Solo Para Viajeros

Réquiem por los pantanos de Villa

por Guillermo Reaño para Notas de viaje

He sido villano buenos años de mi vida. En Las Brisas de Villa, junto al mar y muy cerca a  la magnífica Laguna artificial, la que se creó al decir de los vecinos más antiguos de mi ex barrio, cuando se retiró parte del material que  se utilizó para construir la autopista que divide en dos los Pantanos de Villa, aprendí a distinguir-a admirar-a apreciar las  aves más conspicuas que habitan las marismas y las playas de arena del humedal más célebre de la costa limeña, el famoso y bellísimo Refugio de Vida Silvestre Pantanos de Villa, un área natural protegida que administra el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado – SERNANP, el organismo técnico especializado adscrito al Ministerio del Ambiente.

Un aula abierta, desde hace mucho tiempo, para que nuestros muchachas y muchachos, escolares de casi todos los colegios de Lima, tengan sus primeros cursos de educación ambiental.

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Bueno, pues, en ese escenario tan importante, tan necesario para seguir creyendo en el futuro verde, tan magnífico por donde se le mire, el alcalde que en el año 2011 se dio el lujo de transformar el bosquecillo de molles que adornaba la berma central de la avenida Defensores del Morro, la vía que cruza el sitio RAMSAR  chorrillano, acaba de imponernos nuevamente su concepción de ciudad, ese modelo de urbe que tanto le gusta a los amigos del gasto municipal y las fanfarrias. Es decir, esta ilusión de villa coqueta y  disforzada, de reminiscencias barranquinas y aromas a jazmines y otras fantasías, que le gusta a los que creen que el progreso se mide en megavatios, visión que por cierto va en sentido contrario de lo que significa un área natural de este tipo.

Primero sembró de grass un área importante de los pantanos de Villa, señor Miyashiro, y ahora nos endilga esa sucesión de farolitos colonial-republicanos, conté más de doscientos, que envilecen el paisajes del refugio de vida silvestre. Mañana, seguramente, querrá imponernos piletas y otros juegos de artificios. Olvida, señor burgomaestre de Chorrillos, que el territorio donde ha sembrado toda esa modernidad es un Área Natural Protegida de carácter nacional, un espacio de todos los peruanos. Como el Santuario Histórico Machu Picchu o la Reserva Nacional Pacaya Samiria, por citar solo dos áreas del sistema.

Olvidan los funcionarios del SERNANP-Ministerio del Ambiente que la misión del ente donde trabajan es, precisamente, conducir el sistema con una perspectiva ECOSISTÉMICA, INTEGRAL Y PARTICIPATIVA, con la finalidad de gestionar su diversidad biológica y mantener los servicios ecosistémicos que brindan beneficios a la sociedad. Y hacerlo con las herramientas que la legislación ha previsto.

No digo más para no extraviarme en discusiones vacuas.

Les dejó lo que escribí en La Mula en el 2011 a propósito del arboricidio villano y una pregunta suelta: ¿Por qué no figura el gasto de la hiperbólica iluminación de la berma de la avenida Defensores del Morro en la web de la Municipalidad de Chorrillos? Busqué y busqué el monto sin ninguna suerte  . Qué pena que sigamos en lo mismo.

ARBORICIDIO EN VILLA. Este fin de semana, mientras los limeños ocupábamos nuestro tiempo en discernir por quien votar, operarios de la municipalidad de Chorrillos se tiraron abajo el bosquecillo de «molles brasileños» que por tanto tiempo caracterizaron la berma central de la autopista que divide en dos el Refugio de Vida Silvestre Pantanos de Villa. ¿Los recuerda? Estaban al medio de la vía, añosos y verdes, exultantes, una murallita natural que nos hacía sentir que estábamos en un área natural protegida, a punto de dejar la caótica Lima y enfrentarnos al aire libre. Dentro de unos días las maquinarias del inefable alcalde Miyashiro rellenarán las zanjas de la vía con tierra vegetal y después el grass -que consume a chorros el  agua que tanta falta nos hace- transformará el espacio arrebatado a la naturaleza en una suerte de jardín de los Maldini (la familia in de Al fondo hay sitio) que llenará de orgullo –presumo- a sus electores. ¿Y las autoridades del SERNANP?, ¿Dónde estuvieron, sabían del arboricidio que se estaba preparando?. ¿Y los grupos ecológicos que tan tesoneramente trabajan en éste y otros espacios naturales de Lima y alrededores, tenían noticias del estropicio? ¿Y la alcaldesa de Lima, que habló tanto de protección ecológica y de una ciudad saludable y para todos, fue notificada en algún momento de la decisión de la comuna chorrillana? El colmo, verdaderamente el colmo.

Lo increíble del caso es que el arboricidio que se acaba de cometer ha sido perpetrado dentro de lo linderos de una de las tantas ANPs del sistema a cargo del SERNANP, institución que se bate en defender la intangibilidad de las áreas bajo su jurisdicción en zonas altamente sensibles como Madre de Dios pero que no dice mucho cuando se trata de defender los fueros de los espacios a la vuelta de la esquina de una ciudad cercada por la contaminación, la explosión demográfica y las pandemias mil. El Refugio de Vida Silvestre Pantanos de Villa fue creado en el 2009 sobre un área de 263,27 ha precisamente para conservar una muestra representativa de los pantanos del Desierto Pacífico Subtropical, incluyendo muestras vegetales así como la avifauna migratoria y residente con algún grado de amenaza. No para que se convierta, de la noche a la mañana y por decisión edilicia, en un jardín decorado por los burócratas de una oficina municipal que cree que la belleza de un área silvestre se mide en metros cuadrados de grass comprado en un vivero de la vecindad.

Que el alcalde Miyashiro no sepa que Pantanos de Villa es un sitio RAMSAR, bueno y pase, pero que sus ideas de progreso se impongan sobre el criterio científico de los responsables del área a cargo del MINAM es un sinsentido de marca mayor que no terminamos de entender. Lo razonable, lo que espero se dé en estos días de fárrago post electoral es una respuesta pronta (y una toma de decisión apropiada) de las autoridades competentes y, desde luego, un repliegue de la municipalidad de Chorrillos: un reconocimiento público del error cometido. Y que los mismos operarios que destruyeron el bosque de molles que todos los días admirábamos, siembren de nuevo un columna de árboles de la misma especie que, al verlos crecer, haga que olvidemos tremenda falta de respeto. Más de cien árboles destruidos en nombre de una visión del ornato público que deberíamos erradicar. Lima es una ciudad en el desierto, El Cairo o Piura, no estamos para jardincitos que, tarde o temprano, serán tragados por la realidad.

https://lamula.pe/2011/04/10/arboricidio-en-pantanos-de-villa-que-horror/viajderos/