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Cees Nooteboom: “Los hombres somos incurables”. El País conversó con el viajero y escritor holandés.

Mi opinión

Algo parecido acaba de comentar Michel Houellebecq, el autor de Sumisión, en una carta que se hizo pública en las últimas horas y que de inmediato alborotó el cotarro europeo. “No despertaremos, después del confinamiento, en un nuevo mundo; será lo mismo, sólo que un poco peor” ha dicho con todas sus letras para espanto de la audiencia. Y no es el único intelectual en manifestar su pesimismo, lo ha referido también Cees Nooteboom, el más célebre de los viajeros holandeses, una autoridad mundial en transmitir entusiasmo y bonhomía. Lo suelo seguir, Nooteboom, que pasa gran parte del año en su finca de Menorca, en España, es un intelectual atento al devenir de la humanidad y un polígrafo inagotable, a sus estupendos 86 abriles publicará este año dos libros más que engalanarán su dilatada obra: un poemario y un recuento muy personal de su relación con Venecia, la ciudad del turismo y la turismofobia.

«Somos incurables, le confiesa a El País de España en la entrevista que les paso desde su confinamiento en Alemania, habrá la misma prisa, estamos viendo que hay gente que no tiene capacidad de reflexionar sobre lo que ha pasado. Soy cínico porque creo que los hombres son incurables». Ojalá estén equivocados, ojalá que las evidencias que abonan su pesimismo sean producto de una mala lectura de la realidad. Ojalá.


Cees Nooteboom: “Los hombres somos incurables”
Berna González para El País de España

Babelia prosigue el programa ¿Qué estás leyendo? en formato confinamiento, con el que intenta un recorrido por las lecturas de autores en distintas partes del mundo. Claudia Piñeiro, desde Buenos Aires, fue la primera. Marta Sanz nos habló aquí desde Madrid y Guadalupe Nettel lo hizo desde México. Hoy, Cees Nooteboom, desde Alemania. El escritor holandés acaba de recibir el premio Formentor.

En un lugar de Alemania que no quiere revelar, al holandés Cees Nooteboom le ha pillado el confinamiento bien acompañado: en una casa antigua plagada de libros perteneciente a una amiga, en medio del campo y a dos horas de Múnich. «De alguna manera un escritor como yo siempre vive en confinamiento», cuenta desde su retiro en Alemania. «Esto es extremadamente tranquilo y eso me gusta. Soy un privilegiado, veo cada noche TVE, el telediario, y sé que soy un privilegiado, están pasando cosas horribles. Aquí para trabajar ha sido fantástico». Esta entrevista se realizó antes de que fuera galardonado, este miércoles, con el prestigioso premio Formentor.

La comunicación es difícil por videoconferencia, pero alcanza para escucharle su valoración de lo que supondrá este episodio para la humanidad: ¿Cree que tenemos que cambiar la forma de vivir, las prisas, el amontonamiento? Y ahí es escéptico: «Somos incurables, habrá la misma prisa, estamos viendo que hay gente que no tiene capacidad de reflexionar sobre lo que ha pasado. Soy cínico porque creo que los hombres son incurables».

El autor nacido en 1933 en La Haya vivió la Segunda Guerra Mundial y encuentra en esta pandemia una atmósfera parecida: las calles vacías, la incertidumbre, el temor. En aquel tiempo su padre le envío al campo para alejarle de la ciudad: «Había hambre en La Haya, la gente moría y mi padre me envió a la provincia. Me daban pan y mantequilla y enfermé porque pesaba menos de 50 kilos. Esta atmósfera de calles vacías me da la misma impresión». Ahora también ha enfermado, como confiesa, pero por fortuna no de coronavirus.

A sus 86 años, aún muy activo, echa de menos su Menorca habitual, donde pasa buena parte del año, ha tenido que suspender una gira por Japón y algún otro viaje, pero no se ha quedado parado. Acaba de concluir un poemario sobre el virus, Canto del tiempo del virus, y se prepara para publicar en otoño en España, EE UU y Francia su nuevo libro, Venecia: El león, la ciudad y el agua. Tampoco ha dejado de leer.

«Para mí Menorca es también mi tierra, no puedo ir y en el futuro inmediato no creo que podamos ir, es una lástima. Hay muchísimos extranjeros para los que España es tierra amada y no podrán ir en mucho tiempo».

Notteboom habla de estos libros:

– Su nuevo libro será Venecia, el león, la ciudad y el agua (título provisional), que publicará Siruela. Se publicará también en Estados Unidos y en Francia. «Venecia está cerrada, pero la gente puede viajar conmigo a través de mi libro, es un libro de viajes sobre una ciudad que me encanta, que suele estar llena de turistas y ahora será paradisíaco».

Además, el autor recomienda:

– Calle Este-Oeste, Philippe Sands (Anagrama).

– The Ratline, del mismo autor (aún no publicado en España).

– La última comisión del Doctor Weiss, Lars Gustafsson.

– Todtnauberg, la historia de Paul Celan, Martin Heidegger y su imposible encuentro. Peter Kunisch.

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