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Alturas de Arequipa: el Valle de los Volcanes y el Cañón de Cotahuasi

Mi opinión

Seguimos en la ruta con Luis Federico Cisneros y Guillermo Ayala, nuestros enviados especiales al Valle de los Volcanes y el Cañón de Cotahuasi, dos geográficas majestuosas de la vital región Arequipa. Estuvimos por allá en el ahora lejano 2006, con James Posso, Anghello Llerena, Julio Zúñiga y Alvaro Rocha, impulsores del turismo peruano. Los dejo con esta nueva crónica viajera de Luisito Cisneros, siempre listo a caminar nuestro país.


En ruta hacia el sur del país, a 135 Kms de la ciudad de Arequipa se encuentra el famoso Valle de los Volcanes de Andagua, que nos ofrece un sinfín de experiencias, ya que reúne diversas temperaturas y altitudes entre 1350 msnm (río Colca) y 5450 msnm (nevado Chila), además comprende parte de los distritos de Orcopampa, Chilcaymarca, Andagua, Chachas, Ayo y Cayarani. Pueblos auténticos que nos acercan a rescatar nuestra memoria originaria, nuestra fuerza natural.

En esta tierra de gigantes, de amplia riqueza histórica y geológica, las expresiones volcánicas de la antigüedad han dado nacimiento a un recorrido paisajístico de película, como si aquellas erupciones del pasado hubieran confabulado con la tierra y el espacio-tiempo para co-crear esta realidad atmosférica tan impresionante. En el cañón de Cotahuasi por ejemplo, la existencia cobra una dimensión mucho más profunda, donde el viento aúlla y se manifiesta como en ninguna otra parte, permitiéndonos sentir la vibración de todo lo que nos rodea.

Saliendo de madrugada de la ciudad blanca llegamos a Corire vía Cotahuasi, por la carretera que conduce de Aplao a Chuquibamba. En esta primera parte comenzamos a reconocer los encantos naturales del Valle de Majes, donde te ofrecen camarones en el desayuno (el potaje más representativo de la zona) desde las instalaciones de un restaurante bien roots, ubicado estratégicamente detrás de un río de aguas claras con vista a las montañas y al cielo transparente de Majes.

Otros grandiosos paisajes enriquecen el recorrido, entregándonos las primeras impresiones de los nevados Solimana y Coropuna, grandes guardianes del camino. En uno de esos tramos, a más de 4500 msnm, aparecerá la laguna Pallarcocha, un refugio pleno para comulgar con la Tierra y el sonido de la naturaleza al pie del Coropuna, uno de los apus principales del Contisuyo. “Hasta ahora da de tomar agua a todos los pueblos de los alrededores. La unión viene desde Cotahuasi, el Valle de los Volcanes, Chuquibamba, todos los pueblos, si no hay Coropuna no hay vida en esta zona” – apunta Henry Hilares, jefe de este proyecto de Desarrollo Sostenible a cargo del Grupo Gea.

Cotahuasi

El viaje continúa por un terreno asfaltado de esos que te llevan hacia lugares inesperados, como el m irador de Allhuay, desde el cual es posible experimentar una catarsis frente al vacío de este escenario abierto a la inmensidad. Además pertenece a la Municipalidad Provincial de La Unión y es parte de la Reserva Paisajística Cuenca del Cotahuasi, custodiada por la SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas). Desde este punto estratégico, a una altura de 3950 msnm, en plena región Suni, nos detenemos para apreciar la belleza suprema del «Cañón de Cotahuasi», considerado el cuarto cañón más profundo del mundo y una de las maravillas naturales más importantes de este hemisferio. (*)

Por la noche un cielo despejado nos esperaba con cientos de estrellas para cobijarnos en el Hotel Valle Hermoso, un precioso lugar para pernoctar donde la Tierra nos acoge con mucho amor y uno se siente como en casa. Excelente momento para respirar aire puro de provincia y disfrutar de las relajantes aguas termales de Luicho, que están a menos de una hora del pueblo, en el distrito de Huaynacotas, donde atravesamos un viejo puente colgante que sobrevuela al río. Primera postal de la noche para renovarse de energía bajo estas medicinales piscinas de agua clara.

Rumbo a Sipia

Al segundo día salimos rumbo a las cataratas de Sipia, una morada silvestre que nos ampara del ruido del mundo. Al llegar nos es fácil sucumbir ante el asombro del paisaje y las formaciones rocosas que permiten que todo cobre una dimensión antigua y misteriosa. Tras una breve caminata de 20 minutos el sonido de las cataratas comienza a sentirse con más fuerza hasta que llegamos a ese borde vertiginoso desde el cual Pepe, el guía más experimentado de la zona, nos sostiene para poder apreciar la majestuosidad de Sipia en toda su expresión. Debido a su belleza natural y a esa caída libre de 150 metros de profundidad es el atractivo más impresionante de la reserva del Cañón de Cotahuasi. Gracias a los efectos del sol y a su entorno geológico se forma un arcoíris como consecuencia de la acción de los rayos solares y el clima húmedo que se genera en la atmósfera. Perfectas dosis de magia para hacer de este momento algo indestructible.

Andagua

Al llegar esa noche, los pobladores de inmenso corazón nos ofrecieron una bienvenida inolvidable, regalándonos una experiencia maravillosa a través de su cariño, sus músicas, cantos, bailes, chichas de maíz, sus calientitos de yerbas especiales para el frío y una bella fogata que nos reparó el corazón. Las mujeres emprendedoras de Casas Vivenciales nos regalaron sus canciones y bailaron con nosotros haciendo relucir sus trajes tradicionales mientras los músicos tocaban en vivo los huaynos más representativos de su comunidad. Luego de un rato caminamos guiados por Teresa Huamaní, una mujer muy simpática que junto a su familia nos brindó una deliciosa cena dentro de su casa vivencial “Sumaq Puñoy” que significa “Dulce Dormir” o “dormir bonito.

A la mañana siguiente caminamos entre sus calles, contemplamos sus casas de adobe y los pinos artísticos que embellecen la plaza principal. Gracias al uso de fitotoldos aquí crece la quinua y todo el proceso se da de la forma más orgánica posible. Minutos más tarde realizamos una caminata de 60 minutos sobre los cráteres de los Mellizos Shanpee y Johnson, volcanes exactamente iguales desde los cuales podemos divisar la catarata de Shankillay y apreciar el paisaje volcánico que resguarda a las familias de Andagua. Justamente fue Johnson el apellido de uno de los periodistas de la revista National Geograpic que en 1929 viajó por estas tierras y otorgó su nombre para el bautizo de uno de los volcanes mellizos. Gracias a ese reportaje el Valle de los Volcanes fue difundido internacionalmente, y consideraron a la laguna Mamacocha como el manantial más grande del mundo.

Antaymarca

Hacia la afueras de Andagua se encuentra la antigua ciudadela de Antaymarca, que nos ofrece un singular camino por donde los volcanes erupcionaron hace miles de años, dejándola enterrada bajo lava basáltica. Gracias a eso hoy se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la zona, pues su geología asombrosa nos lleva a caminar entre restos de rocas volcánicas, haciéndonos sentir dentro de la Tierra en medio de un escenario enigmático y de texturas indescifrables. Además cuenta con dos miradores excepcionales, Antaymarca y Uculla, ambos nos regalan una mirada privilegiada del recorrido, con vista al volcán Kanallamauras, que contrasta perfectamente con los colores del cielo y los paisajes que nos cobijan.

Chachas

La siguiente parada será la laguna de Chachas, que está ubicada en un espacio de ensueño de absoluta belleza natural. Esta laguna define las estaciones y es parte de la hidrogeología del Valle, pues la usan como medio de filtración para purificar aún más el agua que sale hacia el manantial de Mamacocha. Al llegar aquí los miembros de la comunidad nos recibieron llenos de alegría, permitiéndonos ser testigos de la riquísima huatia que nos habían preparado. Un almuerzo 100% chacheño, con productos de la zona y deliciosas chichas de maíz que crearon un ambiente de alegría y buena vibra, donde se siente la magia de la cultura viva y nos sentimos parte de este gran formato de turismo rural y comunitario en todo su esplendor. Más adelante se tiene planeado convertir esta fuente de agua en un lugar para la pesca recreativa y los deportes acuáticos.

Ayo

Sesenta minutos después llegamos a Ayo, el último pueblo de la ruta y también el más caluroso, reconocido por sus abundantes frutales y deliciosos vinos. El turismo vivencial también está creciendo por esta parte y ya cuentan con algunas casas especialmente acondicionadas para recibir viajeros. Luego de un descanso y de conocer la chacra de la familia que nos recibió, fuimos a visitar el ecomuseo de vinos y destilados de frutas como membrillo y manzanas de la familia Arroyo, que nos ofreció una agradable noche con música en vivo bajo la luz de la luna nueva.

El manantial de Mamacocha

La última mañana del viaje nos tenía preparado aún una última travesía hacia el manantial más grande del mundo, la laguna Mamacocha, una suerte de oasis en pleno desierto árido del Valle de los Volcanes, además de ser un gran hábitat para la nutria de piel rosada y otras especies acuáticas. Pero para llegar a este bellísimo ecosistema es necesario atravesar un camino caluroso por las inmediaciones de Ayo. Sólo después de una hora, cuando ya ha pasado lo peor y los colores claros de Mamacocha comienzan a brillar a lo lejos es que la caminata bajo el sol y todos los esfuerzos previos cobran un sentido mayor; entonces el cansancio desaparece y uno se renueva de energía con solo divisarla en el horizonte y saber que pronto podrá estar respirando al lado una de las joyas naturales más bellas de este mundo.

Las aguas que fluyen 17 kilómetros por debajo de lava seca desde la laguna de Chachas son las mismas que forman este gran universo acuarela. El impacto visual que ocasionan las aguas cristalinas de Mamacocha es asombroso. Desde afuera es un espectáculo paisajístico que nos renueva las baterías y sube la vibración de todos los caminantes. Desde adentro, uno descubre un mundo mucho más extraordinario, una visión acuática de matices verdes, azulados y turquesas, donde es posible sumergirse y maravillarse ante tanta perfección que nos envuelve.

El último tramo

Finalmente llegamos al Restaurant Campestre “Los Portalitos” de la Sra. Leonor Ranilla y familia, en el anexo de Soporo, dentro del distrito de Andagua. Ahí disfrutamos deliciosos potajes típicos en medio de un gran ambiente familiar donde nos atendieron excelentemente. Así, con el corazón contento llegamos luego a Chilcaymarca, donde aprendimos un poco más acerca de ese arte ancestral que es la artesanía en cerámica, un conocimiento que se mantiene vivo en el ecomuseo de arte cerámico de la familia Yucra, otro de los fabulosos emprendimientos que enriquece la experiencia por este valle de lagunas y volcanes.

Gracias a este contacto vivencial que se logra con los habitantes uno aprende muchísimo y se contagia del amor que las familias comuneras sienten y expresan hacia su Tierra, hacia nuestra bella Pachamama, la gran madre cósmica del planeta.

(*) Declarada Reserva Turística Nacional en 1988, el Cañón del Cotahuasi recién es designado como Reserva paisajística el 18 de mayo del 2005, debido a la amplia diversidad de especies endémicas y en peligro de extinción, tanto en flora como en fauna. Por sus valores naturales y culturales se perfila como una de las 7 Maravillas naturales del mundo.

ACCESIBILIDAD:
Para llegar a este geo parque existen tres rutas desde Arequipa:
1) Vía Aplao-Viraco-Andahua.
2) Vía Aplao-Chuquibamba-Andahua, donde se une hacia el cañón de Cotahuasi.
3) Vía Yura-Cailloma-Andahua, que se une con el cañón de Suckuytambo (río Apurímac) y Espinar (Cusco).

DETALLES DEL PROYECTO
El proyecto del Valle de los Volcanes nació con la finalidad de incrementar el nivel de ingresos y empleo de la población de los distritos de Andagua, Ayo, Chachas, Chilcaymarca y Orcopampa, generados por actividades vinculadas al turismo, con la visión de liderar proyectos integrales innovadores para crear relaciones justas entre la sociedad, la economía y el ambiente. De esa manera siguen saliendo adelante para promover un Perú sustentable, desarrollando al máximo todo su potencial para incrementar el nivel de aprovechamiento de recursos y potencialidades turísticas de este singular valle, mejorando el acondicionamiento turístico con enfoque de turismo rural sostenible y promoviendo un eco eficiente manejo de recursos ambientales y del entorno.
Cabe resaltar que este emprendimiento es posible gracias a FONDOEMPLEO (Fondo Nacional de Capacitación Laboral y Promoción del Empleo) que financia el proyecto y el GRUPO GEA (Grupo de Emprendedores Ambientales) especialistas en desarrollo sustentable.

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