Mi opinión
“¿Queremos recuperar esa área como era antes o queremos convertirla en una zona productiva?”, se preguntaba en voz alta una enérgica Fabiola Muñoz, ministra del Ambiente, el día que se dio inicio al operativo Mercurio 2019.
Le traslado la pregunta a Tatiana Espinoza, ingeniera forestal radicada desde hace muchos años en Puerto Maldonado y directora ejecutiva de Arbio Perú, una institución que promueve la forestería análoga, una herramienta de restauración ecológica que genera desarrollo productivo respetando la vocación primigenia de los bosques y trabajando con la gente.
“¿Queremos recuperar esa área como era antes o queremos convertirla en una zona productiva?”, se preguntaba en voz alta una enérgica Fabiola Muñoz, ministra del Ambiente, el día que se dio inicio al operativo Mercurio 2019.
Le traslado la pregunta a Tatiana Espinoza, ingeniera forestal radicada desde hace muchos años en Puerto Maldonado y directora ejecutiva de Arbio Perú, una institución que promueve la forestería análoga, una herramienta de restauración ecológica que genera desarrollo productivo respetando la vocación primigenia de los bosques y trabajando con la gente.
Escuchándola.
Tatiana, titular de una icónica concesión forestal de 916 hectáreas donde se protegen cientos de shihuahuacos (Dipterix micrantha), los árboles más antiguos y emblemáticos de la Amazonía sur peruana, se queda callada un momento y luego me dice que si por ella fuera zonificaría el área que se ha intervenido para que sea utilizada en diferentes actividades: reforestación, forestación análoga y también, cómo no, para que el bosque se recupere de a poquitos y se logren restaurar los corredores biológicos que se necesitan para el intercambio genético de las especies silvestres entre el Parque Nacional Manu y la Reserva Nacional Tambopata y el Parque Nacional Bahuaja-Sonene.
“El principal problema de estas intervenciones es el cortoplacismo, el apuro, refiere. Como se tiene que andar con prisa no se toma en cuenta el sistema agroecológico que se debe implementar y de pronto se instauran los monocultivos e ingresan con las mismas los combustibles fósiles, los agroquímicos y los pesticidas. Más de lo mismo”.
¿Quién debería liderar la intervención, le pregunto?, ¿El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas, SERNANP, como se desprende del poco divulgado Plan Integral de 187 páginas elaborado por el gobierno central? “El Sernanp no es una dependencia productiva, de repente el Ministerio de Agricultura y Riego (MINAGRI) o el propio Ministerio de la Producción”, contesta.
Le suelto la pregunta que tenía guardada: ¿Existen capacidades en la región para liderar la reconversión productiva que quiere llevar adelante el gobierno?
“Por supuesto que sí, me responde. Desde hace buen tiempo trabajan en el departamento en programas de restauración ecológica CINCIA, nosotros, el Instituto de Investigación de la Amazonía Peruana (IIAP), la Asociación de Agricultura Ecológica de Madre de Dios – Perú, la Universidad Nacional Amazónica de Madre de Dios – UNAMAD.
El modelo existe. Capital humano regional, también.
Tatiana Espinosa obtuvo el año pasado el premio Jane Goodall Hope and Inspiration Ranger Award que otorga la IRF (International Ranger Federation) y The Thin Green Line Foundation a la persona que pese a enfrentar obstáculos, logra concretar acciones de conservación para proteger áreas y especies amenazadas.
Hasta la fecha, sin embargo, la ingeniera Espinosa no ha sido convocada por el Ejecutivo para sumarse a la tarea.