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De la montaña a la acción: El caso de Mountain Protectors en Cordillera Blanca

Mi opinión

La respuesta ciudadana a los graves problemas que los cambios en el clima y en el ambiente global están produciendo en nuestras vidas y en el devenir de la naturaleza que nos rodea debe ser inmediata y contundente, no nos queda la menor duda, esa certeza es la que acompaña nuestro andar y el de nuestros colaboradores. Stefano Cárdenas, joven investigador de la Universidad Científica del Sur y asociado al team Viajeros desde hace un buen tiempo, nos envía este reportaje sobre el trabajo y las motivaciones del colectivo ciudadano Mountain Protectors que desde la ciudad de Huaraz viene desarrollando importantes iniciativas de protección y adecuada gestión de las montañas de la Cordillera Blanca, la asociación de picos nevados que le dan vida al Parque Nacional Huascarán, el área natural protegida que hace unos días cumplió 50 años de haber sido establecido. Y lo están haciendo siguiendo las huellas y la épica del andinista peruano Víctor Rímac, quien como hemos comentado en esta plataforma es nuestro deportista con más ochomiles en su trayectoria y un terco defensor de las cordilleras de nuestro país. Buenísimo, se trata de eso, de que más peruanos y peruanas, jóvenes, sobre todo, se agrupen para dar la batalla que se necesita en la tarea común de construir un futuro a la medida de nuestros sueños. Stefano está viajando en estos días al Cusco para seguir aportando su talento en el cuidado de los osos de anteojos del Santuario Histórico de Machupicchu, otro paisaje del Perú en riesgo que empieza a ser cuidado por entusiastas jóvenes como él y como los que se han dado cita en Mountain Protectors. Desde esta esquinita del ciberespacio les hacemos llegar nuestra complacencia y agradecimientos, sí se puede, #OtroMundoesPosible.


Por Stefano Cárdenas, especial para Solo para Viajeros. Fotos de Gabriel Herrera.

En las vertiginosas alturas de la Cordillera Blanca, donde el silencio se entrelaza con el crujir de los glaciares y el viento modela antiguos caminos, ha emergido una organización nacida del territorio y para el territorio. Mountain Protectors es el resultado de una vivencia personal, de una urgencia compartida y de una generación que decidió no permanecer indiferente ante el retroceso de sus montañas.

Su fundador, Víctor Rímac —guía oficial de montaña y defensor incansable de los ecosistemas altoandinos— concibió este movimiento tras un episodio crítico que marcó un antes y un después en su vida: los incendios forestales que asolaron el Parque Nacional Huascarán en 2024. Frente al colapso de uno de los últimos refugios de hielo del país, Rímac movilizó a jóvenes, montañistas, investigadores y comunidades, creando una red afectiva, territorial y dispuesta a actuar.

Víctor Rímac ha conquistado 10 de las 14 montañas más altas del planeta como parte de su proyecto personal “Los 14 Ochomiles”. Es además Guardaparque Honorario del Parque Nacional Huascarán y promotor de iniciativas ambientales como la VR Foundation y Mountain Protectors. Foto archivo personal Víctor Rímac.

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En esta crónica conversamos con parte del equipo que hoy da vida a esta joven organización de base comunitaria. Nos reciben tres de sus integrantes: Lorena Lazo, Stephanie Wong y Amelia Oyola, jóvenes comprometidas con la defensa de los ecosistemas altoandinos, quienes junto a Rímac —voz articuladora del colectivo— han dado forma a una propuesta de conservación donde la montaña deja de ser un paisaje distante para convertirse en un espacio vivo de resistencia y aprendizaje.

Mountain Protectors no responde a un modelo institucional convencional. Se trata de una iniciativa profundamente enraizada en la experiencia vivencial de sus miembros, en su amor por las cumbres, y en la certeza de que el cambio climático ya está dejando huellas visibles: en el retroceso glaciar, en la degradación de los bofedales, en la reducción de caudales y en la vida cotidiana de las comunidades que habitan estas alturas.

A través de campañas de limpieza en quebradas, talleres de educación ambiental y trabajo directo con poblaciones rurales, este colectivo ha logrado poner en marcha una propuesta de conservación fundamentada en el respeto, el conocimiento compartido y la acción ciudadana.

Esta nota recorre el origen de la organización, sus desafíos, sus logros y, sobre todo, la visión de un grupo de jóvenes que ha decidido organizarse para custodiar las últimas reservas de hielo en los Andes peruanos. Desde el testimonio íntimo hasta la estrategia territorial, desde la pedagogía intercultural hasta la articulación con entidades científicas, el relato de Mountain Protectors nos recuerda que aún es posible defender la montaña desde la esperanza, la participación y la pasión por lo esencial.

Nuestra mágica Cordillera Blanca es considerada la cadena montañosa tropical más alta del planeta, presenta el mayor número de glaciares -755 en una extensión de 527 Km2- y tambien la mayor altitud de las veinte cordilleras que conforman la sección peruana de la Cordillera de los Andes. El 95 % de la Cordillera Blanca se encuentra dentro de los límites de Parque Nacional Huascarán (PNH) y sufre uno de los impactos más evidentes y severos del Cambio Climático. Foto Gabriel Herrera/Viajeros.

Una visión nacida de la montaña

Mountain Protectors nace de una profunda conexión con el territorio y una comprensión integral de la crisis climática. En una región donde los glaciares retroceden a razón de varios metros por año, donde los bofedales se degradan y las fuentes hídricas disminuyen su caudal, esta organización propone un enfoque de conservación que articula ciencia ciudadana, educación ambiental y acción comunitaria.

La visión de la organización va más allá del monitoreo técnico. Si bien no realizan mediciones glaciológicas directas —responsabilidad que recae en entidades como el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y de Ecosistemas de Montañas (INAIGEM— su labor se basa en traducir esa información científica en acciones concretas: limpieza de quebradas, prevención de riesgos en comunidades vulnerables y procesos educativos de alto impacto.

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“Nuestro sueño es que los glaciares sean comprendidos y protegidos desde todos los saberes: el académico, el ancestral, el cotidiano. La montaña no necesita ser salvada por expertos, sino amada por todos”, comentan las representantes de Mountain Protectors.

“Muchas veces creemos que hacer cumbre es llegar a la zona más alta, para mí lograr una cumbre es disfrutar de nuestra visita a la montaña y regresar a casa con los nuestros”, Víctor Rímac
Voluntariado ambiental: Mountain Protectors organiza jornadas de limpieza en montañas, lagunas y rutas de trekking. Protege la naturaleza, educa y promueve el turismo responsable en los Andes.

Conservación con rostro humano

La primera gran intervención de Mountain Protectors tuvo lugar en la quebrada Los Olivos y Monterrey, en el corazón de la Cordillera Blanca. Con la participación de voluntarios locales, recolectaron más de 280 kilos de residuos. La cifra, aunque impactante, es solo un símbolo: detrás de cada costal de basura hay un mensaje de regeneración, de dignidad y de reencuentro con el paisaje.

Una segunda jornada planificada en la quebrada Llaca fue reprogramada por causas de fuerza mayor: un alud, expresión directa del deshielo acelerado y del desbalance climático que afecta la estabilidad de los suelos en la zona. Para los miembros de Mountain Protectors, estos eventos no son solo advertencias: son llamados urgentes a fortalecer la resiliencia comunitaria.

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En paralelo, la organización ha diseñado un modelo de educación ambiental basado en el marketing social, la pedagogía intercultural y el diálogo de saberes. Talleres con niños, estudiantes y pobladores rurales han permitido tejer puentes entre el conocimiento académico y el conocimiento local. En cada encuentro se habla de agua, de clima, de cambio, pero también de memoria y futuro.

Territorio, crisis y respuesta

La cordillera Blanca es el escenario de una transformación silenciosa pero devastadora. Según datos del INAIGEM, los glaciares del Perú han perdido más del 50% de su cobertura desde la segunda mitad del siglo XX. Esta desglaciación impacta directamente en la disponibilidad hídrica, en la biodiversidad altoandina y en la estabilidad de las poblaciones rurales.

Leído en la web de Mountain Protectors: «Nacimos del amor por la montaña ⛰️ y de la urgencia de cuidarla. Somos voluntarios, soñamos con un país que valore y proteja sus cumbres. Tú también puedes ser parte de esto . Estamos con ellos…

Para Mountain Protectors, esta realidad no puede abordarse con soluciones verticales ni desconectadas del territorio. Por ello, su enfoque pone en el centro a las comunidades. No se trata únicamente de incluirlas en actividades de conservación, sino de reconocerlas como protagonistas y guardianas del paisaje. Desde la siembra de queñuales hasta la prevención de incendios, todo se planifica con las personas, no sobre ellas.

“Las comunidades tienen una sabiduría que no puede ser ignorada. Si hablamos de conservación, hablamos también de justicia territorial”, afirma Rímac, quien ha crecido entre campesinos, glaciares y trochas invisibles para el mapa turístico, pero esenciales para la vida.

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Mirando hacia adelante

Aunque su estructura es aún modesta y su financiamiento limitado, Mountain Protectors se perfila como una de las organizaciones con mayor potencial para impulsar un nuevo paradigma de conservación en el país: uno descentralizado, joven, territorial y participativo.

En el horizonte inmediato, tienen planificadas nuevas campañas de limpieza y talleres educativos, así como el fortalecimiento de alianzas con  ONGs como Chasing Glaciers y centros de investigación nacionales e internacionales. Su meta de largo plazo es ambiciosa pero concreta: constituir una red nacional de guardianes de montaña, capaces de articular ciencia, acción y cultura.

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A través de campañas de limpieza en quebradas, talleres de educación ambiental y trabajo directo con poblaciones rurales, este Mountain Protectors hapuesto en marcha una propuesta de conservación fundamentada en el respeto, el conocimiento compartido y la acción ciudadana.

Frente a un mundo que avanza con velocidad hacia el colapso ecológico, iniciativas como esta ofrecen una bocanada de aire fresco. Mountain Protectors no vende promesas ni grandes titulares: ofrece manos, mochilas, senderos limpios y un amor radical por la tierra.

“Nuestro compromiso es con la vida. Con cada paso que damos, decimos que aún hay tiempo. Que las montañas, si las cuidamos juntos, seguirán contando su historia de hielo, agua y resistencia”.

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