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Mi problema con Pachacútec / Bryan S. Bauer

Bauer es una fiera, está decidido a quebrar la cristalería que con tanto celo guardábamos en relación a un momento capital en la historia de los Incas: la sonada victoria de Pachacútec sobre la confederación chanca, suceso narrado hiperbólicamente por los cronistas peruleros y casi todos los historiadores que se han ocupado del Tahuantinsuyu, José Antonio Del Busto y María Rostworowski incluidos.

Para la historiografía vigente, el triunfo de las tropas del magnánimo Pachacútec sobre los poderosos chancas, un señorío andahuaylino que extendió sus dominios por los departamentos de Apurímac y Ayacucho, rompió el equilibrio geopolítico existente entre los estados de la sierra sur-central, convirtiendo a los quechuas del Cusco en el reino dominante por antonomasia durante el llamado Intermedio Tardío. Con el triunfo de Pachacuti Inca Yupanqui, llamado así luego de ceñirse la borla imperial (o mascaipacha, para ser más preciso), se inicia, esos nos dijeron, el despunte militar y político del Tahuantinsuyu. Así nos lo contaron, leyenda de los pururaucas, las piedras que se convirtieron en soldados para sellar el triunfo del llamado alguna vez Solón de América, de por medio.

 “La evidencia arqueológica, dice el profesor de antropología de la Universidad de Illinois Bryan S. Bauer, autor de más de veinte trabajos sobre el Cusco Antiguo, no respalda los relatos basados en leyendas que sugieren que los chanka se desarrollaron como un grupo étnico especialmente poderoso y bien organizado durante el Período Intermedio Tardío (…) el desarrollo de los chanka parece haber sido bastante similar al de las muchas otras entidades políticas relativamente pequeñas, que se distribuían a los largo de los Andes durante el Período Intermedio Tardío”. O sea, los chancas fueron uno de los tantos pueblos y aldeas distribuidos en ese período a lo largo del paisaje andino; no la entidad política centralizada, multi-departamental y militarmente poderosa que nos había referido la narrativa tradicional.

Eso es lo que se desprende de las prospecciones arqueológicas desarrolladas tanto en Andahuaylas como en el Cusco. Bauer sostiene que “afortunadamente, una serie de proyectos de prospección regional han sido realizados en la región cuzqueña, y se han enfocado en recolectar material arqueológico relevante para las interrogantes acerca del desarrollo del Estado Inca. Esta creciente base de datos sugiere que el Estado Inca fue la culminación de un largo proceso in situ de consolidación política (…) y que los procesos que ocurrieron en la región del Cuzco eran claramente diferentes de los procesos que ocurrieron en otras partes de los Andes centrales con grupos contemporáneos”.

Dice más, todavía el autor de The Chanka: Archaeological Research in Andahuaylas: “A lo largo de gran parte del siglo XX, los investigadores se basaron en revisiones literales de las crónicas españolas para explicar el desarrollo del Estado Inca y su subsecuente rápida expansión. Basándose en las observaciones que John Rowe brindara acerca de las crónicas disponibles, el Estado Inca fue asociado con la llegada al poder del Inca Pachacuti Yupanqui; el que Rowe (1944) estimó debió ocurrir en 1483 d.C. Como parte de esta visión tradicional se asumía que el Estado Inca se había desarrollado y expandido en el tiempo de vida de un único gobernante”.

“En ausencia de datos arqueológicos sistemáticamente recopilados acerca del Estado Inca, hubo poco debate sobre lo que ocurrió en la región del Cuzco durante el período de desarrollo del Estado. Básicamente se asumió que Pachacuti Inca Yupanqui había unificado la región, había fundado el Estado y luego había conducido a los inca en un camino hacia la grandeza estatal a lo largo de los Andes. Al aceptar la idea de que el Estado Inca fue esencialmente la invención de Pachacuti Inca Yupanqui, muchos investigadores se concentraron en la reconstrucción y el análisis de los actos individuales de este heroico líder, en lugar de intentar entender los contextos sociales más amplios en los cuales dichos actos tuvieron lugar”.

“Aunque no cuestionamos la existencia de Pachacuti Inca Yupanqui como una figura principal en la historia inca, consideramos que las perspectivas que proponen un evento o individuo en particular como la base de todo para la formación del Estado reflejan una confianza excesiva y errada en los mitos de origen y en las leyendas como fuentes de información histórica. Los recientes fechados de radiocarbono procedentes de hallazgos arqueológicos sugieren que el Estado Inca comenzó a expandirse dramáticamente a través de los Andes alrededor del 1400 d.C.; las propuestas de que los procesos para la formación del Estado en la región Cuzco fueron el resultado de las acciones de un hombre en particular contradicen la evidencia arqueológica existente en la región del Cuzco”.

Tremendo, ¿no? La historia que nos han venido contando los cronistas e historiadores, al menos eso es lo que se desprende de la data arqueológica recogida en los últimos años en el sur-andino peruano, adolece de los mismos vicios que la Dra. Rostworowski le achaca a los Comentarios Reales, la obra cumbre de Garcilaso de la Vega: sus relatos “no nos ofrecen historia palpitante de vida, sino una utopía que solo pudo existir en la imaginación llena de cariño y de añoranza del inca historiador”. Y de sus seguidores, que de alguna manera lo hemos sido todos.

Brian S. Bauer
Cuzco Antiguo
Tierra natal de los Incas
Segunda edición actualizada y con nuevos capítulos, Centro Bartolomé de las Casas – The Institute for New World Archaelogy, 2018

 

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