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Verdades y falsedades sobre la vida de Maria Reiche, un vívido testimonio de Josué Lancho

Mi opinión

Josué Lancho Rojas, de Nasca, vio por primera vez a María Reiche siendo un niño. La desgarbada dama solía caminar a pasos raudos y distraídos por una ciudad que aún no se había desbordado cuyos vecinos no llegaban a comprender qué es lo que hacía esa mujer que vagaba por el desierto, sin pausas. De retorno a Lima, después de estudiar en el histórico colegio Guadalupe, el inquieto mozalbete que con el tiempo llegaría a ser director de la escuela fiscal 22411 de Vista Alegre, que ahora lleva su nombre, y convertirse en uno de los estudiosos más notables de la civilización que reinó en los desiertos y valles rebosantes de guarangos de su región, la conoció, frecuentó sus espacios y siguió sus elucubraciones con admiración y respeto. Por eso es una de las voces más autorizadas para hablar de la científica alemana que llegó al Perú en 1941 para tratar de desvelar los secretos escondidos detrás de los geoglifos y dibujos de las pampas de Palpa y Nasca, el territorio que unos atrevidos burócratas tratan de desguazar para entregárselo a la modernidad cutre que sigue imponiendo condiciones en el país con el más rico patrimonio de esta parte del planeta. Les dejo estas pertinentes aclaraciones del profesor Lancho sobre la vida y el transcurrir de la Dra. Reiche en su tierra; don Josué, la biblia de Nasca, al decir del escritor Goyo Martínez, fue uno de los amigos más íntimos de Giuseppe Orefici, el sabio italiano que acaba de partir dejándonos los estudios más valiosos que tenemos a la mano para entender la dinámica social en Cahuachi, la capital de unos gentiles que domeñaron hace más de dos mil años la implacable geografía que conocieron y en agradecimiento a sus dioses tutelares grabaron en la piel de Gaia los trazos de su navegación alucinada y continua por el mundo-otro. Abrazo a la distancia, don Josué, sentimos mucho su pesar inmenso…


Por Josué Lancho Rojas, tomado de Facebook

Escribimos esta nota impulsados solo por el ánimo de enmendar los conocimientos que se siguen vertiendo equivocadamente sobre la vida y obra de nuestra bien recordada Dr.H.C Victoria María Reiche-Grosse, difundidas en las redes sociales, pero, a su vez, con el vivo deseo de que estas correcciones sirvan para conocer mejor a esta gran mujer, a la cual Nasca y el Perú entero le deben muchísimo. Así, por ejemplo observamos que:

1.-Escriben indistintamente su nombre:

El nombre correcto al referirse a ella debe ser VICTORIA MARÌA REICHE-GROSSE, toda vez que en Alemania y muchos países europeos los hijos adoptan tal cual el apellido del padre y suprimen el de la madre, en este caso puntual, ya no usaría el apellido NEUMANN, menos NEWMAN, como lo utilizan en algunas instituciones.

2.-Se dice que María Reiche, descubrió las Líneas de Nasca:

No es verdad, incluso la supuesta idea que fue el cronista Pedro Cieza de León en 1553, porque los investigadores contemporáneos puedan que no hayan reparado en que este cronista, se refiere a caminos incaicos que atravesaban la pampa, más no se refería puntualmente a otros tipos de gráficos (geoglifos). Pero, es el estadígrafo peruano José Córdova Urrutia, quien, a nuestro juicio, es el que por primera vez se refiere a la existencia de los geoglifos al atravesar las pampas el año 1849 y anotar que “…en las llanuras cercanas existen piedras dentistis que dan forma a figuras”.

Más info en María Reiche, la guardiana del misterio del desierto de Nasca

«Con María en la pampa» (foto y notas de Josúe Lancho)

Incluso hay que aclarar que no es el arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe el descubridor de los geoglifos el año 1927, sino el Arq. Alfred Kroeber, que el año 1926 fotografió varios geoglifos lineales frente a su campamento arqueológico montado frente al sector denominado “La Calera” (hoy Aeropuerto Municipal de Vista Alegre-Nasca).

Concluyendo, que María Reiche arriba recién a Nasca el 19 de diciembre de 1941 por indicaciones del profesor norteamericano Paul Kosok, quien había visitado los geoglifos el 22 de junio de ese mismo año. María retorna inmediatamente a Lima, donde permanece hasta el año 1945, por indicaciones del gobierno peruano para que todos los ciudadanos alemanes queden inmovilizados debido a la Segunda Guerra Mundial.

3.-Que María Reiche vivía solitaria en las pampas:

Craso error, pues María Reiche, desde que llegó a Nasca el 19 de diciembre de 1941, se alojó en diferentes hoteles: primero lo hizo en el “Hotel Royal” (tercera cuadra de la calle Lima); luego se trasladó al “Hotel Nasca” (cuarta cuadra de la misma calle). Tercero, vivió por poco tiempo en el “Hotel Oropeza” (sexta cuadra del Jr. Bolognesi); cuarto lugar: se hospedó por varios años en el “Hotel Montecarlo”(primera cuadra de la calle Callao) y quinto, vivió hasta el final de su vida en el “Hotel de Turistas”, habitación 130 (primera cuadra del Jr. Bolognesi).

Hay que puntualizar que durante esos años había épocas en que María tenía que permanecer muy cerca de las pampas, tanto de San José o de Palpa, por lo que en esas circunstancias fue que se valió de su amiga inglesa Amy Meredith, quien era profesora en el Hight School de Lima, de la hija de uno de los copropietarios de la Hacienda San Pablo y la Ventilla, vecina a las pampas (Mr. Lyndon Evelyn, Mr. Togwood y Mr. Letts), para que le brinden una habitación. María desechó las comodidades de vivir en la Casa Hacienda y eligió alojarse por temporadas en una habitación que funcionaba como garita de control de ese predio (hoy Museo María Reiche y AA.HH. San Miguel de La Pascana).

Incluso a partir de 1949, al iniciar sus estudios sobre las pampas de Palpa, se alojaba en casa del Dr. Pedro Tello Salavarría, quien fue el mismo personaje que recibió al Dr. Paul Kosok en junio de 1941; tanto él, como su hijo Vicente, se encargaron de trasladarla muchas veces hasta el pie de los cerros aledaños, como son San Ignacio, Sacramento y Río Grande. Se nos ha informado que también se hospedaba y alimentaba en casa de un Sr. Barraza en el mismo Palpa.

De igual manera, una buena temporada que se dedicó a sus estudios en las pampas de Llipata recibió el apoyo del Ing. Gonzalo Del Solar Larrañaga, quien le brindó las instalaciones de la Casa-Hda. de su fundo cercano. Como Uds. pueden ir deduciendo, María fluctuaba entre estos hospedajes ya señalados con su cuarto-garita de la Hacienda San Pablo, que gracias al Ing. Zubiría, administrador del predio, había sido mejorado.

«Con María en su gabinete» (foto y notas de Josué Lancho)

Concluimos, por tanto, que esas afirmaciones desatinadas que expresan que María Reiche vivía solitaria en la pampa no son del todo ciertas. Además, sabemos que la investigadora cuando veía que sus anotaciones se habían acumulado en sendos cuadernos, llenos de signos y números, sumados a los improvisados planos, teodolitos y reglas, se marchaba a un hotel en Nasca, donde convertía su habitación en un desordenado gabinete para trasladar en “limpio” los miles de cálculos que ella sola entendía.

Algo que, si es cierto, y que es corroborado por los agricultores de San Pablo, con quienes conversaba los atardeceres en la garita, sobre los cambios de luna y su influencia en la siembra y la cosecha, afirman que María después de un pequeño refrigerio subía hacia la pampa a las 5 de la mañana y regresaba a las 4 de la tarde, cubriéndose la cabeza con una pañoleta empapada de agua para mitigar el inclemente sol. Por tanto, María no pernoctaba en la pampa, ni menos tenía una choza en ella, porque en el campo abierto el viento frío de invierno, hace bajar la temperatura a 5 grados y en el verano el calor llega a los 45 y 50 grados de temperatura. Es muy distinto opinar que muchas veces María Reiche, convirtió su viejo auto Volkswagen, en su casa y pernotó a la vera de la carretera.

4.-Que las autoridades de Nasca no la apoyaban y les eran indiferentes

Tampoco es cierto, pues desde que llegaron a Nasca el Dr. Paul Kosok (junio de 1941 y María Reiche (19 diciembre del mismo año), el alcalde de la ciudad don Agustín Bocanegra y Prada, los recibió protocolarmente y en el Diario de su propiedad, “Noticias”, se anunció sus arribos bajo el epígrafe” …los estudios astronómicos incaicos de Nasca”.

Años después, entre 1946 y 1948, le proporciona a María una escalera y el traslado a la pampa en un camión. Posteriormente, el año 1955, ya como diputado de la provincia de Nasca, acompaña a la doctora a sustentar desde el hemiciclo del Congreso de la República, una protesta contra una posible irrigación de las pampas que afectarían 20,000 hectáreas donde reposaban los geoglifos de nuestros ancestros, bajo la responsabilidad del Ing. José Univazo.

Tampoco se puede desconocer que el año 1981, el alcalde provincial Aroldo Corzo Catalán, le brindó todo su apoyo y la hizo sentir como un familiar del pueblo. Celebrándose desde ese entonces su onomástico públicamente, ya que anteriormente, sus amigos, los empleados del hotel de Turistas, se lo celebraban entre huaynitos y bailes andinos internamente.

Más info en Líneas de Nasca: ¿territorio, turismo o patrimonio? Una decisión que podría costarnos caro

«María, Renate, Piliphs Pitluga y los Hermanos Rojas» (foto y notas de Josúe Lancho)

5.- ¿Qué el pueblo la insultaban, le tiraban piedra y la tildaban de loca?

La prensa ha hecho suyo estos adjetivos cada vez que publicaban un artículo sobre María: ” La loca de la escoba”, ”Le gritaban bruja en las calles”, “La bruja de las pampas”, “La apedreaban los niños”, etc. Estos apodos inventados y/o exagerados por algunos advenedizos, los consideramos despreciables e imperdonables, por cuanto con los años han ido quedando grabados en la memoria colectiva del pueblo, y tomados como ciertos por la nueva generación.

Hoy, ese es uno de los principales motivos de este escrito, pues el pueblo provinciano y sencillo que recibió a María, no era un pueblo cavernícola educativamente hablando, pero que sí le era extraño ver a una dama solitaria y poco amiguera, por la sencilla razón que su marcada miopía y su carácter introvertido no le permitían socializar más íntimamente con personas de la calle; pero que sí lo hacía con los dueños de los hoteles donde se alojaba, con los empleados para hacerse unas bromas y a veces reírse a carcajadas.

Su extraña figura de vestir sencillo y poco renovable, sumado a verla manejar un auto, que en esa época para nuestro pueblo le estaba reservado solo para los hombres. Imagínense que a todo ese mundo extraño que se formaba en torno a ella, se sumara el verla partir muy de madrugada e internarse sola en una pampa, donde en los corrillos se rumoreaba que “hablaba” con unos animales gigantescos, que “dicen” allí hay dibujados (en esa época nadie sabía de la existencia de los ahora famosos geoglifos).

Entonces la gente se REFERÌA a ella, como una mujer desconocida que podía estar loca, que es muy diferente a que le gritaran a viva voz: GRINGA LOCA. Y en cuanto a que los niños le arrojaban piedras al verla pasar, eso hubiese implicado que ella ya no caminaría libremente por las calles y no iría al mercado a comprar fruta, de paso comerse su rico caldo de PATASCA, bien sentadita compartiendo una banca con gente humilde y saborear un dulce de lacayote que tanto le gustaba.

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