Mi opinión
El 17 de agosto pasado una comisión del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza, un organismo supranacional creado en el 2010 a iniciativa del gobierno de Evo Morales, no pudo ingresar al Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS) donde tenía previsto realizar una audiencia con los representantes de las comunidades indígenas que se oponen a la construcción de una carretera autorizada por el Ejecutivo boliviano.
Los comisionados se vieron impedidos de entrar al área natural protegida debido a la negativa de un grupo de colonos que se han instalado en una zona del parque –el polémico Polígono 7- para dedicarse al cultivo de coca.
La pugna entre conservacionistas y el gobierno ha ingresado a un punto de no retorno en el país altiplánico. Para Pablo Solón, el autor de la nota que les estoy entregando, diplomático ligado a la administración de Evo Morales durante su primera etapa y manifiesto opositor a su política desarrollista, “en la última década no se puede citar ningún ejemplo en Bolivia donde los derechos de la Madre Tierra hayan prevalecido sobre los intereses de extracción, contaminación y depredación de la naturaleza”.
Mañana me voy a reunir con Pablo Solón en La Paz para hablar del TIPNIS y de los grandes proyectos de inversión en infraestructuras que el gobierno boliviano ha declarado de prioridad nacional y que han dividido a la población del país que visito.
El artículo que les dejo apareció publicado en el diario Página Siete de La Paz y presenta el asunto TIPNIS de manera muy sugerente: a través de la presencia en el área de un ave, el Unicornio azul, dramáticamente amenazada por los arrestos desarrollistas en boga en Bolivia..
El Unicornio Azul entre el TIPNIS y Silvio
Después de más de cuatro décadas de preguntarme qué realmente perdió Silvio Rodríguez, por fin lo encontré en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (TIPNIS). Es un ave única y bellísima que en verdad tiene un cuerno azul, y a la cual denominan el unicornio azul del Isiboro Sécure o también pava copete de piedra. Esta es una de las 470 aves que se encuentran en el territorio indígena y parque nacional, y es una de las que está en peligro crítico de extinción.
El Pauxi unicornis unicornis, según su nombre científico, mide unos 85 centímetros y pesa un poco menos de cuatro kilos. El plumaje de los machos es negro y brillante, su pico y patas son rojas. Anida en los árboles, a unos cinco metros de altura, alimentándose de frutos y semillas. El cortejo entre machos y hembras ocurre durante el comienzo de las lluvias, en el mes de septiembre. El sonido de su canto es un mugido bajo y consistente que les permite delimitar su territorio y llamar la atención de las hembras.
El unicornio azul fue descrito por primera vez en 1939, por James Bond, no el agente secreto, sino un experto ornitólogo norteamericano que, junto con su colega Rodolphe Meyer, de Schauensee, lo clasificó a partir de un espécimen recolectado en Bolivia.
El Pauxi unicornis tiene dos subespecies. El Pauxis unicornis koepckae, que se encuentra en Perú, y el Pauxis unicornis unicornis, que habita en Bolivia. Los investigadores que trabajan con esta especie consideran la posibilidad de que se trate de dos especies diferentes, pero aún los estudios son insuficientes para sustentar esa afirmación.
El Pauxi unicornis koepckae de Perú difiere del Pauxi unicornis unicornis del TIPNIS en la forma elipsoidal del cuerno y su posición, inclinada hacia atrás. El cuerno de la subespecie boliviana es más cilíndrico, de color azul y su largo puede llegar hasta los 9,5 centímetros.
El unicornio azul sólo existe en el TIPNIS y los parques nacionales Carrasco y Amboró. Es una de las especies menos conocida en su vida silvestre y está al borde de la extinción.
El Servicio Nacional de Áreas Protegidas estimaba hace 15 años que no existen más de 200 aves de su clase. En el Libro rojo de especies vertebradas de Bolivia del año 2009 figura entre las siete aves con mayor riesgo de extinción.
La principal causa para su desaparición es la destrucción de su hábitat, de los bosques de pie de monte, provocada por la expansión de la frontera agrícola, el fuego de los chaqueos, la colonización, la tala de madera y la caza.
A todos estos problemas hay que añadir nuevos peligros, como la construcción de la carretera que dividirá en dos el TIPNIS. Esta carretera, según diferentes estudios, incentivará procesos de asentamientos ilegales, tráfico de animales, deforestación, expansión de cultivos de coca… en síntesis: la destrucción del hogar del unicornio azul.
La paradoja es que el mismo año que se levantó la intangibilidad al TIPNIS, 2017, la Empresa de Correos de Bolivia le dedicó una estampilla de tres bolivianos al Pauxi unicornis con la leyenda “Fauna en peligro de extinción”. ¿Coincidencia o epitafio? Lo cierto es que si no hacemos un alto en el camino, Silvio y la humanidad habrán perdido para siempre al unicornio azul. La letra de Silvio que cantarán las futuras generaciones tendrá un significado adicional: “Mi unicornio azul ayer se me perdió, no sé si se me fue, no sé si se extravió, y yo no tengo más que un unicornio azul”.
En una entrevista, Silvio Rodríguez dijo que la mayor virtud de su canción es justamente “lo inaprensible, como los unicornios, que jamás pueden vivir en cautiverio”. El unicornio azul del TIPNIS, como todos los unicornios, no puede ser libre en un territorio cercenado.
¿A quién pueden apelar los últimos especímenes del unicornio azul del TIPNIS? ¿Qué juez está dispuesto a escucharlos en Bolivia, que es el segundo país en el mundo en haber reconocido derechos a la naturaleza?
¿Por qué los gobernantes y parlamentarios, que tanto hablan de derechos de la Madre Tierra, no toman en cuenta al Pauxi unicornis unicornis a la hora de anular la ley de intangibilidad del TIPNIS? ¿Qué clase de desarrollo, de progresismo, es éste, que promueve el ecocidio de los últimos sobrevivientes de una especie?
El próximo 17 de agostouna comisión del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza celebrará una audiencia en el corazón del TIPNIS para comprobar in situ las denuncias presentadas por dirigentes de los pueblos indígenas yuracarés, tchimanes y moxeño trinitarios, y para escuchar precisamente casos como los del unicornio azul. (Nota del editor: la comisión fue detenida por manifestantes ligados a los colonos que se han instalado al interior del TIPNIS gracias a la anuencia del gobierno no pudiendo tomar contacto con las organizaciones indígenas que los esperaban)
El Procurador del Estado Plurinacional de Bolivia ha dicho que los fallos de este Tribunal no son vinculantes para el país, porque Bolivia “no ha otorgado su consentimiento para que tenga jurisdicción”.
Sin embargo, la autoridad del Tribunal emana de un poder que va más allá de la letra de un tratado. La autoridad del Tribunal emana precisamente de la voz de la naturaleza, que se expresa precisamente en la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra, que fue aprobada en Bolivia el año 2010, y que es el documento base sobre el cual dicho Tribunal emite sus fallos.
La autoridad del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza se nutre del unicornio azul que, aunque en “peligro crítico de extinción”, habita en cada uno de nosotros.
9/9/2108
Texto original: El Unicornio Azul entre el TIPNIS y Silvio