En la mañana charlé un buen rato con Galindo Parra, de la parroquia de Calacali, en la provincia de Pichincha, Ecuador, uno de los líderes de la iniciativa de #TurismoRuralComunitario de Yunguilla, una comunidad de un poco más de doscientas personas en un espléndido bosque nuboso a cuatro horas de la ciudad de Quito. Me sorprendió su entusiasmo y absoluto convencimiento en las bondades y fortalezas del producto turístico que su comunidad ha construido.
Galindo es un líder nato que a pesar de su juventud dirige en la actualidad la Federación Plurinacional de Turismo Comunitario, una poderosa organización de carácter nacional que agrupa a más de 130 comunidades indígenas y mestizas del Ecuador.
A mil por hora siempre y en el tono cantarín propio de los habitantes de las serranías de su país me refirió que desde que su comunidad empezó a trabajar seriamente la propuesta de turismo comunitario que ha venido a mostrarnos, el nivel de vida, el bien estar comunal, ha ido in crescendo. Y las cosas no paran.
Para muestra un detalle: de los ingresos generados por la actividad turística, a Yunguilla llegan cuatro mil visitantes cada año, el 75 por ciento se distribuye entre los que participaron en la prestación de los servicios dados y un diez por ciento se utiliza en sufragar los gastos administrativos que requiere la operación: desde el sueldo del administrador hasta lo que se debe abonar para la promoción del destino y la participación en ferias.
El quince por ciento restante va a parar a un fondo del que sale el dinero que se invierte en mejorar las condiciones del producto comunitario (10 %) y a financiar, por decisión comunal, los negocios no turísticos que sigan impulsando el desarrollo comunitario. Ese cinco por ciento el año pasado representó algo así como 40 mil dólares. Suena bien, ¿no?, la multiplicación de los panes en modo TRC.
Mañana les cuento más. Como les dije por redes, voy a estar hasta el sábado en modo #EncuentroTRCAmérica, buenas noches.
