Mi opinión
La carretera de la que se habla en el documental “Voces de la carretera”, mejor dicho, el engendro vial que el film que se acaba de subir a la red para que sea de dominio público intenta comprender, se empezó a construir en el 2015 durante la gestión del ex gobernador regional de Madre de Dios Luis Otzuka y a pesar de las voces en contra de conservacionistas, los informes desfavorables del Ministerio de Cultura y el Sernanp y la oposición del presidente Humala y su premier Pedro Cateriano, ha seguido trazándose. Impresionante.
Como lo dijo en su oportunidad el abogado ambientalista Carlos Soria, a propósito de otra carretera a la fuerza, la que el sacerdote de Puerto Esperanza, en la región Ucayali, y allegados empezaron a construir, manu militari, en el Purús dizque para acercar a la capital provincial a los polos de desarrollo “cercanos” y acabar de esta manera con la pobreza de la gente, “no dan garantías, ni tienen mecanismos de control, no sancionan el incumplimiento. Más aún, proponen hacer conexiones multimodales en zonas donde el talador y el minero ilegal son reyes. Yo creo que no sirven para nada. Solo da la excusa al GORE, a las municipalidades provinciales y eventualmente a un gobierno nacional para apoyar las trocha ilegales que ya existen en la zona”.
Impresionante. No digo más, mi posición al respecto la pueden encontrar en el tag Carreteras de este portal. Les dejo el video para que lo vean y lo puedan comentar. Detener la sinrazón terrícola en la exangüe Amazonía es tarea de todos los días.
El día de hoy se estrenó en línea en todo el mundo Voces en la carretera después de un año de proyecciones internacionales en renombrados festivales de cine.
El documental, de 23 minutos de duración, sigue la construcción de una carretera que está destruyendo silenciosamente una selva tropical protegida en las profundidades remotas de la Amazonía peruana, causando conflictos, temor y deforestación a gran escala.
La carretera atraviesa un lugar declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO, la Reserva de la Biosfera del Manu, en la selva del sureste peruano. Los científicos predicen que esta carretera por sí sola causará más de 40,000 hectáreas de deforestación para el 2040, un área equivalente a 5 distritos de la ciudad de Lima: San Juan de Lurigancho, Puente Piedra, Villa María del Triunfo, Ate y La Molina.
La carretera está destruyendo la diversidad biológica y contribuyendo a la crisis climática, facilitará la apropiación de tierras y la erosión de la cultura indígena; y además, está vinculada con la minería ilegal de oro, el tráfico de cocaína y la esclavitud moderna.
Sin embargo, para el pueblo indígena Yine de la Comunidad Nativa Diamante la carretera trae esperanza, la promesa de una vida mejor. «La gente de aquí son seres humanos que necesitan vivir», manifestó la maestra de escuela primaria Myriam Lupaca Medina. «Seres humanos que necesitan una calidad de vida. Y eso es lo que pedimos. Una calidad de vida». Durante años, la comunidad ha hecho una campaña incansable para que se construya la carretera, a pesar de los peligros que conlleva.
Los políticos prometen a Diamante que la carretera creará empleos y mejorará los medios de vida, que traerá mejor educación y atención médica. Pero, ¿cumplirán su palabra?, ¿existe un plan para proteger a la comunidad de los traficantes de cocaína y de los madereros ilegales? El pueblo Yine está dispuesto a arriesgarlo todo. Hay mucho en juego, tanto para ellos como para este bosque de importancia mundial.
El gobierno peruano ha declarado la construcción de carreteras en esta región amazónica una «prioridad nacional» y está invirtiendo millones de soles en la construcción y mejora de las mismas. El Manu está a punto de cambiar para siempre – ¿sobrevivirá su diverso patrimonio natural y cultural?
Voces en la carretera
Para realizar el documental, el equipo femenino de filmación pasó cuarenta días conviviendo con las comunidades indígenas en la selva del Manu.
Recolectaron historias de cómo las comunidades nativas lucharon para proteger sus tierras y cultura, así como documentar el abandono del Estado peruano.
Durante el trabajo de filmación descubrieron historias de corrupción, explotación y una próspera economía de mercado negro.