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Podemos limitar el calentamiento global a 1.5 grados con la ayuda de la naturaleza

Mi opinión

Sí, es necesario mantener la calma y seguir siendo optimistas con respecto al devenir de nuestra especie y a la salud de la Tierra pese a que todos los datos, o casi todos, juegan en contra de esa ilusión.

Como dice la nota que les dejo, estudios científicos advierten que es posible mantener al planeta por debajo del fatídico 1,5 ° C de aumento si es que mejoramos la productividad agrícola y nos dedicamos con ahínco a reforestar, entre muchas cosas más. Una de ellas, por supuesto, detener acelerada deforestación que está abatiendo los bosques del planeta, entre estos los de la cuenca amazónica.

Ojalá que ingresemos en esa senda y que los gobiernos tanto de los países que alientan la deforestación como los de los que la sufren se pongan las pilas y el alegato por un planeta mejor, diferente, convenza a nuestros líderes –Trump, Bolsonaro & Co- de parar la mano. Ojalá. Buen fin de semana para todos.


Si te sientes triste por el estado del clima actual, no eres el único.

Un nuevo informe publicado el 8 de octubre emite una advertencia ominosa: el mundo está en camino de superar el límite en el que el cambio climático descontrolado cobrará vida tal como lo conocemos. Incluso con los compromisos realizados hasta la fecha en virtud del Acuerdo de París de 2015, el mayor acuerdo mundial sobre el cambio climático, superaremos el «presupuesto de carbono» de la Tierra en unos pocos años.

El informe, publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, presenta un caso serio para mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de 1,5 grados centígrados y representa la alerta más grave de los peligros inminentes a los que se enfrenta la humanidad si no superamos el problema – y rápido.

El problema: la mayoría de los acuerdos políticos sobre el cambio climático utilizan un punto de referencia de 2 grados Celsius, aunque se entiende que un aumento de 2 grados es en sí mismo un escenario indeseable. No limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados significaría miles de millones de dólares en pérdidas económicas, calor extremo en todas las partes habitadas del planeta, muerte de gran parte de la selva amazónica y millones de refugiados climáticos.

Cuando aparece un informe como este, se nos presentan opciones: ceder a la desesperación y al fatalismo, o seguir trabajando. Es fácil levantar las manos y asumir que un futuro horrible del clima nos espera.

Elijo sin embargo seguir trabajando, no solo porque no podemos permitirnos no hacerlo, sino porque hay muchas razones para la esperanza.

Hace unas semanas, en San Francisco, dos de los expertos en clima más reconocidos del mundo realizaron una presentación extraordinaria en la que se describía una forma de evitar un desastre. En ella, el jefe científico de Conservación Internacional, Johan Rockström, y su distinguida compañera Christiana Figueres, describen los pasos esenciales para impulsar la acción a la velocidad y escala que ahora se requiere para combatir el cambio climático al 2030.

Su mensaje: No estamos condenados; de hecho, la transformación que debemos hacer es «un viaje que ya estamos poniendo en marcha».

Un paso clave en este viaje es eliminar de la atmósfera millones de toneladas de carbono para calentar el clima, y muchos expertos han promocionado un método experimental para hacer precisamente eso. Llamado «bioenergía con captura y almacenamiento de carbono» (BECCS), este método eliminaría el carbono del aire y lo enterraría bajo tierra.

El problema es que esta tecnología está en su infancia en el mejor de los casos y podría significar un desastre para nuestros bosques y nuestro sistema alimentario al competir por una superficie de suelos suficiente. Poner nuestras esperanzas en una tecnología que puede que nunca se materialice a la escala que necesitamos es imprudente.

Afortunadamente, tenemos una tecnología existente que se ha perfeccionado durante millones de años. Se llama naturaleza.

Simplemente protegiendo y restaurando los bosques obtendremos aproximadamente un tercio del camino para mantener el aumento de temperatura por debajo de 1.5 grados centígrados. Los árboles son la tecnología original de secuestro de carbono, y una nueva investigación continúa abriéndonos los ojos a su promesa como aliados en el esfuerzo por detener el cambio climático:

Un estudio publicado a principios de este año encontró que es posible mantenerse por debajo de 1.5 C sin BECCS; entre los métodos sugeridos para hacerlo estaba la mejora de la productividad agrícola y la liberación de más tierras para la reforestación.

Durante el próximo siglo, los esfuerzos de reforestación ya existentes en los Estados Unidos podrían ayudar a la capa superficial del suelo a absorber otras 2 mil millones de toneladas de carbono, aproximadamente el 1 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero de los Estados Unidos por año.

Otra investigación encontró que los bosques de manglares costeros almacenan mucho más carbono del que pensábamos, y que los manglares de Brasil contienen más carbono por acre que la propia selva tropical del Amazonas.

Entonces, ¿por qué no estamos reforestando las tierras degradadas del mundo y por qué seguimos perdiendo nuestros bosques a tasas récord? En resumen, todo se reduce a la voluntad política. Hasta que la importancia de los bosques para nuestro clima se valore más que los beneficios a corto plazo de su destrucción, no habrá mucho que cambiar.

Afortunadamente, los signos de esperanza están echando raíces. Dimos un paso gigante el año pasado con el anuncio de que Brasil ayudaría a restaurar 73 millones de árboles en la cuenca del río Amazonas. Esta campaña fue muy popular y mostró que la restauración ambiciosa de la naturaleza es posible.

Sí, el cambio climático ya está aquí. Pero podemos evitar lo peor que está por venir. La solución está en nuestro patio trasero.

13/10/2018

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