Mi opinión
El Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) cumple cinco años de labor en la Amazonía sur del Perú. Su función principal es brindar, desde la evidencia científica, aportes para la recuperación de los bosques de Madre de Dios que permitan impulsar políticas públicas adecuadas en temas de reforestación, formalización minera, educación y prevención. Su director, el biólogo César Ascorra, asegura que es el momento de que Madre de Dios se convierta en un ejemplo de éxito.
El Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) cumple cinco años de labor en la Amazonía sur del Perú. Su función principal es brindar, desde la evidencia científica, aportes para la recuperación de los bosques de Madre de Dios que permitan impulsar políticas públicas adecuadas en temas de reforestación, formalización minera, educación y prevención. Su director, el biólogo César Ascorra, asegura que es el momento de que Madre de Dios se convierta en un ejemplo de éxito.
“Es una herida tan grande, de cinco kilómetros de ancho y más de 20 kilómetros de largo, que la regeneración natural tomaría mucho tiempo para cicatrizarla. El concepto es similar a la herida de una persona. Si es pequeña, cicatriza sola, pero si es grande necesita puntos de cirugía. Y eso es lo que hacemos. Nos encargamos de las suturas porque la herida es muy grande”. El director del Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA), César Ascorra, explica así cuál es el principal trabajo que ejecutan en la región Madre de Dios para contribuir a la recuperación de los bosques que han sido degradados por la minería y la tala indiscriminada y desordenada. Se trata de diseñar intervenciones exitosas que logren, en cierto modo, que en esas áreas vuelva a surgir la vida, que aparezca “algo lo más parecido a un bosque para cerrar la herida”.
Tras cinco años de trabajo, él y todo un equipo de especialistas en biología, ecología y otras disciplinas cuentan con resultados positivos que invitan a la esperanza y señalan el camino
– ¿La Pampa volverá a ser verde? ¿Se podrá recuperar esa y otras áreas al 100%?
Recuperar es posible, pero siempre es mejor prevenir que reparar. La recuperación que promovemos no va ser un bosque, porque al bosque le tomó miles de años convertirse en eso. Si nosotros queremos hacer algo en cinco o quince años está claro que no va ser un bosque, decir eso no sería honesto. Va a ser algo análogo, algo que funciona como bosque, que está tratando de hacer los mismos servicios ecosistémicos que da el bosque como fijar suelo, protegerse de la erosión, generar microclimas, regular el ciclo hidrológico, atraer biodiversidad, polinizadores… Es un espacio que empieza a hacer las funciones de un bosque, pero no va ser igual.
Luego de que algunas zonas fueran, años atrás, abandonadas por los mineros, ahora se constata la fuerza intrínseca y la resiliencia que tiene la naturaleza. Ahora bien, se necesita ayudarla. “Cuando se crea una playa porque el río va dejando arena, ahí no hay nada. Sin embargo, con el paso de los años se va formando un bosque. Si existe la fuente de semillas y las condiciones necesarias, el bosque se puede regenerar. Los biólogos que hemos estudiado regeneración natural sabemos que desde el borde del bosque las semillas pueden moverse hasta 140 metros gracias a dispersores como las aves y los murciélagos o pequeños roedores que mueven las semillas de un lado para otro, estos incluso pueden moverla hasta 200 metros”, explica el director de CINCIA.
Acompañamiento y asesoramiento al minero
Desde CINCIA no solo se apuesta por la investigación y la reforestación, sino que otra parte importante de su labor se centra en la formación en diferentes niveles. Desde iniciativas de educación ambiental hasta el acompañamiento a aquellos concesionarios mineros que tienen voluntad y predisposición por trabajar de forma ordenada, que quieren que el impacto a los ecosistemas sea el menor posible. Apostar por ellos es, defiende Ascorra, la clave para que la minería continúe aportando a la economía de la región sin devastar el medio natural.
“Esos mineros sí, existen. Ya hay varios ejemplos de ellos y, de hecho, les estamos certificando y reconociendo”, afirma. Cuenta que la minería trabajada de forma consciente lo hace por capas. Es decir, va ahondando en la tierra de forma ordenada, planificada. “En estos casos se trabaja con maquinaria pesada. Primero retiran el material orgánico, y lo juntan por capas; luego extraen el mineral y, por último, con esa misma maquinaria, lo reordenan dando lugar a una superficie plana donde es posible la agricultura, la agroforestería y determinadas plantaciones. En estos casos sí se logra recuperar algo más parecido a un bosque, ahí es más notorio porque todo ha sido previamente estudiado y planeado”, expone el biólogo.
El especialista, con amplia trayectoria de trabajo en la región, defiende que la promoción de prácticas limpias y la formalización es la única manera de que Madre de Dios salga, de una vez por todas, de la devastación y la situación a la que le ha llevado la minería ilegal y desordenada. Y también pide mirar más allá.
– Se constata como la problemática minera no solo está en La Pampa, pues existen reportes de otras zonas donde pareciera que el fenómeno recién se inicia. ¿Cómo prevenir?
Primero hay que preguntarse dónde está el origen. El oro de Madre de Dios termina blanqueado y sale por el Perú por las vías oficiales. Entonces, no solo hay que mirar Madre de Dios, Cajamarca o Nanay. Por supuesto, hay que trabajar a esos niveles promoviendo desarrollo alternativo como prácticas limpias y la formalización para que las cosas sean como la ley manda, generando empresa local que contribuya al producto bruto interno distrital, provincial y regional. Pero también hay que ver qué está impidiendo que esto se dé, los canales que hacen que el oro obtenido de forma no correcta salga de forma correcta de Perú y llegue al hemisferio norte donde se genera una demanda artificial de oro, que no es para joyas, dentaduras o computadoras, sino para guardar en los bancos. Este es el origen de lo que está pasando no solo en Madre de Dios o en el Perú sino también en Colombia, Guyana, Surinam, Ecuador, Bolivia, Brasil, el Congo y en el sur este asiático. Ahí esta la fuente del problema. Si regulas la demanda baja la oferta. Entonces el minero artesanal, al que le gusta hacer minería porque su padre fue minero y es lo que sabe hacer, va continuar con esta actividad, pero no una masa de gente que está atraída por una fuerte demanda con un alto precio. Si se quiere prevenir hay que trabajar también sobre la demanda.
Más allá del medio ambiente: hablamos de salud
El daño medioambiental, el que se ve desde el avión o desde las imágenes satelitales, es lo visible. Sin embargo, lo invisible es la afectación a la salud que las actividades extractivas generan a la población local. Una población que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera se beneficia en nada. El dato es doloroso: se estima que la minería ilegal ha vertido a los ríos de Madre de Dios 185 toneladas de mercurio en los últimos años. Mercurio que termina en el organismo de los animales, especialmente en los peces y, de ahí, termina constatándose en las personas.
Es el enemigo invisible que ingresa silenciosamente, especialmente en las comunidades nativas, aunque estén alejadas. “Los humanos que más comen mercurio son los indígenas, pues su dieta se basa fuertemente en el consumo de pescado. Hay nueve pueblos indígenas en Madre de Dios. Algunos de ellos, especialmente el pueblo Matsigenka, está a 500 km del área minera. Ellos no conocen ni al oro, ni al minero, ni el mercurio, pero, sin embargo, tienen altos niveles de mercurio en sus cuerpos, sobre todo niños con casos de enfermedades que son típicas de síndrome de contaminación crónica por mercurio”, explica el biólogo refiriéndose a los resultados de mercurio en cabello efectuados.
Es la cara más dolorosa, la que hay que conocer para promover, desde ahí, el cambio. ¿Dónde se halla el mercurio y en qué niveles? ¿cuál es la calidad del suelo y el agua? ¿qué plantas tienen mayor capacidad de sobrevivir al ser plantadas en áreas degradadas? ¿cómo trabajar minería de forma más responsable y eco-amigable? Y en definitiva, ¿cómo debe planificarse y abordarse la recuperación? Estas y otras cuestiones se investigan para hallar respuestas y para que Madre de Dios se convierta de un ejemplo negativo “de lo que no debería pasar”, a mostrar a la Amazonía cómo actuar para sobreponerse a los problemas socioambientales.
“Los mineros conscientes y formales saben que pueden trabajar sin mercurio y están promoviendo en la Federación Minera las mesas gravimétricas. Los mineros están apostando por la formalización y nadie quiere que le llamen ilegal. Muchos están tratando de hacer las cosas bien, los que trabajan con nosotros son un ejemplo de ello”, asegura el director de CINCIA “entonces Madre de Dios ha sido un ejemplo de lo que no debe pasar, pero también un modelo de lo que se puede y se debe hacer para remediar y prevenir”.