Mi opinión
En junio pasado, las calas y el mar que bañan las costas de Menorca se convirtieron en parte de la Reserva de Biosfera Marina más grande de todo el Mediterráneo. La noticia quiero resaltarla porque los peruanos estamos empecinados en el establecimiento de dos reservas muy importantes para proteger nuestro inmenso territorio marítimo –la del Mar Tropical de Grau y la recientemente mencionada Reserva Nacional Dorsal de Nasca, de casi seis millones de hectáreas de extensión- y porque, permítanme la ligereza, en noviembre próximo voy a bañarme en las aguas menorquinas, faltaba más. E ir conociéndolas con ustedes resulta un magnífico aprendizaje previo. Saludos desde Calca, en el Valle Sagrado de los Incas.
La Reserva de Biosfera Marina de Menorca se convirtió en junio pasado en la más grande del Mediterráneocon la aprobación por parte de la Unescoen París de la ampliación de sus límites, de las 71.191 hectáreas actuales a las 514.485.
La aprobación del proyecto de ampliación supone incorporar la zona marina que rodea la isla balear, desde la costa hasta 12 millas mar adentro, lo que servirá para aplicar mejores políticas de sostenibilidad en el medio marino en torno a dos zonas núcleo: el de S’Albufera des Grau y la reserva marina del norte de la isla.
La decisión entra en vigor de forma inmediata. “A partir de ahora pasamos a la acción, tenemos que ser capaces de convertir nuestros deseos en oportunidades y acciones concretas, saltamos a gestionar”, explicó a Efe la directora de la Reserva de Biosfera de Menorca, Irene Estaún.
La ampliación implica multiplicar por siete esa reserva establecida en 1993, por lo que si bien hay otras Reservas de Biosfera más grandes en su totalidad, “esta es la primera que tiene una mayor reserva marina en cuanto a superficie que su propio territorio”, ha indicado a Efe la presidenta del Consell de Menorca, Susana Mora.
”Cuando se declara la Reserva de Biosfera de Menorca en el año 1993, era una incongruencia que no se incluyera el mar, pero en ese momento sabíamos muy poco de la parte marina de la isla, por lo que solo se propuso la parte terrestre”, asegura Estaún.
Fue la propia Unesco la que hace un par de años invitó a la isla a presentar el proyecto de ampliación, en un proceso que ha durado dos años, el tiempo de recuperar los datos científicos, ver dónde están las zonas más sensibles y más amenazadas y buscar el consenso social con los sectores socio económicos.
”El estado de conservación de todos los sistemas ecomarinos es entre bueno y muy bueno. Nuestro reto es seguir conservando eso, hay muchas actividades humanas que están poniendo en peligro la conservación de esos valores”, apunta Irene Estaún.
Para Mora, la ampliación es clave en un momento en el que la lucha contra el cambio climático puede aún revertir los efectos de la actuación humana en sus aguas.
”Es importante para afrontar el cambio climático y una nueva era como sociedad menorquina para acabar con residuos, plásticos y con una pesca irresponsable en base a una regulación consensuada siempre con la sociedad y los sectores, en este caso el pesquero”, ha destacado Susana Mora en declaraciones recogidas por Efe.
Que la protección no se quede en el papel
Las organizaciones ecologistas consideran “positiva” la declaración de las tres nuevas Reservas de la Biosfera (RB) por parte e la Unesco y la ampliación de la reserva marina en Menorca así como de las Cuencas Altas de los ríos Manzanares, Lozoya y Guadarrama (Madrid) y la rezonificación de los valles de Omaña y Luna (Castilla y León) pero piden “mayor protección real” de estos espacios naturales.
El coordinador de campañas de Ecologistas en Acción, Theo Oberhuber, ha explicado a Efe que “vimos las propuestas en el Programa Hombre y Biosfera (MaB) de la Unesco y las consideramos aceptables” pero el problema “no radica en la declaración de nuevos espacios sino en la protección de los ya existentes”.
Esta figura de protección contempla la armonización de zonas ecológicamente relevantes con el desarrollo humano para fomentar el desarrollo sostenible, pero el nivel de control “es bastante laxo y, a medida que pasan los años, es más laxo aún” por lo que se precisa “mayor protección real” y “una mejor gestión, más abierta a la sociedad”.
Oberhuber también ha pedido más sensibilización y un incremento de medidas concretas de sostenibilidad, “como una reducción importante del uso de pesticidas”.
El responsable de espacios de SEO/BirdLife, Octavio Infante, se ha sumado a la bienvenida a esta declaración de la Unesco “aunque lo ideal no es declarar por declarar”, ha asegurado a Efe, sobre todo cuando en España “somos líderes mundiales en RB pero la gente no sabe lo que son, existe un gran desconocimiento sobre su función y utilidad”.
Se trata de “herramientas básicas para el desarrollo rural” ya que, a diferencia de otras figuras ambientales, la población local “sí puede ser un actor directo” y beneficiarse de la protección del espacio natural.
Por ello, Infante ha pedido que “la información pública defina bien cada zona” y que se gestione “mejor” la regulación existente, puesto que su organización ha detectado “zonas tampón, demasiado artificiales, que no funcionan todo lo bien que deberían en reservas ya existentes”.
Las RB deben contar con tres tipos de zonas en su articulación: núcleo -destinadas a la conservación-, tampón -que amortiguan los efectos de las acciones humanas sobre las núcleo- y de transición -que promueven actividades económicas sostenibles-.
La coordinadora de Amigos de la Tierra, Blanca Ruibal, también considera una “buena noticia” este “apoyo a la protección de la biodiversidad”, sobre todo si va dotado de un enfoque “basado en alternativas socioeconómicas integradas en los ecosistemas” que permitan así garantizar su cuidado.
Ruibal ha recordado el reciente informe de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, que “alerta de la grave situación de la biodiversidad en el mundo” y que hace “muy necesarias” estas medidas de protección.
No obstante, pide “poner el foco donde corresponde”, fomentando y aplicando “cuanto antes” iniciativas socioeconómicas basadas en actividades como agroecología o ganadería extensiva que ayuden a proteger el entorno y, además, “fijan población en el mundo rural”.
Las nuevas Reservas de la Biosfera aprobada por la Unesco, en España, están localizadas en el Alto Turia (Comunitat Valenciana y Castilla-La Mancha), el Valle del Cabriel (Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha y Aragón) y La Siberia (Extremadura).