Inés y la alegría
El ejército de la Unión Nacional Española y la invasión del valle de Arán
Pirineo de Lérida, 19.27 de octubre de 1944
Episodios de una guerra interminable
Maxi Tusquets editores, 2013
Como lo ha comentado la propia Almudena Grandes, Inés y la alegría, la primera de las seis novelas de sus personalísimos “Episodios de una guerra interminable”, es una obra de ficción inserta en la crónica de un acontecimiento histórico real, la invasión del ejército rebelde de la Unión Nacional Española al valle de Arán, en el Pirineo de Lérida, una arriesgada operación militar ninguneada por la historiografía oficial que se desarrolló entre el 19 y el 27 de octubre de 1944 que bien pudo acabar –y prematuramente- con el gobierno de Franco, el caudillo en el poder desde el ingreso de los nacionales a Madrid en 1939.
Es también una historia personal, particular, sobre el heroísmo de un grupo de jóvenes idealistas, en su mayoría militantes del Partido Comunista Español (PCE), que intentaron, fieles a sus principios y juramentos, recuperar por la fuerza la España que había sucumbido al falangismo y al terror. Una historia, una petit histoire, sobre el compromiso y la fe de un ejército de ocho mil guerrilleros (o maquis, en el lenguaje de la época) que habiendo vencido a las tropas de Hitler en el sur de Francia sería derrotado en los salones donde se hace fuerte el poder y reinan las cuestiones de estado.
¿Quiénes estuvieron detrás de la Historia, esa que se escribe con hache mayúscula?, ¿quiénes, como en el poema de Bertolt Brecht, construyeron Tebas, la de las Siete Puertas, o la dorada Lima, o la Gran Muralla?, ¿quiénes acompañaron a Alejandro, a César, a Federico de Prusia mientras el tiempo les permitió vencer a lo imposible? Quiénes fueron, finalmente, los que habitaron esos miles y miles de cuerpos que sufrieron las consecuencias de esa guerra interminable que fue la Guerra Civil española. ¿Tuvieron tiempo para amar mientras soñaban con el paraíso?, ¿sus vidas estuvieron exentas de las fatigas del amor que tanto daño nos hacen? Porqué como dice y repite la autora de esta novela intensa y bien estructurada “la Historia inmortal hace cosas raras cuando se cruza con el amor de los cuerpos mortales”.
Es que Inés y la alegría también es un tratado sobre el amor, sobre el amor verdadero y el impostado, ese que se erige sobre las bases de la acomodación y el cálculo aleve. El que cultivan Inés Ruiz Maldonado, la chica lista de la calle Mostenquinza que se hizo guerrillera en Bosost, norte de España y el capitán Galán, el minero asturiano que dejó los Picos de Europa para convertirse en ciudadano de una patria universal, los protagónicos de esta historia conmovedora, está preñado de intensidad y va fluyendo, generoso, durante las tres décadas de una narración que se sostiene sobre las luces y sombras que van dejando cada uno de los que integraron la partida de milicianos que invadieron España seguros de su éxito y terminaron edificando su exilio en Toulose.
El que somete a los cuerpos de Mercedes Ibárruri, la Pasionaria y Francisco Antón, doce años menor que ella y mortal; o el que atenaza a Carmen de Pedro y Jesús Monzón (los cuatro seres vivos, de carne y hueso, personajes reales de una historia de ficción), en cambio, es esquivo, lleno de meandros y sirve de pretexto perfecto para que la Grandes se entrometa en el trabajo de los historiadores para elaborar una teoría sobre el arte de la política, las intrigas por el poder y la historia que pudo ser y no fue que convence.
La historia de Inés y la alegría está narrada en tres planos, dos ficticios y uno real. Inés y Galánrelatan en primera persona lo que ven y sienten desde la total libertad que les permite la Grandes, notable fabuladora, mientras que en el plano más lineal, pero necesario para comprender las trastiendas, es la propia autora la que sabrá introducirnos por los vericuetos de la real politik, allí donde habitan Ibárruris, Carrillos, Azcárates de la historia real y acomodaticia.
Debo mencionar que empecé los “Episodios de una guerra interminable”, el todavía inconcluso ómnibus literario de Almudena Grandes (Madrid, 1960) por El lector de Julio Verne, la tierna y azorada historia de Antonino Pérez, el hijo de un Guardia Civil que en Fuensanta de Martos, Jaén, logra liberarse de los estragos de una infancia atroz refugiándose en la lectura los clásicos (Galdós, Cervantes, Verne, entre tantos). La trama de esa novela recrea las vicisitudes y penalidades de partisanos y enlaces de la guerrilla de Cencerro durante el llamado Trienio del Terror (1947-1949). Ésta, Inés y la alegría, se ocupa, lo he comentado, de un período en apariencia más corto –nueve días en diciembre de 1944- para relatarnos el destino de los hombres y mujeres que tuvieron que partir al destierro, o a las montañas, que a veces era lo mismo, llevando en sus mochilas los recuerdos de la victoria pírrica del Frente Popular, en 1936 y la promesa, el juramento, de un pronto retorno. Españoles de todas las regiones que dejaron el sueño a un lado para instalarse en un territorio ajeno. Inés, la burguesita insatisfecha, hermana menor de un delegado de la falange en Lérida, lo pierde todo, en un primer momento, y sucumbe como tantos al terror de un régimen que impuso condiciones a cualquier precio. Redimida gracias a su terquedad y a ese ejército improvisado que se atrevió a cruzar la frontera entre España y Francia, logra ganar la libertad para formar una patria nueva, diferente y distante, con una familia compuesta por combatientes de toda laya.
En el tramado de las historias de cada uno de los integrantes de ese grupo de comunistas –Lobo, Comprendes, el Pasiego, el Zurdo, Zafarraya, Sacristán, el Bocas, Carnero, Botafumeiro, Ninot, el propio Fernando González Muñiz, conocido por el alías de Gaitero o Galán, miembros casi todos de la VII Brigada de la IX División de las Fuerza Francesas del Interior- y de las mujeres que los acompañaron en su ilusión -Ángela, Lola, Amparo Angelita, Montse- radica la belleza literaria de este relato sobre la resistencia antifascista y el paso de la vida (“nos hicimos mayores casi sin darnos cuenta”, dice Inés. Grandes utiliza todo su genio creativo para componer un lienzo de esa España beligerante que soportó con estoicismo su drama interior. La persistencia de esos hijos suyos en la utopía y su disciplinada complacencia para aceptar los dictados del PCE, es lo que les permite seguir vivos y aferrarse, a pesar del paso de los años, a la posibilidad del retorno… o a la caída del caudillo. “Aunque no dejamos de intentarlo ni un solo segundo de todas las horas que caben en treinta y seis años seguidos, nunca pudimos derrotar a Franco (…) logramos seguir vivos después de haber matado una parte de nosotros mismos”, Galán lo dice en nombre de todos.
Inés, la cocinera del cuartel general de Bosost durante los días de la invasión al valle de Arán, se convierte en la propietaria en sociedad con las esposas de los combatientes de 1944 de Casa Inés, el mejor restaurante español de Francia, estrellas Michelin incluidas y, Galán, su esposo, en acomodado comerciante de abarrotes en los linderos del país que han dejado atrás.
Pensé en el El hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura, mientras devorada la novela de 715 páginas y un apéndice de Almudena Grandes. Tanto para el cubano como para la madrileña, las grandes hazañas de la libertad suelen estar preñadas, casi sempre, de un cúmulo de miserias y lados oscuros. Somos, finalmente, esclavos de las circunstancias, fichas movibles de un tablero que jamás logramos dominar. Pensé también en los mil y un detalles de la cocina española, esa que a punta de sopas de ajo, tapas, empanadas, guisos, croquetas, tortillas de patatas, acompañó en el éxodo (y en el retorno) a millones de españoles por el mundo y fue el territorio imaginario para devorar angustias y apuntalar el martirologio. Buena, intensa, deslumbrante novela.
Inés y la alegría
El ejército de la Unión Nacional Española y la invasión del valle de Arán
Pirineo de Lérida, 19.27 de octubre de 1944
Episodios de una guerra interminable
Maxi Tusquets editores, 2013