Solo Para Viajeros

Ämak / Iquitos

Mi opinión

El Ämak Iquitos se encuentra a orillas del río Yanayacu, en una explanada dominada por una maloca central, de techos de yarina y mucha, muchísima comodidad, que hace las veces de salita de estar, comedor, bar, punto de encuentro y socialización. Dieciocho bungalós de dos piezas y una acogedora terraza completan la propuesta. Minimalismo y comodidad, espacios amplios y cabañas bien puestas que intentan invisibilizarse para que el bosque haga lo suyo. En el Ämak la energía es solar y la comida tiene el sello de un chef que emplea muy bien las partituras que ha puesto de moda la espléndida cocina novoamazónica. Descanso a manos llenas y corazón contento.


Wili Reaño para Solo para Viajeros

El Yanayacu es un río de aguas negras, aparentemente plácidas, un tributario del estruendoso Amazonas que carga sin prisa un caudal que  impresiona. He tomado su curso, cincuenta minutos después de haber dejado atrás el puerto de Nanay, en Iquitos, para instalarme por unos días en el ecoalbergue Ämak una novedosa propuesta de turismo de naturaleza, ecofriendly y sencilla, a poquísimos minutos del rey de los ríos, el multiforme y soberano Amazonas.

Los bosques que rodean Iquitos siguen siendo el paraíso, el sueño que convoca a los viajeros del mundo entero.

Iquitos para todos los gustos

Iquitos ha sido y será nuestro principal destino amazónico, qué importa que la ciudad haya sido ganada por la misma explosión demográfica que ha convertido las grandes urbes de este país lleno de contrastes en un pandemónium. O que el turismo de naturaleza -o de aventura in the jungle– se haya trasladado hace buen tiempo al Manu o al Tambopata, en Madre de Dios. 

Eso lo han entendido muy bien los contramaestres del Ämak Iquitos una cadena de alojamientos para familias en búsqueda de experiencias inolvidables, estimulantes, impensadas, bastante lejos de la rutina que imponen los días  grises en las selvas de cemento y control remoto donde vivimos. Para ellos la clave del menú tiene un ingrediente sencillo: proponerle al que eligió sus servicios retornar a las fuentes, en el imaginario del urbanita, ese Edén poblado de aves, animales exóticos, jardines infinitos, pueblos que viven sin prisa en otro tiempo, ese que solo existe en los sueños irrealizables.

En el aeropuerto de Iquitos me esperaba Rodrigo de la Guerra, gerente de Ämak acompañado de una buena parte del staff del lodge que venía a conocer. Con ellos nos dirigimos al Centro de Rescate Amazónico (CREA), en el kilómetro 13,5 de la transitada carretera Iquitos-Nauta, para embriagarnos con el sorprendente trabajo de los investigadores que trabajan con esmero para salvar de la muerte a  decenas de animales que llegan a sus manos; tal vez los más conocidos y carismáticos entre todos los que pueblan este Arca de Noé  amazónico, los manatíes amazónicos, un sirenio de facha y modos inconfundibles.

El Centro de Rescate CREA, el mejor acondicionado de los trece  establecimientos de este tipo que tienen autorización del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre – Serfor para funcionar con todas las de la ley en el departamento más  extenso del Perú, ha liberado (rescatado y rehabilitado, debería decir), veintiocho manatíes desde su fundación. Estos animalitos de Dios están siendo acorralados por la caza furtiva que ha puesto en jaque a la especie y por la trágica contaminación por mercurio que azota los cursos de agua de casi toda la Amazonía. Aquí, después de recibirlos en pésimas condiciones, los cuidan con esmero hasta que alcanzan los casi tres metros y  450 kilos necesarios para nuevamente ganar la libertad.

Los manatíes fueron cazados hasta la saciedad en los tiempos innombrables del caucho, su piel dura e impermeable hasta el exceso era utilizada para elaborar las fajas de los motores que utilizaban los transportistas. Una verdadera calamidad.

Llegamos a nuestro refugio saturados de alegría, entusiasmados hasta la saciedad con lo mucho que habíamos visto y aprendido  en CREA. Si me hubieran tomado una foto con las botas de jebe que me proporcionaron los amigos de Ämak a poco de instalarme en la maloca principal del albergue, en Instagram o en Facebook hubieran creído que venía de grabar para Nat Geo o Discovery Chanel en alguna selva del Congo. Pero no, la única selva que me había contenido y dado tanto en tan pocas horas era la del Amazonas y su simpático tributario, el Yanayacu.

Comodidad y confort en medio de la selva, un lujo…

Dioses y hombres de la Amazonía

Una vez instalados en nuestro cómodo búngalo nos pusimos a las órdenes de los guías de Amak, todos muy gentiles, todos expertos en entender la parsimonia y las reticencias de los viajeros que venimos de la costa. Le tomamos la palabra y con las mismas fuimos a conocer, en canoa y a toda prisa, algunos de los rincones que nos ofrecía al caer la tarde el generoso Yanayacu. Pasamos cerca al casco de un navío abandonado a su suerte  y después de haber gozado hasta la saciedad con las imágenes de los árboles reflejados en el río-espejo tomamos un caño -un sendero de agua en medio de bosque inundado- que nos transportó a un retazo del bosque amazónico poblado de gigantes. “Miren, advierte Gelver, nuestro guía, esas son las lupunas, aquí las llamamos ceibos, los árboles más grandes de nuestra selva”. 

Maravilloso espectáculo el que nos regalaron estos sobrevivientes de otros tiempos, solitarios habitantes de un planeta que hemos devastado  sin cuartel, a la mala…Lupunas, capironas, shihuahuacos. El vergel del bosque amazónico a unos cuantos minutos  de navegación y calma…

Abuelos del bosqueguardianes de la naturaleza que rodea el Ämak Iquitos.

Sin habérnoslo propuesto, y ya en las proximidades del Amak, los pasajeros de esa primera incursión a éste Edén loretano decidimos lanzarnos al río para terminar la dicha.

Dormir en el paraíso

El Ámak Iquitos se encuentra a orillas del Yanayacu, en una explanada dominada por una maloca central, de techos de yarina y mucha, muchísima comodidad, que hace las veces de salita de estar, comedor, bar, punto de encuentro y socialización. Dieciocho bungalós de dos piezas y una acogedora terraza  completan la propuesta. Minimalismo y comodidad, espacios amplios y cabañas bien puestas que intentan invisibilizarse para que el bosque haga lo suyo. En el Ämak la energía es solar y la comida tiene el sello de un chef que emplea muy bien las partituras que ha puesto de moda la espléndida  cocina novoamazónica. Descanso a manos llenas y corazón contento.

Cómodos búngalos en un claro del bosque que baña el Yanayacu, como muchos de los cauces amazónicos un río de aguas negras.

El segundo día de nuestra estancia en el Ämak Iquitos tuvo de todo: una visita a una comunidad yagua para conocer la vida de un pueblo antiguo, respetuoso del cosmos amazónico que estábamos recorriendo, un largo paseo en lancha por el Amazonas, nuevos y mejores  chapuzones en estos cursos de agua límpidos y acogedores y al final, un desembarco afortunado en la isla de los Monos… o mejor dicho en el Centro de Rescate Isla de los Monos, el sueño hecho realidad de Gilberto Reátegui, un hombre común, un charapa que decidió un día cualquiera pasar el resto de su vida cuidando monos. Así de sencillo.

La Isla de los Monos, a treinta minutos en bote del Ämak Iquitos, es un destello del mundo que debemos construir, un refugio de vida silvestre poblado por monos de todos los talantes. Por allí alguien soltó la cifra: veintidós especies de primates amazónicos y más de 200 individuos dando vueltas por todas partes. ¿Es posible tanta explosión de naturaleza en una playa rodeada de árboles y más árboles?  No importa la exactitud del dato, lo cierto es que en esta “isla” de 450 hectáreas el visitante -usted, seguramente- se puede tomar todo el tiempo que tiene para interactuar a placer con los monos más representativos de la selva peruana. Y si se le antoja, quedarse unos días, como voluntario, a cuidarlos con el mismo esmero que don Gilberto mima a sus hijos adoptivos.

Huapos, choros, monos ardilla. Los primates del bosque llenando el trópico y de alegría y diversión a raudales…

Contribuyendo a cuidar la vida silvestre de unos bosques que se van recuperando

Cuánto placer…

En las selvas de Iquitos

El turismo de naturaleza sigue estando de moda en la Amazonía del norte. Si en las selvas de Madre de Dios la fauna tropical se encuentra entre el follaje o el dosel, en Iquitos y sus  ríos próximos, el visitante puede tomar contacto con monos de todos los pelambres, felinos, anfibios, reptiles o  grandes reptiles, mamíferos acuáticos y aves multicolores, en los centros de rescate que han empezado a aparecer por todos lados. Perfecto, que se vuelva una moda: siempre y cuando todos, los amantes de los animales, los visitantes y el Estado asumas sus responsabilidades y prevalezca el respeto a la normatividad  y las leyes vigentes.

Devuelta en el hotel, acalladas las emociones, pero no el sonido inconcebible de la selva, nos dedicamos al buon mangiare en la maloca principal del ecolodge. No lo he mencionado como debía: la cocina del Ämak le rinde tributo a la maravillosa cocina regional, esa que ha convencido a chefs de la talla de Pedro Miguel Schiaffino o Elia García a dedicar el resto de sus días a festejarla. La explosión de sabores no tiene como describirse en este alojamiento cuya propuesta de turismo naturaleza con muchísima responsabilidad social conmueve a todos los que visitas sus instalaciones.

Cocina regional de la más alta calidad y respeto por los insumos de la selva…

(Me excedí de nuevo. Gajes del oficio. Termino diciendo que la propuesta que han puesto a rodar los impulsores del Ämak tiene sentido. Construir un sueño, en medio del bosque, salvando lo que otros no respetaron y los hijos nuestros, esos chiquilines que van a gozar como locos en el albergue del Yanayacu, van a cuidar con esmero para que la lujuria amazónica sobreviva por los siglos de los siglos…

Buen viaje…

(Aproveché el descanso de mis compañeros de ruta para salir a caminar, de noche y con una linterna en la mano, por los senderos establecidos para ingresar a la selva que rodea el alojamiento y admirar la vida nocturna que vibra en el bosque. Mi guía, como en el resto del día, fue el intérprete que necesitaba para apreciar a naturaleza silvestre de esta porción de la Amazonía muestra).

Gozando la selva con nocturnidad y ganas de volver…


Amak Iquitos
Programas y excursiones diseñados para conectarte con nuestra selva amazónica
Caserío Las Palmeras Fundo Naranjal
Santa Clara, Iquitos-Perú
Ecolodge ubicado a una hora del puerto de Bellavista Nanay en Iquitos. Ofrece una experiencia auténtica en la selva desde la estadía en cabañas típicas y ecológicas iluminadas con paneles solares, la visita a los centros de rescate de flora y fauna amazónica, observación del delfín rosado, visita a los Yaguas, hasta una experiencia sensorial gastronómica, que permitirá conocer y disfrutar de la riqueza local única del Amazonas. Ämak Iquitos propone a sus huéspedes una experiencia de conexión con la naturaleza, de conciencia con la conservación, de compromiso ecológico y de sostenibilidad para las comunidades.
https://www.amakperu.com
(+51) 954 716  511
+51 928 682 177
+51 940 791 858

Descanso y relajo en una Amazonía intacta y bien cuidada…
Ämak Iquitos… lo máximo

Si quieres que visite el servicio que prestas en este destino (o cerca de él)  porque es de calidad y toda confianza o tienes interés en darnos algún dato que no hayamos considerado escríbeme a conwilireano@gmail.com

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