en H en Cuzco
Templo en H en Cusco. Foto Proyecto Chincana

Cuenta que Garcilaso de la Vega el Inca también dejó anotaciones muy valiosas…

Garcilaso nos dejó algo sumamente importante en cuanto a la forma de dicho laberinto, al indicarnos que tenía las paredes labradas y que por encima de ellas se ubicaban, a modo de vigas, elementos líticos rectangulares, labrados en sus seis caras.

Como los incas no conocían las bóvedas de arco, en lugar de vigas utilizaban piedras largas labradas que iban de una pared a otra. Por este motivo, hemos planteado que gran parte del trazado de la Chincana tiene forma trapezoidal, con dinteles líticos como techo. Más en concreto, el trazo principal de la Chincana se desplaza desde el templo en forma de H, pasando por la explanada de Sacsahuaman, hasta llegar al templo de Santo Domingo [la iglesia española levantada sobre el Coricancha]. Este trayecto, de 1.750 metros, tiene una inclinación promedio que fluctúa entre el 2,9% y el 11,6%, mientras que la altitud desde el templo en H desciende de 3.596 a 3.391 metros sobre el nivel del mar en el Coricancha.

¿Este pasadizo bajo tierra podría haber servido para que los incas de mayor alcurnia pudieran moverse con discreción por la ciudad?

Inducimos que por estos pasadizos subterráneos fue transportado el dios Punchao, una efigie de oro de unos 80 cm de alto, desde el Coricancha hacia Sacsahuaman y viceversa, para realizar ciertos rituales. La conexión de la Chincana –o pasaje subterráneo– entre el Coricancha, que era el templo de Punchao, y el templo en forma de H no es casual, pues este último tenía una connotación femenina.

Reconstrucción hipotética del Coricancha, templo masculino en Cuzco
Reconstrucción hipotética del Coricancha, templo masculino en Cusco. Proyecto Chincana.

Recordemos que los cuatro fundadores del Tawantinsuyu [el Imperio inca] salieron de cuevas. Eran hijos del sol, y la madre, obviamente, era la tierra. La cueva era el útero y la vagina por donde salieron: ese mismo efecto se tenía cuando el sapan inca, o rey, transitaba en su litera por estos pasadizos.

¿Qué más podría descubrirse? ¿Tesoros?

Luis Valcárcel, un antropólogo peruano, menciona dos relatos que podrían guardar relación con la búsqueda del tesoro incaico. En el primero habla del “Chokechaka”, o “puente de oro”, enlazando con una leyenda. Cristóbal Paullu Inka, un descendiente de Huayna Cápac, se casó con María Esquivel, quien intentó descubrir la ubicación del tesoro. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, Paullu Inka la llevó vendada a ver las riquezas, por lo que no pudo retener la ruta. Además, él le devolvió las cuentas que ella había dejado caer como señal para intentar regresar posteriormente por su cuenta y riesgo.

En el segundo relato, Domingo Luis Astete, compadre de Pumacahua, fue informado de que había suficiente oro como para gobernar el Perú. Al igual que María Esquivel, fue conducido hasta el tesoro, pero sus intentos de marcar el camino fueron igualmente frustrados por los indígenas. Investigaciones futuras servirán para comprobar la existencia de posibles recámaras en la Chincana de Cusco.

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Desde tiempos inmemoriales se rumorea que el Ukhu Pacha (“el mundo inferior” de la mitología inca) podría albergar una red de túneles que atravesaría los Andes hacia el desierto de Atacama o hasta la selva amazónica. ¿Le parece verosímil?

En muchas oportunidades he escuchado relatos acerca de la existencia de Chincanas, o pasajes subterráneos, en diferentes ciudades de los Andes. La verdad es que no creo factible la existencia de una red tan intrincada de túneles que recorran los Andes, pero sí es probable que existan pequeños pasajes o tramos cortos, los cuales podrían haber sido empleados por el monarca inca para ingresar a ciertos centros religiosos y políticos. Eso sí es verosímil, pero hay que investigarlo.

(a) Trazo desde la explanada de Sacsahuaman, próxima al Rodadero, hacia Moyoq Marca. (b) Trazo de la Chincana desde el templo en H hasta la orilla del río Choqechaka
(a) Trazo desde la explanada de Sacsahuaman, próxima al Rodadero, hacia Moyoq Marca. (b) Trazo de la Chincana desde el templo en H hasta la orilla del río Choqechaka. Proyecto Chincana

Otros investigadores también afirmaron haber resuelto el misterio de los pasadizos subterráneos de los incas, aunque luego sus hallazgos no pudieron ser confirmados. ¿El túnel descubierto podría ser el primer paso de cara a geolocalizar otros pasadizos parecidos?

En nuestra investigación hemos combinado el análisis de documentos históricos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX con registros arqueológicos, observaciones de campo y prospecciones geofísicas, entre ellas la prospección sísmica y el uso de georradares, una tecnología que permite obtener imágenes detalladas del subsuelo.

Ya en 1985, la cadena peruana Panamericana Televisión emitió un reportaje de la Chincana y su entrada. Algo después, en el año 2000, el arqueólogo peruano Manuel Chávez Ballón nos indicó, antes de fallecer, que debajo del camino que unía Sacsahuaman con el Coricancha se encontraba la Chincana y que buscáramos allí.

Mildred Fernández y Jorge Calero con Manuel Chávez (centro) pocos días antes del deceso de este
Mildred Fernández y Jorge Calero con Manuel Chávez (centro) pocos días antes del deceso de este en junio de 2000.

Estas referencias, más la ubicación de la boca de la Chincana en Sacsahuaman, junto con los datos proporcionados por el Anónimo Jesuita, nos han permitido localizar con bastante exactitud el trazo principal del túnel que une el Coricancha con Sacsahuaman, así como otros ramales que todavía estamos estudiando.

Túneles para aflorar secretos incas

Desde mediados del siglo XV hasta el primer tercio del siglo XVI, los Andes quedaron bajo el dominio de los incas, o hijos del sol. Los más poderosos tenían el privilegio de trasladarse en litera, protegerse con quitasoles y disfrutar de concubinas y sirvientes. Pero su imperio se vino abajo cuando los conquistadores, capitaneados por Francisco Pizarro, capturaron y ejecutaron en 1533 a Atahualpa, el último emperador inca. Sin embargo, muy pronto circuló que existía una ciudad subterránea.

“La Chincana de Cusco es un misterio legendario que se cuenta desde la llegada de los ibéricos al territorio andino”, explica Calero. “Cusco fue la capital del Tawantinsuyu (en quechua, la región de las cuatro partes) y, también, el centro de esta intrigante leyenda, según la cual existía una red de pasajes que, partiendo desde el templo del Sol, o Coricancha, se dirigía hacia Sacsahuaman, uniendo lugares sagrados”.

Entre quienes se refirieron a la Chincana cabe reseñar a Pedro Cieza de León (1553), Martín de Murúa (1590), Giovanni Anello de Oliva (1630), Fernando de Montesinos (1642), el Anónimo Jesuita (1600), Garcilaso de la Vega Inca (1609) o Felipe Guamán Poma de Ayala (1615), entre otros. “El anónimo jesuita que escribió en el año 1600 la Historia General de la Compañía de Jesús en la Provincia del Perú reveló que, al construir el hoy llamado Templo de la Compañía de Jesús, no resultó afectada la Chincana, y que esta pasaba por medio de las casas obispales”, sigue explicando Calero.

“Según Garcilaso, el templo de Sacsahuaman tenía torreones conectados por pasadizos, tanto por encima como por debajo de la tierra”, indica. “Estos corredores subterráneos constituían un laberinto, con tantas puertas y galerías que incluso los más experimentados se perdían, razón por la que era habitual amarrarse a un ovillo de hilo”.

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¿Qué mensaje desea hacer llegar a quienes fruncen el ceño ante su descubrimiento?

La evidencia arqueológica que hemos obtenido hasta el momento ha sido puesta en consideración del Colegio de Arqueólogos del Perú, que emitió una resolución felicitando y respaldando el hallazgo. Lo único que podemos transmitir a los escépticos es que tengan paciencia: el trabajo de un arqueólogo se asemeja al de un relojero, en el sentido de precisar mucha calma y dedicación. Pronto estaremos dando noticias de nuestro primer ingreso a la Chincana.

Por el momento, podemos adelantar que ya hemos ingresado en uno de los primeros pasajes subterráneos, el que une Sayaqmarca con Muyuqmarca, cuya existencia fue descrita por el cronista mestizo Garcilaso de la Vega Inca.

¿Cuándo está previsto que concluyan las excavaciones?

Empezaron el pasado 27 de mayo. Hasta el momento, recién hemos podido abrir cuatro cuadros de excavación. Uno de ellos ha desvelado el tramo que decía entre Muyuqmarca y Sayaqmarca. Nuestra intención es poder ingresar al pasaje principal del templo del Sol (o Coricancha) con Sacsahuaman dentro de dos o tres meses. Tenemos en total siete puntos clave para penetrar en diferentes tramos de la Chincana, pero el proceso se irá desarrollando conforme avance nuestra investigación, que está prevista que dure unos 18 meses, aproximadamente.

aproximadamente.

Los trabajos de excavación para localizar los pasadizos subterráneos empezaron en mayo y prosiguen a buen ritmo, según Calero. Está previsto que los arqueólogos finalicen esta primera fase en 18 meses
Los trabajos de excavación para localizar los pasadizos subterráneos empezaron en mayo y prosiguen a buen ritmo, según Calero. Está previsto que los arqueólogos finalicen esta primera fase en 18 meses. Proyecto Chincana.

Hay cuatro redes de túneles cuyos fines siguen siendo un misterio. ¿Qué uso les podrían haber dado los incas?

De los cuatro trazos que hemos identificado en Cusco, tres de ellos se dirigen hacia el Coricancha, y el restante al acllawasi, o casa de las escogidas, que también es probable que continúe al Coricancha.

¿Qué ha soñado alguna vez con descubrir?

Lo más interesante de explorar la Chincana por dentro es encontrar evidencias de su construcción. También sería fascinante poder hallar quipus [cuerdas y nudos de varios colores que usaban originariamente los incas como sistema de signos y de cálculo] y tejidos, por todo lo que podrían llegar a contar sobre la historia de los incas.

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