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Veinte preguntas que quisieras hacer a Íñigo Maneiro

Mi opinión

Les dejo esta simpática entrevista a Íñigo Maneiro, el flamante responsable de la Estrategia Nacional de Turismo Rural Comunitario que ejecuta el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), realizada por Jorge Riveros, otro viajerazo, para su blog Vagamundo en Utero.pe en el 2014. Debo contarles que estábamos a punto de salir a matar –exagero- por la demora en el nombramiento de quien debía remplazar a Leoncio Santos en el manejo de una de las políticas sectoriales más interesantes de la cartera que dirige Eduardo Ferreyros. No tengo mucho más que decir sobre Íñigo que lo ya mencionado en redes y mi última columna en este mismo portal . Tal vez, solo agregar que el ingeniero agrónomo que llegó de San Sebastián en el novent y cuatro para trabajar en desarrollo ha sido el hacedor de la carrera de Turismo Sostenible de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Suerte, compañero, la tarea por delante es ardua…


No tengo memoria exacta de cuándo conocí a Iñigo Maneiro Labayen (San Sebastián, País Vasco, España, 1968), pero puedo asegurar que, de aquella ocasión — probablemente cruzando caminos en algún lugar del Perú o tomando una chela bien helada — hace ya muchísimos años. Lo que sí puedo recordar es que, desde que lo conozco, Iñigo ha estado sumido en el mundo de los viajes y en la exploración del vasto territorio peruano, especialmente en la selva amazónica, una zona que conoce muy bien.

“La Amazonía siempre ha sido el patio trasero de los gobiernos del Perú. Los peores índices en salud y educación se encuentran en la selva, pero me sorprendía siempre el estilo de los jíbaros que con un orgullo enormemente humano decían, ‘nosotros no pertenecemos a la extrema pobreza porque tenemos nuestra selva‘,” escribió Iñigo en 2009 a raíz del Baguazo, donde casi pierde la vida su amigo entrañable Santiago Manuin Valera, uno de los dirigentes indígenas más reconocidos en el país y que hace unos meses ha denunciado una persecución del Poder Judicial en su contra.  Iñigo también escribió: “Da igual quién esté en el Gobierno porque los nativos se van a seguir levantando si ven sus tierras en riesgo. Y fueron Santiago y las organizaciones nativas de los ríos -soy testigo de ello-, quienes sacaron al MRTA del Alto Marañón y quienes limpiaron de cultivos de coca, porque creen en otro tipo de desarrollo y porque no querían que se repitiese la terrible experiencia de los Asháninkas con Sendero. Y el Gobierno no hizo nada. A pesar de ser una zona permanentemente olvidada por el Estado, pocas veces he visto tanto orgullo por ser peruanos.”

Ingeniero agrónomo de profesión, este vasco ha cumplido recientemente 20 años viviendo en el Perú, en medio de aventuras, travesías, vivencias únicas y un gran aprendizaje sobre la realidad de este país. Así mismo ha participado en la publicación de una buena cantidad de libros y guías de viaje, junto a otros personajes viajeros como Rafo León y el fotógrafo Billy Hare. Actualmente es el editor de la revista GPS, la publicación oficial bimensual de la cadena de hoteles Casa Andina, que va por su octava edición. Iñigo respondió a 20 preguntas que muchos quisieran hacerle. Y a continuación, aquí van sus respuestas.

en paucartambo (marina garcía burgos)

Julio de 2013: En la fiesta de la Virgen del Carmen. Paucartambo, Cusco. Foto: Marina García Burgos

1. ¿Qué recuerdas del lugar donde naciste?
El mar, las montañas verdes, la lluvia, la comida, la familia y los amigos.

2. ¿A qué edad fue tu primer gran viaje?
13 de julio de 1994. El día que bajé del avión en el aeropuerto de Lima. Con este viaje comenzó una nueva vida en Perú.

en san sebastián (españa) (imanol maneiro)

Iñigo fotografiado en San Sebastián, País Vasco, por su hermano en 2008. Foto:Imanol Maneiro

3. ¿Por qué decidiste venir a Perú?
Para trabajar en desarrollo. Para vivir con comunidades indígenas de la selva amazónica, en concreto los aguarunas y huambisas del Alto Marañón.

4. ¿En qué lugares del país has vivido?
Siete años en el Alto Marañón, un año en Huanchaco, uno entre Tambopata y Machu Picchu, uno en Urubamba y el resto en Lima.

5. Me puedes contar qué hiciste durante esos años en el Alto Marañón, Huanchaco, entre Tambopata y Machu Picchu y en el Valle Sagrado?

En el Alto Marañón vivía con los nativos. Me enseñaron lo que sé de la selva, a conocer los mitos, las costumbres de plantas y animales, sus cosmovisiones, a construir, cazar y pescar. También a entender la selva y su historia, las plantas medicinales, la vida de la gente que vive en el bosque… yo, como agrónomo, trabajaba en desarrollo: cultivos tropicales, crianzas de animales de la selva, titulación de tierras a favor de las comunidades nativas…

Foto: En el Alto Marañón

En la zona del Alto Marañón, en el año 2000, con Santiago Manuin (segundo, de izquierda a derecha) y otros dirigentes aguarunas en una reunión. Foto: María Luisa del Río

En Huanchaco abrí, con la madre de mi hija, un café bar que se llamaba La Tribu. Fue un año medio sabático antes de hacer una maestría en antropología amazónica en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). El trabajo de bar te da sicología, porque conoces a mucha gente, pero descubrí que no era lo mío. No me gusta estar pendiente de nadie.

En Tambopata y Machu Picchu fue cuando empecé a trabajar en turismo, en concreto con Inkaterra. Era el responsable de relaciones con las comunidades ese ejas, del equipo de guías, del diseño de actividades y programas especiales. También hacía publicaciones relacionadas con la biodiversidad y marketing.

En el Valle Sagrado trabajaba con la cadena de hoteles de Casa Andina. Veía temas de responsabilidad social y el diseño de todas las actividades y programas que se ofrecían en los hoteles de la cadena. Decidí vivir en Urubamba porque era más fácil cubrir los hoteles de la cadena, ubicados en el sur del país.

6. ¿Por qué te quedaste en Perú?
Porque en la selva amazónica encontré un mundo nuevo y apasionante que me enamoró, hizo que me fuese quedando y echando raíces, y comencé así una nueva vida.

7. ¿A qué lugar del mundo regresas siempre?
Intento ir una vez al año a San Sebastián, mi ciudad. Ahí está también mi otra vida.

8. ¿En qué consiste esa “otra vida” a la que aludes?
Los 25 años que pasé allá. Mis amigos, mi familia, mi propia historia. Allá había estudiado agronomía y teología. Trabajaba con jóvenes toxicómanos y militaba en movimientos antimilitaristas y de objeción de conciencia.

9. ¿A qué lugar del Perú regresas siempre?
Depende del momento de mi vida. Ahora es Tarapoto.

10. ¿Qué está pasando en Tarapoto que te hace regresar?
Han coincidido varias cosas. Unos proyectos personales que tengo con mi mujer Marina, la publicación de varios artículos sobre ese destino en distintos medios y la producción de una serie de libros sobre la Interoceánica Norte, la carretera que une Paita (Piura) con Yurimaguas (Loreto).

11. ¿Qué destino turístico de Perú está sobrevalorado? ¿Por qué?
Pienso más en modos de vender lugares. A veces se reducen destinos muy poderosos a los atractivos más convencionales y trillados, a rollos muy fantasiosos que tienen poco ancla con la realidad. Por ejemplo, el circuito arqueológico en torno al Cusco, la forma de vender Puno: Uros y Taquile como atractivos casi únicos, la Ruta Moche y el desastre en que está Lambayeque, Máncora y la informalidad galopante, el chamanismo al paso en la selva, la mala gestión de las Líneas de Nasca, pensar que Huascarán se reduce a las lagunas Llanganuco…

12. Mencionas lugares emblemáticos con serios problemas. ¿Qué habría que hacer para darle un giro a esa forma convencional y trillada con la cual se insiste en vender aquellos destinos poderosos que tiene el país?
Viajar y sentir el Perú. Mi experiencia me dice que la gran mayoría de las personas relacionadas con el turismo, PromPerú, cadenas de hoteles, restaurantes, facultades… en general viajan poco, conocen muy poco el país. Es necesario viajar, descubrir nuevas cosas, poner en valor otras, hacer cumplir el sentido de la autoridad, no dejar que autoridades mediocres malogren un destino, que haya una política de Estado hacia el turismo en Perú.

Foto: 4.1.1

Full adrenalina. Iñigo haciendo sandboarding en Nasca, en 2006. Foto: Luis Felipe Soto

13. En tu opinión ¿qué impactos positivos/negativos genera la industria turística en el país?
Como cualquier actividad humana el turismo genera impactos y creo que son obvios, puede generar riqueza y también alienación, conservar lugares naturales o depredar, descubrir mundos fascinantes o banalizar… Al final depende de la actitud con la que viaja uno. De todas maneras, creo que en ocasiones infantilizamos al otro pensando que ‘ellos van a cambiar a mal’, que nuestra presencia influye negativamente sin considerar que ‘el otro’ puede cambiar, moldearse, adaptarse, aprender o resistir libremente y con las fortalezas que le da su propia cultura. Esto pasa frecuentemente cuando los viajeros llegan a zonas rurales y nativas.

Foto: En la comunidad Harkmbut

Mayo, 2013: En plano viaje de trabajo en Puerto Azul, comunidad harakmbut de la Reserva Comunal Amarakaeri, en Madre de Dios. Foto: Billy Hare

14. Para contrarrestar esta visión miope que se tiene de las zonas rurales y nativas existen excelentes experiencias de turismo comunitario o alternativo. ¿Tú puedes recomendarnos alguna?
Hay buenas experiencia en turismo rural pero creo que también se han creado muchas expectativas con esto, provocando una sobre oferta de camas y una limitada capacidad técnica en servicios (alojamiento, alimentación, información, guiados…). Pero sí hay buenas experiencias. Pienso en lo que está haciendo Sibayo (parte alta de Colca), en la mágica ruta del Ausangate que tiene la gente de Andean Lodges con las comunidades de pastores, en algunas iniciativas que hay en el sector Ishuyama muy cerca de Puerto Maldonado. Quizá una de las mejores iniciativas que se están desarrollando, en las que se unen historias personales, heroísmos, conservación y experiencias de viaje, son las que coordina la gente de Conservando por Naturaleza. Ahí hay muchas cosas a descubrir y vivir, sobre todo en los departamentos de Amazonas, San Martín y Loreto.

15. Eres ingeniero agrónomo. ¿En qué momento diste el salto al mundo del turismo y los viajes?
A veces siento que la vida me ha ido llevando de alguna manera. Uno se propone y la vida dispone. Vine como agrónomo a trabajar en la selva pero conecté con el mundo del periodismo y las publicaciones a través de la madre de mi hija. Ahí fue que colaboré con varios medios y que trabajé en El Comercio. Como Lima no me gusta y me apasiona el campo me moví para volver a trabajar en provincias, en concreto en la Amazonía. Así comencé a trabajar con Inkaterra. De esa manera, hoy me dedico al turismo, los viajes y las publicaciones. Junto a ello hago consultorías socioambientales que tienen que ver con las relaciones comunidades–empresas y los conflictos en torno a ello (el 50% de los mismos debido a déficits de estilo, de comunicación y de querer entender al otro). Y la selva siempre ha seguido presente estos años.

16. Ejerces el periodismo. Cuéntame sobre tu experiencia en este campo.
Siempre me ha gustado la fotografía y escribir. No es fácil. Se goza pero no se gana. En Perú se paga tarde y mal, sobre todo a los redactores. Faltan medios y la sensación que tengo es que los medios cada vez arriesgan menos, hay menos trabajo periodístico de calle. Hoy la calle es el buscador google. En mi caso colaboro con varios de ellos, dentro y fuera del país, hago una revista de viajes que se llama GPS Perú y que se distribuye en todos los hoteles de Casa Andina, y participo en la creación de guías y libros de destinos.

Foto: Iñigo_Saywite

Manteniendo el equilibrio sobre la reja que protege la gran roca esculpida de Saywite, en Apurímac. Foto: Alejandro Agois

17. ¿Cuál es el mayor reto de dirigir una revista de turismo en Perú?
Hacer que funcione, que sea sostenible, que se pueda pagar bien a los colaboradores, que enamore y entretenga al lector, y le motive a viajar, soñar y descubrir.

18. ¿A qué lugar del Perú que no has ido te gustaría viajar?
Más que un lugar es un recorrido. Me gustaría descender el río Amazonas hasta su desembocadura en el Atlántico. Es como un sueño de viaje. Pasar por tantos lugares de los que me han hablado y envolverte de ese espíritu mágico – orgulloso – afable del selvático.

19. ¿A qué lugar del mundo que no has ido te gustaría viajar?
A cualquier lugar del mundo, pero especialmente me atrae África Central y las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central.

20. ¿Eres feliz con lo que haces?
La verdad es que me siento afortunado. Tengo la posibilidad de viajar por el Perú y otros lugares fuera del país, conocer gente, sitios muy especiales, y, sobre todo, poder hacerlo con mi hija Nua y con mi mujer Marina. Que mi hija también aprenda que ni ella ni Lima son el centro del mundo. El resto, es decir, pagar a SUNAT, cumplir con todos los gastos mensuales… es cuestión de resistencia.

Foto: En Tinajani

Más feliz imposible. En Tinajani, sobre las alturas de Ayaviri, Puno, alrededor de 2006. Foto: Hernán Carranza

 17/6/2017

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