Mi opinión
Les paso la segunda entrega de este reportaje viajero de Eduardo Larrañaga, biólogo peruano y amante de la aventura por el mundo. Los parques nacionales de África concentran la mayor variedad de especies emblemáticas del planeta y siguen siendo el destino obligado para cualquier fanático de la naturaleza y la efusión de la vida. Eduardo tuvo la suerte de cruzar el Atlántico, en un velero, para internarse en el Parque Nacional Kruger y registrar sus maravillas.
Ciudad del Cabo o “Cape Town” es un lugar mágico. Con la imponente montaña la Meza o “Table Mountain” siempre atenta, la ciudad posee un clima de aventura constante, en la cual se practican diferentes deportes de la misma índole.
Ciudad del Cabo e isla Robben
Como todo biólogo y fotógrafo de vida salvaje, un gran sueño es llegar a África y conocer de cerca sus famosos animales salvajes. En ningún otro continente se pueden observar mamíferos y aves tan grandes como las que habitan África subsahariana. Gran parte de la megafauna de los demás continentes se ha extinguido, salvo algunos supervivientes como los osos, los alces o los bisontes que habitan principalmente en continente americano y el Círculo Polar Ártico.
No hay nada más gratificante que ver y fotografiar a un ser en su hábitat natural, donde no depende de nadie para sobrevivir, únicamente de sus habilidades y de su evolución. Aquí la cosa no es tan sencilla como en un zoológico. Se tiene que ser muy paciente y a la vez tener mucha suerte.
El panorama ideal sería que estos animales pululen libremente por la tierra que los vio nacer. Sin embargo esta linda imagen no es exactamente así en la actualidad. Lamentablemente a lo largo y ancho del continente africano se han perdido muchos de los hábitats naturales de estos mamíferos en consecuencia de nuestra expansión y explotación de recursos. Por suerte todavía es posible apreciar las interacciones naturales que se dan entre estos animales y su entorno dentro de parques nacionales o reservas conocidas como “Game Reserves”.
Ciudad del Cabo
En el Parque Nacional Kruger
Algunos de estos parques están tan aislados que aún no ha sido necesario crear barreras que los delimiten. Y otros son tan grandes que permiten que los animales sigan migrando con normalidad entre países. Este es el caso del Parque Kruger. Un parque transfronterizo entre Sudáfrica y Mozambique que abarca un área equivalente a todo Israel. Este parque es motivo de orgullo de los sudafricanos, y yo tenía que estar ahí.
Tome un avión a Johannesburgo y luego alquilé un pequeño Chevrolet “Spark”. Una práctica muy común es conocer el parque en tu propio vehículo el cual lo puedes estacionar en campamentos especiales. Ahí los mejor preparados llegan en “motorhomes” de ensueño como “Land Cruisers”, “Defenders” o “Hiluxs” y van recorriendo muy lentamente los senderos dentro del parque a la espera de la aparición de alguno de sus habitantes. Yo tenía al “Spark” y una carpa que me costó 100 rands (10 dólares americanos).
Parque Nacional Kruger
Lógicamente el principal interés de todo visitante es ver a los grandes felinos. Si bien todos los animales cuentan una historia muy particular, la mayoría son relativamente fáciles de ver. Pero con los felinos la situación es distinta. Son principalmente nocturnos, por lo que verlos en acción durante el día es muy difícil, pero no imposible.
Tras tres días manejando a menos de 50 km/h logré ver a casi todos los animales representativos del África subsahariana. Me faltaban los felinos. Llegó el cuarto y mi último día en el parque, y simplemente no podía hacerme la idea de regresar a Perú sin al menos haber visto un león salvaje. Nuevamente encendí el “Spark” para iniciar mi último recorrido por el parque. Había dejado el sur-este del área protegida especialmente para el final, ya que era ahí donde había más probabilidades de toparme con algún “gato”. Tras 50 minutos recorridos observé un convoy de autos y “motorhomes” amontonados a un lado de la trocha. Me cuadré al lado de uno de ellos y a través de mi ventana pregunté: ¿Qué hay? Me respondieron tenuemente: león.
Elefantes en el Parque Nacional Kruger, Sudáfrica
La adrenalina generada por la emoción se secretó instantáneamente. Avancé un poco más casi temblando, me posicioné en el mejor lugar que pude y apagué el vehículo. A mi lado izquierdo tenía una pareja de leones jóvenes; otro sueño cumplido. Se encontraban lejos de la trocha dentro de un matorral. Saqué unas cuantas fotografías para el recuerdo y nada más. Ya estaba más que contento. Esperé un rato y vi que los leones se paraban y empezaban a caminar en dirección contraria al convoy y aún bastante lejos. Seguí esperando a ver que deparaba la situación, pero no volvieron a aparecer. Encendí el “Spark” nuevamente y cambié de dirección.
Mientras todo el convoy seguía a la expectativa de la aparición de los dos leones, yo era el único en dirección contraria y avanzando muy lentamente. Cuando metros más allá vi nuevamente a la pareja de leones dirigiéndose hacia la trocha donde me encontraba. Sobre paré y los leones aparecieron frente a mí a menos de 20 metros de distancia. Bajé la ventana, puse la segunda marcha, y saqué mi cámara y medio cuerpo fuera del auto mientras avanzaba. Totalmente apacibles e indiferentes posaron ante mí. Una vez satisfecho con las tomas, me orillé hacia un lado de la trocha y simplemente me dediqué a observar cómo se iban haciendo cada vez más pequeños ambos leones mientras caminaban majestuosamente. Segundos después el séquito de vehículos que conformaban el convoy pasó al lado mío y en dirección a los leones. El primer carro que pasó me gritó: ¡Suertudo!
Pareja de leones jóvenes
Dos mil leones viven en el Parque Nacional Kruger.
Esa misma mañana vi un leopardo y a mi favorito; al veloz guepardo. No podía estar más feliz. En una sola mañana había visto a tres depredadores tope africanos y había completado la lista de los famosos “Big Five”, el leopardo, el león, el elefante, el rinoceronte y el búfalo, agrupados de esa manera porque en la época de oro de los safaris las cinco especies eran las más agresivas y resistentes al momento de ser cazadas.
Leopardo
Felizmente los tiempos han cambiado y ahora se protegen a estos grandes mamíferos. Sin embargo existen algunas reservas (principalmente privadas) que se dedican a la caza trofeo. Es decir, está permitido cazar grandes animales como leones, elefantes y jirafas. Los personajes que se dedican a esto pagan varios miles de dólares por cazar esta fauna de manera legal y llevarse las piezas disecadas. ¡Algo difícil de creer en estos tiempos! Pero estas personas, y las empresas que se dedican a esta industria avalan que gran parte de lo que recaudan es otorgado a proyectos de conservación. Aunque muchas veces ese dinero no cae en manos correctas y es manipulado por gobiernos corruptos.
Además todos los años cazadores furtivos ingresan a las áreas protegidas, principalmente en busca de los rinocerontes y elefantes. A los primeros les quitan los cuernos para venderlos en el mercado negro ya que se les atribuye propiedades medicinales y a los elefantes se les caza por el famoso marfil de sus colmillos. Qué lamentable estupidez. Lo más increíble es que el comercio ilegal de estas piezas está directamente relacionado con grupos terroristas que siembran terror en África como Boko Haram, ISIS y el Estado de Resistencia del Señor (ERS), que financian la compra de su armamento con dinero proveniente de esta tristísima cacería ilegal.
Así terminó mi periplo por el Atlántico, con pensamientos, imágenes y amistades que jamás serán borrados de mi memoria.
En esta era casi todos los rincones del planeta (si no son todos) ya han sido descubiertos y nuestros mares son cada vez más explotados y transitados. Quizás estemos viviendo los rezagos de un mundo que alguna vez fue perfecto. Una inmensidad que se desvanece. Nadie sabe a dónde vamos ni en dónde terminaremos, pero sabemos que este mundo es verdaderamente único. La gran cuestión es cuánto tiempo más durará la inmensidad de nuestro planeta y la vida que lo adorna. Al fin y al cabo todos somos parte de un proceso de aparición y extinción.
DATA
El Parque Nacional Kruger es la reserva de caza más grande de Sudáfrica. Tiene una superficie de 18.989 km2 y se extiende por 350 km de norte a sur y 60 km de este a oeste. Es el hogar de más de 500 especies de aves, 100 reptiles y casi 150 mamíferos, varios sitios arqueológicos y una impresionante diversidad de árboles y flores, Kruger es el mejor parque nacional del país. Los aventureros pueden explorar el parque en una 4×4, caminar por la vegetación o sobrevolar el lugar en un globo aerostático.
En la actualidad es parte del Parque Transfronterizo del Gran Limpompo, un parque de la paz que vincula al Parque Nacional Kruger con el Parque Nacional Gonarezhou en Zimbabwe y al Parque Nacional Limpompo en Mozambique.Los cañones del parque Kruger han sido nombrados Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Es uno de los pocos lugares en África donde se pueden aprecir los Big Five, los cinco grandes mamíferos del continente africano.
Para mayor información consultar el blog de Paco Nadal
http://blogs.elpais.com/paco-nadal/2014/12/como-ir-kruger-sudafrica.HTML
Eduardo Larrañaga nació en Lima Perú en 1990. Es biólogo por la Universidad Ricardo Palma de Lima y ha cursado especializaciones en conservación y ecología de mamíferos marinos. Desde hace cuatro años trabaja como investigador, fotógrafo y guía de observación de vida salvaje. En especial se ha dedicado al estudio y a la conservación de cetáceos habiendo participado en expediciones científicas para el estudio acústico y estructuras sociales de cachalotes alrededor de las islas Galápagos y en Perú ha trabajado junto a las ballenas jorobadas con la empresa de ecoturismo Pacifico Adventures.
Además ha realizado dos travesías en monocascos a vela desempeñándose en diversas tareas como tripulante. En el 2010 navegó de Perú a Isla de Pascua y en el 2014 de Salvador de Bahía (Brasil) a Ciudad del Cabo (Sudáfrica). En el 2015 empezó a trabajar como guía de expedición en la Península Antártica y ahora se está preparando para su próxima experiencia en el Ártico.
28/4/2016