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Carlos Calderón Fajardo, una vida dedicada a la creación

Mi opinión

Tuve la suerte de conocer a Carlos Calderón Fajardo (1946-2015), notable escritor, vecino ilustre de Punta Negra.

Mis recuerdos del escritor barranquino nacido por esas cosas del destino en Juliaca, Puno se remontan a inicios de los ochenta, cuando su nombre era mencionado con respeto en las tertulias en casa de Lolo y Didi Arteta. Ya por entonces Calderón Fajardo no se dejaba ver con facilidad, era un hombre de naturaleza reservada, esquiva, que había decidido permanecer lejos del alboroto de la fama literaria y los primeros planos.

Lo suyo era la creación silenciosa, el retiro como acicate para el ejercicio literario, la soledad del libre pensador, el compromiso absoluto con la creación. Lolo y sus compinches, Ricardo Vergara, Eliseo Guzmán, me imagino que el gordo Peña, solían referirse a él con admiración, con inusitado respeto.

Años después recibimos a sus hijos en Los Reyes Rojos; a Pablo, el mayor, a Omar y a Juanito, compañero de aula de uno de los míos. Los tres crecieron entre nosotros mientras su padre los miraba con su inocultable amor desde prudente distancia, sin alborotarlos demasiado; insólito habitante de los malecones y reventazones de Punta Negra, el impenetrable refugio que construyó a cincuenta kilómetros de Lima

Alguien lo dijo al analizar su obra: fue «un autor inclasificable y a la vez genial». Lo sé. Diego Alonso Sánchez, profesor de Los Reyes Rojos y poeta, lo invitó al colegio hace unos años para que lea ante os muchachos de secundaria alguno de sus cuentos. Esa fue la última vez que lo vi. Calderón Fajardo seguía siendo el mismo: un hombre que habitaba un cuerpo delgado, un hombre que parecía soportar sobre sus osamentas el peso de todo el mundo. Un hombre inclasificable, para los que lo veíamos de lejos y a la vez genial.

Buen viaje, compañero.


Me he tomado la libertad de recoger de las redes sociales los comentarios de un grupo de las personas que lo quisieron y lo recuerdan con tanto cariño. Desde esta esquina un abrazo a su familia, a la Dra. Galliani y a sus tres maravillosos hijos. A ellos, amor y resignación.

Rosina Valcárcel
Carlos Calderón Fajardo (Juliaca, 1946, Lima, 2015). A la 1 de la mañana, cuando el alba se alistaba, partió uno de mis amigos entrañables. El 19 de mayo iba a celebrar su natal. Nos conocimos el año 1965 o 1966, frecuentábamos la Casa de la Poesía de la Bajada de Barranco. Gentil, fino, lleno de ternura y buen humor. Nos unió la confianza, el aprecio, el amor espiritual, la literatura, la pasión por el mar y el misterio.

Hubo caminatas, mítines en la Plaza Francia entre 1968-69 con sus condiscípulos de la PUCP: Rocío Romero, Yvo Perez Barreto, Abelardo Sánchez León, Giovanni Mitrovic, entre otros. Juan Gonzalo Rose es nuestro paradigma y en un bar de Surquillo bebemos con él, dialogamos sobre autores y reímos. Tuvo un afecto singular por Ayacucho, Puno, y el Perú profundo. Hoy el compañero está en trance hacia el infinito, hacia el Parnaso donde viven los Maestros, los valiosos, los humildes, los nobles. Hace veinte minutos leo la nota fraterna de su editor Willy Del Pozo y de golpe me salen gritos y voy al balcón y su nombre es un eco – eco – eco. Y telefoneó a su casa y nadie responde.

Carlos Calderón Fajardo es uno de los escritores de la generación del 70 que destaca, trasciende por su escritura fabulosa, por su obra fecunda, por su don de buena gente. Sin embargo él decía: «Soy reconocido, no lo niego, sí, pero solo en un segmento o espacio de la literatura que se escribe en el Perú». Destacado como uno de los narradores mayores del Perú de su generación (del 70), Carlos estaba en una de sus etapas literarias más productivas. Finalista del Premio Tusquets de novela (2006) con El fantasma nostálgico (Animal de invierno, 2013), libro que desde el más puro realismo mágico afronta la violencia política de los decenios últimos en nuestra patria. Como su escritura, como su pluma será eterno, un ser legendario que transita cerca a Sarah Ellen y otros personajes de su narrativa magnífica. Abrazos a su compañera, a Pablo Salazar-Calderón Galliani, a sus otros hijos, a sus nietos, a su familia, a sus amistades y compañeros coetáneos, a los lectores y lectoras que lo aprecian y le dieron granitos de sol y alegría. Plaza Francia el año 1968-69 con sus condiscípulos de la PUCP: Rocío Romero, Yvo Perez Barreto, Abelardo Sánchez León, Giovanni Mitrovic, entre otros. Juan Gonzalo Rose era nuestro paradigma y en un bar de Surquillo bebimos con él, dialogamos y reímos. Tuvo un afecto singular por Ayacucho, Puno, y el Perú profundo. Hoy está en trance hacia el infinito, hacia el Parnaso donde viven los Maestros, los notables, los humildes. Hace veinte minutos leí la nota fraterna de su editor Willy Del Pozo y de golpe me salieron gritos y fui al balcón y su nombre es un eco eco eco. Y llamé a su

Fernando Vivas Sabroso
Descansa en paz, querido Carlos. Qué pena no haber conversado contigo en los últimos años, pero me consuela el recuerdo de esos fines de semana en Punta Negra, haciendo frente a la playa Al Revés.

Elías Nieto
Hoy, con mucha tristeza, recibí la noticia de la muerte del maestro Carlos Calderón Fajardo. Su amistad y enseñanzas serán imperecederas. Nadie en el Perú como él para transitar con tanta naturalidad por los tópicos realistas, fantásticos, líricos, góticos, terroríficos e íntimos. El que pestañea muere, fue y seguirá siendo uno de los libros de cuentos que más me ha apasionado. “Yo era alguien que recorría librerías con un apetito voraz, con los dedos llenos de nicotina, un tipo extraño y solitario que escribe historias confusas y tristes»

 Pablo Salazar-Calderón Galliani
Mi padre, Carlos Salazar-Calderón Fajardo, falleció el día de hoy cerca de la 1 a.m. El vacío y consternación que nos embarga es inconmensurable, aún no terminamos de creerlo. Se fue haciendo lo que más amaba: escribir, contar historias, las de su vida y las que nacieron de su infinita imaginación. El velatorio se realizará en la iglesia de Fátima: Avenida Armendáriz 350. Miraflores, a partir de hoy miércoles desde las 3 p.m

29/04/2015

 

 

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