Mi opinión
En conferencia de prensa realizada en el marco de la visita del Papa Francisco a Madre de Dios y el 36 aniversario la Federación Nativa del Río Madre de Dios (Fenamad), Julio Cusurichi, actual presidente de dicha organización, señaló que hasta la fecha no se confirma si tendrán el uso de la palabra en la reunión que se realizará mañana en el Coliseo Regional.
“Saludamos la humildad que tiene el Papa Francisco, quien viene a dialogar con nosotros, pero queremos expresarle nuestra preocupación. Hasta el momento no estamos considerados para tener el uso de la palabra, para poder mencionar el trabajo que estamos haciendo. Eso lo vemos como una falta de respeto porque no tenemos voz”, dijo Cusurichi ante la prensa nacional e internacional.
Sin embargo, el líder de Fenamad confía en que el Papa sí le dará la palabra el día de mañana, “pero si no lo hace, seguiremos marginados a nivel nacional y ahora internacional” (Actualidad Ambiental)
Les dejo mi crónica del encuentro de los dirigentes indígenas amazónicas con la premsa especializada.
Voy a permitirme iniciar mi nota de manera irregular: hoy he conocido a Ruth Buendía, la lideresa asháninka que se enfrentó a los madereros ilegales que invadieron el territorio de su pueblo y detuvo tiempo después la construcción de las cuestionadas represas de Pakitzapango y Tambo 40 en la selva central.
La terca defensora ambiental, presidenta en su momento de la Central Asháninka del Río Ene (CARE) y ahora importante dirigente de Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), la principal federación indígena amazónica, se aprestaba a dar opinión en la rueda de prensa que convocó la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD) a propósito de la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado.
Allí la vi, imponente y adusta.
…
La FENAMAD, vaya profusión de siglas, cumple el día de hoy 36 años de fundación y sus principales dirigentes y bases en Madre de Dios y Cusco se han reunido en el local institucional para celebrarlo.
Julio Cusuriche, Premio Medio Ambiental Goldman al igual que Ruth Buendía, ha reunido a la prensa para dejar clara la posición de las 1809 comunidades nativas agremiadas a las distintas federaciones locales y regionales de la amazonía peruana, sobre un hecho inaudito: mañana solo dos indígenas -cuyos nombres se desconocen hasta este momento- los encargados de saludar al pontífice argentino durante el encuentro privado que sostendrán los indígenas amazónicos en el coliseo Madre de Dios.
Sobre el particular Cusurichi habla claro, no tiene pelos en la lengua: “Para la FENAMAD, AIDESEP y para la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), se debe respetar a la organización indígena. Tenemos mucho que decir en nombre de los pueblos que representamos y que vienen conservando la naturaleza que destruyen los que defienden un modelo de desarrollo que ha herido de muerte a la Amazonía”.
Julio Cusurichi, shipibo de la comunidad de El Pilar, en Madre de Dios, considera que el Papa Francisco tiene que escuchar de boca de los propios indígenas asociados a las organizaciones de base, los reclamos comunes a la mayoría de la población nativa, uno de ellos, tal vez el más importante, la titulación integral del territorio indígena.
“La ley que rige en el Perú, acota, en la práctica le presta a las comunidades nativas el vuelo forestal y le entrega al Estado todos los derechos sobre el subsuelo. De esa manera es imposible para nosotros desarrollar los conceptos de economía indígena en el marco de lo que llamamos Vida Plena”.
“Nosotros saludamos la humildad del Papa Francisco, pero si no nos da la palabra, habremos entendido que éste ha sido un discurso más y que seguiremos marginados”, concluye.
Lo mismo mencionó Lizardo Cauper, máximo dirigente de la COICA, una organización internacional que agrupa a las principales federaciones indígenas de la cuenca amazónica. “Queremos decirle al Papa que no estamos en contra del desarrollo, que nuestra oposición es a la forma cómo se viene dando ese desarrollo. Los pueblos indígenas tenemos mucho que decir. Desde aquí solicitamos que el Papa nos escuche, la Amazonía sin nosotros no existiría”.
El reclamo pareciera ser unívoco, la molestia también. Agilio Semperi del Consejo Machiguenga del Río Urubamba (COMARU) fue contundente: “Queremos que el Papa Francisco sepa que en la selva del Cusco la contaminación con petróleo y mercurio nos está matando y que por ello nos oponemos a más concesiones para hidrocarburos y minerales”.
…
Al final de la concurrida rueda de prensa alzó la voz la mujer que sobrevivió al genocidio al que fue sometido su pueblo durante la época del terror generada por Sendero Luminoso. La señora Buendía vivió en carne propia una tragedia que nunca llegará a superarse del todo; según los datos de la Comisión de la Verdad, de los cien mil asháninkas peruanos que vivían entonces, 10 mil fueron desplazados, cinco mil secuestrados y seis mil asesinados.
“Quiero decirle al Papa Francisco, dijo, que recoja nuestras demandas, son justas, los pueblos indígenas vivimos históricamente ignorados. Que no nos den un espacio para dialogar con el Papa significará para nosotros que la exclusión sistemática a la que hemos sido sometidos va a continuar…”
Ruth Buendía es una mujer de rasgos graves que se expresa con firmeza. Viste una cushma decolorada por el uso y su cabellera negrísima le da un aire superior, totémico podría decir. “Los padrecitos no conocen realmente lo que ocurre en nuestro territorio”, agrega.
Vaya, no lo dice cualquiera, lo comenta una mujer que en el 2014 obtuvo el Premio Bartolomé de las Casas, un galardón instituido para seguir celebrando el magisterio de un sacerdote que en el siglo XV supo escuchar a los indígenas americanos.
Al final de la animada conversación de los dirigentes de las federaciones mencionadas con la prensa nacional e internacional que ha llegado a Puerto Maldonado, se sirvió masato y se brindó por la combativa Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), un gremio creado en 1982 para salvaguardar los derechos de los harakbut, ese ejas, yines, amahuacas, shpibos, kichwa runas y matsigenkas que viven en los bosques que fructifican al río Madre de Dios y todos sus afluentes.